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Peligro en México: el estremecedor expediente sobre la desaparición y muerte de colombianas en ese país

SEMANA revela el estremecedor expediente sobre la desaparición de más de 60 colombianas en ese país. Las mafias del narcotráfico las engañan con promesas de empleo y luego las esclavizan sexualmente, las desaparecen o las matan.

2 de octubre de 2021

Así como México es un país de grandes oportunidades, se ha venido convirtiendo poco a poco en un trágico destino para centenares de mujeres que viajan desde Colombia en busca del sueño mexicano y terminan atrapadas en peligrosas redes de trata de personas al servicio de sanguinarias mafias del narcotráfico. De los 107 colombianos reportados como desaparecidos en ese país, más del 60 por ciento son mujeres. Asimismo, de los 416 asesinatos de colombianos ocurridos en México, 126 han tenido que ver con trata de personas en los últimos siete años.

 La mayoría de las víctimas llegan a territorio azteca procedentes principalmente de Antioquia, Bogotá, Quindío, Risaralda y Tolima.
La mayoría de las víctimas llegan a territorio azteca procedentes principalmente de Antioquia, Bogotá, Quindío, Risaralda y Tolima. | Foto: getty images

SEMANA conoció en exclusiva el dosier de la representación diplomática del Gobierno de Iván Duque en el Distrito Federal (D. F.), y las recientes movidas que se adelantan ante las autoridades de ese país para evitar que las investigaciones queden en la impunidad, como ha ocurrido hasta ahora. En todos los casos denunciados, hay elementos comunes: propuestas laborales con salarios altos, facilidad a la hora de obtener los documentos para viajar, engaño sobre la actividad que debe realizar, retención de los documentos de viaje, coacción, amenazas, violencia física y psicológica, esclavitud sexual, restricción absoluta de la libertad y unas “condiciones laborales” indignantes. Por si fuera poco, cada mujer víctima que aterriza en México adquiere de entrada una deuda de unos 120.000 pesos mexicanos, es decir, 22 millones de pesos colombianos.

La mayoría de las víctimas llegan a territorio azteca procedentes principalmente de Antioquia, Bogotá, Quindío, Risaralda y Tolima, y las desapariciones de las colombianas ocurrieron sobre todo en Ciudad de México, el estado de México y Nuevo León. Otras mujeres aparecieron muertas en extrañas circunstancias. La Justicia mexicana poco o nada se ha interesado por esclarecer estos casos, y detrás hay intimidaciones, amenazas y sobornos. El país hasta ahora empieza a conocer la magnitud de esta tragedia.

En esta denuncia periodística se mantiene bajo reserva la identidad de las víctimas y sus familias debido al grave riesgo que significa su exposición ante la opinión pública. Algunas de las víctimas fueron contactadas en el parque de la 93 en Bogotá, y en el parque Lleras de Medellín, y les adelantaron dinero para hacerles creer que tenían un contrato real. Las colombianas terminaron en Nayarit, Puerto Vallarta, Acapulco, Los Cabos en Baja California, y Cancún.

Las historias son dramáticas. Una joven de 23 años, procedente de Anserma (Caldas), le contó al consulado colombiano que, antes de llegar a México, entabló una relación sentimental con un hombre al que conoció a través de Facebook, y quien la hizo viajar al DF prometiéndole que le presentaría a la familia. Sin embargo, al llegar, fue trasladada a la ciudad de Villahermosa, en Tabasco, ubicada a ocho horas en un viaje por tierra al sur del país.

“Asegura que días después su pareja le indicó que iba a trabajar prestando servicios sexuales, por lo que ella le refirió que por qué le hacía eso. Señala que salía a altas horas de la noche de la casa de su suegra, bien arreglada, que el hermano del ciudadano mexicano la trasladaba en un vehículo a hoteles para prestar los servicios”, se lee en una de las carpetas del consulado, a las que SEMANA tuvo acceso.

La víctima aseguró que toda la familia de su pareja era cómplice y que su explotador sexual cobraba 1.500 pesos mexicanos por cada servicio y no le daban “absolutamente nada” de ese dinero. En un mes la mujer pagó 100.000 pesos mexicanos de los 120.000 que debía, lo cual indica que se pudo haber acostado con por lo menos 66 hombres en apenas 30 días.

En su denuncia, la mujer reveló que sufrió agresiones físicas del hombre que la llevó a México, quien le propinó “patadas en el abdomen” y golpes en todo el cuerpo. En su expediente están adjuntas las imágenes de las agresiones y los hematomas. De hecho, mientras estaba resguardada en una estación migratoria de Guadalajara, un médico del Instituto Nacional de Migración alertó en un certificado que la colombiana estaba secuestrada y sometida, además, a ayunos prolongados. Se veía desnutrida, en shock psicológico y con taquicardia.

