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Pese a condena por golpiza a su expareja, el cirujano Antonio Figueredo ahora es gerente médico y científico en la Clínica Alta Complejidad del Caribe
El hecho ha generado indignación, el cirujano no solo fue condenado por golpear brutalmente a su expareja María Paula Pizarro, la acosó durante el juicio, y otras mujeres que fueron víctimas de su violencia hablaron con SEMANA. Ahora trabajará desde esta clínica en Valledupar.
Más de tres años tardó el juicio contra el famoso cirujano Antonio Figueredo por la violenta golpiza que le propinó a su expareja María Paula Pizarro, a quien le perforó el tímpano, le partió tres dientes y le dejó el rostro lleno de moretones, para que finalmente fuera condenado a 16 años. Sin embargo, sólo unos meses después, como si no hubiera pasado nada, ya se reencauchó laboralmente como gerente médico y científico en la Clínica Alta Complejidad del Caribe, en Valledupar.
Así lo confirmó SEMANA luego de que el Juzgado Once Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Bucaramanga autorizara al cirujano Figueredo para el cambio de domicilio en el que paga su condena, en primera instancia, para “la calle 14 # ** – habitación 50*, de la Clínica Alta Complejidad del Caribe, ubicada en Valledupar (Cesar)”, señala la decisión.
En la misma decisión se autoriza el permiso. “Conceder permiso a Antonio Figueredo Moreno para trabajar fuera de su domicilio como ‘gerente médico y científico’ (...) en jornada laboral de lunes a jueves así: de 7:00 a. m. a 12:00 p. m. y 2:00 p. m. a 5:45 p. m., los días viernes en jornada de la tarde de 2:00 p. m. a 5:00 p. m. y el día sábado jornada de 8:00 a. m. a 12:00 p. m”.
Y es que a la polémica que se generó por el beneficio de detención domiciliaria, pese a la golpiza que le propinó a su expareja, a la revictimización, estrategias bajas de defensa y los testimonios de más mujeres que fueron violentadas, ahora será vigilado con brazalete para que pueda trabajar.
“El control del cumplimiento de la pena impuesta bajo el régimen de la detención domiciliaria se realizará mediante el mecanismo de vigilancia electrónica implantado en la humanidad de Antonio Figueredo Moreno por intermedio de los reportes del Cervi, así como las visitas periódicas a su lugar de domicilio y/o trabajo efectuadas por los funcionarios del Inpec”, se advierte en la autorización.
Aunque es claro que este nombramiento en la Clínica Alta Complejidad del Caribe, en Valledupar, no va en contra de la ley, la indignación por estos casos de maltrato a mujeres sí es total; en febrero de este año, el Tribunal de Ética de la Sociedad Acción Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular lo desvinculó.
“Nuestra organización científica promueve el respeto, la integridad, la ética profesional, el valor humano, la dignidad de todas las personas, por lo que anunciamos que el doctor Figueredo ha sido desvinculado de nuestra agremiación y reiteramos que seguimos trabajando por la vida, por la salud, por la igualdad de todos y todas las personas”, advirtieron desde el Tribunal de Ética de la Sociedad Acción Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
El caso de María Paula
Aunque son varios los casos de maltrato a mujeres de parte del cirujano Figueredo, fue el caso de María Paula Pizarro el que generó la agridulce condena, que lo dejó como culpable, pero le otorgó el beneficio de detención domiciliaria. Ella le contó a SEMANA cómo fue su tragedia.
“El 12 de noviembre por la noche él me dijo que quería ir a celebrar, fuimos a una fiesta donde me encontraba con mi mejor amiga, llegaron unos compañeros, unas personas que yo conocía, los saludé de lejos y él se puso muy bravo, muy celoso, ahí fue cuando él empezó a agredirme y a decirme un montón de groserías; después de todas estas groserías, él se fue, volvió, dijo que lo perdonara, y decidimos irnos”.
“Llegamos al motel, me quedé dormida, y cogió mi celular, empezó a ver mensajes con todas las personas que yo tenía, y se empezó a enviar esos mensajes al celular de él”.
“Ahí fue cuando empezó toda esta tragedia. Empezó a golpearme como un animal, me pegó en el ojo, me jaló del pelo, me botó de la cama, del pelo, me botó hasta el piso, me empezó a pegar patadas en el costado izquierdo. En ese momento yo intenté pararme y él me empujó hacia la cama, yo no tenía fuerzas. Me bota a la cama y empieza a tener relaciones conmigo, porque era lo que lo hacía tener placer. Yo no quería, le decía que no más, pero no tenía la fuerza suficiente para correrlo, para pararme. No podía creer que una persona, después de haberme maltratado y haberme desfigurado la cara, sintiera placer de hacer eso”.
“Cogí mi ropa y salí corriendo al carro, pero él tenía las llaves; él iba manejando y ya saliendo de este lugar llamé a mi mamá y le dije: me están pegando. La persona que me está pegando es Antonio Figueredo y en el momento en que él escuchó su nombre me decía: ‘No diga mi nombre, no diga eso’, se volteó y me pegó un puño en el ojo derecho, ahí fue cuando me salió el hematoma en el pómulo y me fracturó tres dientes”.