ELECCIONES 2018

Petro y los 8 millones de votos: una hazaña que hizo asustar al establecimiento

El exalcalde de Bogotá quedó legitimado como el mayor opositor del uribismo en el gobierno que se avecina. Así fue que Petro sobrevivió a una dura campaña.

17 de junio de 2018
Gustavo Petro en su discurso luego de resultados | Foto: Juan Carlos Sierra

Que Gustavo Petro hubiese obtenido más de 8 millones de votos sin haber ganado la presidencia puede leerse como una hazaña, más allá del hito que significa para la izquierda en Colombia la votación más alta de su historia.

Pese a que las encuestas no lo daban como favorito en la recta final, Petro se levantó el domingo con la ilusión de un milagro.

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Pero al candidato se le notaba el agotamiento. La campaña había sido intensa y poblada de obstáculos. En los últimos días previos a las elecciones definitivas, Petro parecía un sobreviviente. Él mismo le dijo a SEMANA en una entrevista que había entrado a la segunda vuelta con un ala rota. Lo decía por la férrea oposición que había encontrado en sectores no solo de derecha sino de centro. Había clasificado a la final, pero debilitado.

Y aun así logró unir fuerzas impensadas de cara a la segunda ronda. Con resistencias de por medio, pudo agrupar alrededor suyo a personajes que se habían mantenido al margen de su propuesta política: Claudia López, Antanas Mockus e Íngrid Betancourt, fueron algunos de ellos.   

Pero además Petro tuvo que sortear el rechazo de periodistas de algunos de los medios de comunicación más grandes del país. Algunas entrevistas que Petro concedió en las últimas semanas fueron bastante criticadas, no tanto por la dificultad de las preguntas –porque de eso se trata el periodismo-, sino por el tono que imprimieron los directores de esas emisoras. No fueron pocos los seguidores de Petro en redes que se quejaron por no haber recibido el mismo trato que Duque en la prensa. “Espero que la prensa colombiana reflexione sobre lo que acontece. Que no traten a un candidato como delincuente y a otro como si fuera Leo Messi”, dijo Petro el discurso de este domingo.

Este es el discurso de Gustavo Petro luego de conocer los resultados:

Petro tuvo que cargar también con varios estigmas –fundados o no- que su campaña trató de contener de principio a fin. Del candidato decían que había sido un mal administrador como alcalde de Bogotá, que era la representación de ‘castrochavismo’, que era un expropiador. Esas críticas que trataron de posicionar sus contradictores, Petro intentó desmentirlas. Pero también a costa del desgaste.   

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El candidato de la Colombia Humana también tuvo que combatir contra sí mismo, contra sus propios errores. Un día antes de las elecciones, Petro publicó un trino que tuvo borrar rápidamente. “Mañana Colombia puede escoger si prefiere un traqueto como rey en la sociedad de cada municipio, o el profesor, la profesora, el médico o la médica”, alcanzó a publicar por unos minutos. Pero quedaron los pantallazos. Y tanto Sergio Fajardo como Álvaro Uribe aprovecharon para para usarlos como crítica.

Que con todos esos factores en contra Petro haya obtenido tan alta votación, no debería pasar desapercibido. Es uno de los hechos más inusitados de la política colombiana reciente. Una vez se conocieron los resultados de las elecciones, el senador Iván Cepeda lo resumió así:

“Por primera vez en Colombia una inmensa y multitudinaria expresión de quienes están descontentos e indignados con este sistema se ha expresado de manera tan clara en las urnas. Esta es una victoria de los sectores alternativos y de izquierda. Y vamos a hacer, como no se ha visto, una oposición pacífica y democrática para defender la paz, la democracia y los derechos de la gente”.

Muchos de esos votantes de Petro creyeron en el país que él les propuso. Uno en el que se respetara lo pactado en los acuerdos de paz sin hacer modificaciones, uno en el que la economía colombiana no dependiera del petróleo, uno que dedicara buena parte de su aparato en superar la pobreza, uno en el que los animales fueran sujetos de derecho y merezcan mayor protección.

Dentro de esos 8 millones de votantes seguramente hubo quienes estuvieron de acuerdo con la propuesta de Petro de aumentar el predial a los latifundios improductivos para que pudieran ser dados a los campesinos, otros habrán compartido el sueño de educación universitaria gratuita, a algunos más los habrá seducido la idea de que las empresas deben pagar horas extras a partir de las 6 de la tarde.

Resulta imposible determinar cuántos de quienes optaron en las urnas por el exalcalde de Bogotá lo hicieron simplemente porque no querían que el uribismo volviera al poder. Sin embargo, para nadie es un secreto que el petrismo representa, en alguna medida, lo opuesto a Álvaro Uribe Vélez. Y ahí también podría abrirse otra lectura de los resultados. Si bien la mayoría del país acogió la propuesta de Iván Duque, hay otro buen segmento que rechaza lo que trae consigo el uribismo.

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La representante a la Cámara electa por Bogotá, María José Pizarro, fue una de las primeras en decir que desde el Congreso continuarán alzando las banderas que ondearon mientras estuvieron en campaña con Petro. El mismo candidato, ahora senador electo, vaticinó que su fuerza política intentará ir por alcaldías y gobernaciones en las próximas elecciones regionales. Dejó claro que seguirán defendiendo ese modelo de país que estuvo cerca de concretarse: “Esperamos que sea cierto que no va a hacer el fracking, porque 8 millones de colombianos vamos a cuidar el agua (…) “No vamos a pedir ni ministerios ni embajadas. Somos la oposición”, dijo.