 En los casos denunciados hay elementos comunes: engaño sobre la actividad que debe realizar, retención de los documentos, coacción, amenazas, violencia física y psicológica, esclavitud sexual, restricción de la libertad.
En los casos denunciados hay elementos comunes: engaño sobre la actividad que debe realizar, retención de los documentos, coacción, amenazas, violencia física y psicológica, esclavitud sexual, restricción de la libertad. | Foto: getty images

Atrapadas en un infierno

Relatos como estos se cuentan por decenas, así como los casos de mujeres colombianas desaparecidas y muertas. El cónsul de Colombia en Ciudad de México, Luis Oswaldo Parada Prieto, ha emprendido una batalla para evitar que las denuncias, algunas de las cuales datan de 2009, sigan en el olvido y en total impunidad. De hecho, el 13 de abril de este año, Parada le envió una carta a la Fiscalía de México pidiéndole avances en las investigaciones de 30 personas desaparecidas en ese país, entre ellas ocho mujeres. Algunas de ellas, según las investigaciones, han terminado en Asia. Otras han caído en las garras de mafias israelíes.

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Y varias desaparecieron en cualquier rancho mexicano controlado por capos del narcotráfico y sus escoltas. Se tiene conocimiento, también, sobre algunas mujeres reportadas como desaparecidas que podrían estar protegidas como testigos en grandes casos contra narcos mexicanos en Estados Unidos. En Colombia se ha detectado cada vez más la presencia de mexicanos vinculados a los narcos. “El cartel de Jalisco Nueva Generación, Tijuana y otros emergentes están participando en Putumayo, Cauca y Nariño, donde se han encontrado a muchos mexicanos haciendo ecoturismo en lugares que no son tradicionalmente sitios de turismo en Colombia”, dijo el cónsul Parada.

Hay un caso particular de tres colombianas reportadas como desaparecidas en el estado de Nuevo León que ha llamado la atención. Según el informe del consulado, “Por información de las familias las mismas les manifestaron que estarían en vacaciones en dicho estado, sin embargo, perdieron la comunicación con las ciudadanas. Las investigaciones iniciadas por las autoridades mexicanas no han resuelto de fondo el asunto, manejan hipótesis relacionadas con delincuencia organizada concretamente con el conocido Señor de los Cielos”.

Se trata de la estructura criminal que dejó el narcotraficante Amado Carrillo, líder del cartel de Juárez, aliado de Pablo Escobar, quien murió en 1997 en medio de una larga cirugía estética que se prolongó por ocho horas. Su hijo heredó el imperio criminal. “Estas mujeres fueron reclutadas en Medellín y las vieron con el hijo del Señor de los Cielos, las estamos tratando de localizar”, dijo el cónsul Parada.

Él se ha convertido en un ángel de la guarda para las víctimas colombianas por mandato del Gobierno Duque. Hoy lucha contra la impunidad que rodea estos casos y con las amenazas de muerte que le llegan cada vez que intenta hacer gestiones para rescatar a alguna colombiana. Parada advierte que las mujeres son abordadas con contratos falsos de modelaje y publicidad. “Aterrizan en ranchos y quedan a disposición del jefe de un cartel. Luego terminan desaparecidas y enterradas en el desierto. Les pintan un sueño mexicano que no existe”, le dijo el diplomático a SEMANA, quien señaló que algunas de ellas son buscadas incluso en fosas comunes. Parada se quejó por el poco interés de la Justicia mexicana en estas atrocidades.

iván duquePresidente de la república
iván duquePresidente de la república | Foto: juan carlos sierra-semana

Casi siempre las investigaciones terminan archivadas o en el olvido. Solo quedan los testimonios y el dolor de los familiares. “Escasamente, las familias denuncian desde Colombia y dicen: mi hija viajó a México a cumplir con un contrato, pero no tenemos mayores datos de quién la contrató”, relató el cónsul.

En el dosier de las mujeres colombianas víctimas hay historias desgarradoras. “El cuerpo fue encontrado en la calle al ser lanzado de un edificio. Posteriormente fue identificado y correspondió al de una ciudadana quien se encontraba en México trabajando como modelo para una agencia que la había contratado estando en Colombia”, se lee en uno de los reportes, en el cual también se asegura que se trató de un suicidio, tras una corta e insuficiente indagación de las autoridades mexicanas. Las irregularidades fueron notorias. Por ejemplo, los videos de las cámaras de seguridad del edificio en la exclusiva zona de Polanco no aparecieron. Extrañamente, nadie la vio entrar ni salir. Nunca se indagó realmente en qué apartamento se encontraba. Su familia y el informe de Medicina Legal mostraron indicios serios de que se trató de un asesinato.

