EJÉRCITO
El polémico traslado del batallón de Pereira
Los ánimos están caldeados por el traslado del Batallón San Mateo. Mientras unos reivindican que es patrimonio cívico y debe convertirse en un gran parque, otros piensan que la mejor opción es urbanizarlo.
La posibilidad de trasladar el emblemático Batallón San Mateo ha desatado una álgida polémica en Pereira. La historia se remonta a 1948, cuando ciudadanos de todas las clases sociales contribuyeron en una colecta pública para que la Sociedad de Mejoras pudiera comprar un nuevo lote para los cuarteles militares. Así, tras un sorprendente acto de civismo, se construyó la guarnición militar.
Sin embargo, con el pasar de los años la ciudad creció estrepitosamente y terminó por tragarse el batallón, que quedó en el centro geográfico de la Perla del Otún. Diferentes gobiernos municipales requirieron en sus planes de desarrollo más vías y espacio público, y con el gobierno de Juan Manuel Santos llegó el anuncio del traslado del San Mateo, cuyas 86 hectáreas terminaron en un sector estrato cinco y de alta valorización. El presidente afirmó que el cuartel será llevado a unas tierras obtenidas por extinción de dominio en el municipio de La Virginia, que hace parte del área metropolitana de Pereira.
El caso es similar al de Barranquilla: la Nación quiere acordar un plan de renovación urbana que incluya zonas verdes, vías de acceso y un proyecto inmobiliario. Pero mientras en la Arenosa las proporciones son 70 % para parque y el resto para el cemento, en Pereira podría ser a la inversa. El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial sigue en discusión, pero la propuesta de la Alcaldía establecería un mínimo de 30 % de espacio público en el terreno del San Mateo.
Y aunque esa norma aún no está vigente, las voces de alerta y protesta se han hecho escuchar. “Cómo es posible que nuestros abuelos hayan pagado por esos predios y solo nos vayan a devolver unas 17 hectáreas y el resto quede para los constructores privados”, le dijo a Semana.com Carolina Giraldo, concejal de la Alianza Verde y cabeza de la campaña Pereira Se Respeta.
“Las próximas generaciones nos van a mirar con odio o con amor según esta decisión”, añadió. Por su lado, la veeduría Ágora Cívica, el colectivo Espacio y Ciudad y el concejal Carlos Alfredo Crosthwaite han impulsado una consulta popular para que los ciudadanos definan el futuro del batallón.
No obstante, el problema parece ser de pragmatismo. En conversación con Semana.com, la directora de la Agencia Inmobiliaria Virgilio Barco, Claudia Luque, afirmó que “definitivamente no puede ser un 100 por ciento en zonas verdes: ni Pereira tiene los recursos para destinar todo al parque ni la Nación la plata para construir el nuevo batallón”.
Por este motivo, la entidad nacional está buscando un mecanismo “transparente”que logre ejecutar ambos proyectos, descongestione la circulación de una ciudad con más de 2 millones de habitantes en su entorno y que además solucione el déficit de zonas verdes (se cuentan menos de 2 metros cuadrados de espacio público por habitante, mientras la OMS recomienda 15).
Precisamente, el alcalde Juan Pablo Gallo le expresó a Semana.com su interés por ‘jugársela’ por un gran pulmón para Pereira de más o menos 20 o 30 hectáreas,porque subrayó que pretender lo contrario “sería cerrarle por completo las puertas a la única oportunidad de darle un gran parque a la ciudad”. Esto si se piensa que el icónico parque Olaya Herrera tiene aproximadamente 4 hectáreas.
Ahora bien, como el proyecto está apenas en fase inicial, se ha prestado para un sinnúmero de especulaciones. Aún no hay claridad sobre los contratistas ni los costos. Por lo pronto, el Ministerio de Defensa estimó en unos 150.000 millones de pesos el dinero necesario para construir las instalaciones militares.
Y lo más seguro es que se constituya una alianza público-privada para ejecutar las obras inmobiliarias. Sin embargo, la Agencia Virgilio Barco espera finalizar los trámites con la Sociedad de Activos Especiales, entidad que reemplazó a la Dirección Nacional de Estupefacientes, para que entregue el predio incautado y se realicen los estudios específicos.
No cabe duda de que la polémica en Pereira va para largo. El San Mateo se convirtió en eje de debate entre aquellos que quieren conservar y defender lo que consideran un patrimonio cívico, y aquellos que ven en los predios del actual batallón una llamativa oportunidad económica. No pocos temen que en ese tire y afloje se termine por favorecer al segundo y por asfixiar la posibilidad de un pulmón verde.