El dosier incluye la historia de otra colombiana que murió en manos de estas bandas. “El cuerpo fue hallado por la trabajadora doméstica que prestaba los servicios a la ciudadana. Al ingresar al apartamento la halló sin signos de vida, con signos de violencia, por lo cual solicitó el apoyo de la seguridad del edificio”. La Cruz Roja certificó la muerte.

El propio cónsul se lamenta de cómo algunos mexicanos justifican las muertes y las desapariciones por el simple hecho de que algunas de ellas tenían el oficio de ser escorts o prostitutas.

“Ciudadana víctima del delito de trata de personas. Fue contactada cuando se encontraba en Medellín ofreciéndole un trabajo para prestar servicios sexuales en territorio mexicano con amplio margen de ganancia (...) al empezar el servicio es obligada y no puede escoger los clientes, tiene que adaptarse a lo requerido, como sostener la relación sexual sin el uso de preservativos. Cuando se niega empieza a recibir amenazas de muerte en su contra y contra su familia, por lo que se logra contactar con su país a través de audios en los cuales se despide”, dice uno de los reportes.

marta lucía ramírez Vicepresidenta de la república
marta lucía ramírez Vicepresidenta de la república | Foto: Felipe Castaño/ Vicepresidencia de la República

Otra historia hace referencia a una mujer del Meta, de más de 30 años. “Estilista de profesión recibe propuesta de trabajo en un salón de belleza en el estado de Michoacán, una vez llega es explotada, obligada a trabajar más de 12 horas continuas sin recibir alimento alguno ni pago por su trabajo. Es despojada de sus documentos, amenazada, además de tener restringida su comunicación y libre circulación”.

Hay casos de colombianas que han llegado a México engañadas y que viajaron con sus hijos o, en medio de su tragedia, terminaron dando a luz en ese país producto de las violaciones en los secuestros. “La ciudadana a través de redes sociales establece contacto con un ciudadano mexicano. Decide trasladarse a México junto con su hija menor, una vez arriba se da cuenta de que lo prometido no era real, siendo despojada de sus documentos y dinero (...) Fue violada por dicha persona y quedó en embarazo. Durante el tiempo que estuvo restringida en su libertad, el sujeto la obligaba a sostener relaciones sexuales y grababa los encuentros subiendo videos y fotos a redes sociales”, se lee en los reportes.

Mujeres de apenas 18 años de edad han terminado siendo víctimas mortales. “El consulado se entera de que fueron encontrados ciudadanos asesinados con señales de tortura, ejecutados con arma de fuego, se establece comunicación con la Fiscalía en Ciudad de México que se encontró un pasaporte junto a uno de los cuerpos de una ciudadana colombiana cuya edad técnica es de 18 años. La ciudadana se desempeñaba como modelo en territorio mexicano”.

Colombia, por medio de su consulado en México, ha emprendido una batalla para evitar que las denuncias, algunas de las cuales datan de 2009, sigan en el olvido y en total impunidad.
Colombia, por medio de su consulado en México, ha emprendido una batalla para evitar que las denuncias, algunas de las cuales datan de 2009, sigan en el olvido y en total impunidad.

Todos estos testimonios fueron conocidos por el fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, en su reciente visita a México, en donde sostuvo un encuentro con su homólogo de ese país. Entre ambas instituciones acordaron mecanismos de cooperación para evitar la impunidad. “Se creó una mesa para empezar a indagar sobre esos hechos de mujeres que están siendo trasladadas a México y a China, seremos implacables con los responsables”, dijo Barbosa.

francisco barbosa Fiscal general de la nación
francisco barbosa Fiscal general de la nación | Foto: Guillermo Torres Reina / Semana

Destino Singapur

México es, en otras ocasiones, una escala más de la red de trata de personas para llevar a las colombianas a países asiáticos. Así ocurrió con una menor de 17 años, hija de padres separados, quien llegó a ese país completamente sola y después de haberles dicho mentiras a sus padres sobre los motivos de su viaje. El consulado fue alertado porque la jovencita, al parecer con pocos recursos, se quedó durmiendo en el aeropuerto mientras tomaba un vuelo en territorio mexicano rumbo a Singapur. La menor le había dicho a su familia que iba a tomar un curso de buceo. Finalmente, la delegación diplomática logró interceptarla y salvarla de una tenebrosa red de trata de personas en Asia.

A su retorno a Colombia, ella fue puesta a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Pocas víctimas se han atrevido a denunciar por temor a represalias, ya que las mafias tienen identificadas a sus familias en Colombia y las han amenazado con asesinar a sus seres queridos. Además, estas mujeres se convierten en testigos presenciales de todo tipo de delitos, como tráfico de drogas, armas, homicidios, y por esta razón la orden de eliminarlas es casi segura para evitar que cuenten lo que saben y lo que ven ante las autoridades.

El pasado 30 de agosto, pese a todo, una colombiana se acercó al consulado. Allí contó que, tan pronto fue enganchada, llegó a México. “Una vez arribó al país le tomaron unas fotos, las cuales subieron a una página web en la que promocionaban sus servicios, señalando que los clientes se contactan al número de las personas que la trajeron y acuerdan el tiempo por el cual será contratada, señalando que generalmente cobraban 1.800 pesos mexicanos”. La mujer endeudada con la banda narró que, en una ocasión en Durango, un cliente quiso obligarla a tener relaciones sexuales sin protección, a lo cual ella se opuso. El hombre se enfureció y la envió a casa. “Las personas que la trajeron la golpearon por dicha circunstancia y le reclamaron por el hecho, amenazándola de muerte”, dice el reporte sobre la historia de esta mujer, quien, a pesar de las lesiones, prefirió no denunciar inicialmente lo que sufrió por miedo.

El consulado colombiano ha identificado un patrón común entre las que logran salvarse: después de estar al servicio de un gran capo, este las endosa a su cuerpo de seguridad, son violadas por todos los escoltas, pero al final logran establecer una relación sentimental con algunos de ellos, que las dejan escapar bajo promesas de matrimonio. Las víctimas llegan en las peores circunstancias a la sede diplomática colombiana en el D. F. y allí son protegidas, resguardadas en hogares y enviadas de regreso a Colombia.

Algunas de las víctimas terminan siendo drogadas y pierden la noción del tiempo. “Por cuenta de las sustancias psicotrópicas terminan perdiendo en muchos casos hasta la conciencia de poder decir en dónde estaban, con quién estuvieron y cuántas personas accedieron a ella”, advirtió el cónsul Parada.

Luis Oswaldo Parada Prieto Cónsul de Colombia en Ciudad de México
Luis Oswaldo Parada Prieto Cónsul de Colombia en Ciudad de México | Foto: ALEJANDRO ACOSTA-REVISTA DINERO.

Esta alerta no es solo para las mujeres colombianas, sino también para los hombres. El consulado, asimismo, ha puesto en conocimiento de las autoridades que entre las personas desaparecidas o asesinadas hay hombres que llegaron a México engañados a trabajar con el narcotráfico o en el llamado negocio del gota a gota, a través del cual lavan activos.

El trabajo que viene haciendo el consulado de Colombia en Ciudad de México es de alto riesgo y los diplomáticos están bajo amenaza de muerte. Siempre reciben llamadas intimidantes. “Son llamadas donde nos dicen: sabemos que tiene a tal chica, que está al amparo de ustedes, ella nos quedó debiendo dinero, por favor devuélvanla, porque, si no, en un término muy especial que utilizan los mexicanos, te tienes que atener a las consecuencias. Ese es el tipo de amenazas”, dijo el cónsul Parada.

Mientras esto ocurre con algunas colombianas en México, la Defensoría del Pueblo sigue reportando casos de trata de personas en Colombia. En los primeros seis meses de 2021, atendieron a 99 víctimas. En Bogotá se denunciaron 33 casos; en el Valle del Cauca, 15; en Antioquia, 10; en Tolima, 7; en Norte de Santander y Putumayo, 6 casos en cada uno de los departamentos; y en Atlántico, Caquetá, Cauca, César y la región pacífica se reportó un caso en cada región. La Policía, entre 2020 y 2021, ha capturado a 61 personas por este delito. Entre tanto, la Interpol tiene varias notificaciones por estos casos, entre ellas seis circulares azules y una roja.

Mientras más de 60 familias de mujeres colombianas desaparecidas en México no pierden la esperanza de encontrarlas con vida o por lo menos saber la verdad de lo que pasó con ellas, las autoridades lanzan una alerta para que quienes se embarcan en el llamado sueño mexicano lo piensen dos veces antes de subirse a un avión con rumbo a ese país. Esa es la manera más efectiva de evitar ser la siguiente víctima de estas peligrosas redes de trata de personas al servicio de los carteles mexicanos de la droga.