NACIÓN
El ‘culebrón’ del Fondo Nacional del Ahorro
A Augusto Posada le pidieron la renuncia por perder el apoyo político del partido de La U, pero asegura que por haber alejado a los políticos de la contratación de la entidad.
El pasado 31 de octubre, mientras el presidente Juan Manuel Santos se encontraba en Londres atendiendo la invitación de la Reina Isabel II al Palacio de Buckingham, en Bogotá, Luis Guillermo Vélez, secretario general de la Presidencia de la República, le pidió la renuncia a Augusto Posada, quien desde el 2014 se desempeñaba como presidente del Fondo Nacional del Ahorro (FNA). La razón, había perdido el apoyo político del partido de La U.
El 15 de noviembre, Posada hizo oficial un secreto a voces, precisamente su salida. Hacia las 5:15 de la tarde, publicó en su twitter un mensaje: “Termina etapa en la que impulsamos política de vivienda del Pdte. @JuanManSantos. Gracias por su confianza, ¡un honor servirle a Colombia!”
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De inmediato, en la página de la Presidencia de la República se publicó la hoja de vida del nuevo presidente del FNA. Helmuth Barros Peña venía desempeñándose como secretario general del Findeter y cuenta con 20 años en los sectores público y privado y una amplia experiencia en temas financieros.
Todo esto se podría tratar de un simple relevo de funcionarios, pero los intereses políticos detrás del FNA, que no deja de ser un botín burocrático, condimentaron la salida de Posada del Gobierno y la han convertido en un nuevo ‘culebrón’ político.
A Posada ya lo relacionan más con Cambio Radical
Augusto Posada (Pereira, 1971) fue representante a la Cámara por el departamento de Antioquia entre el 2010 y el 2014, por el partido de La U, y fórmula del senador Mauricio Lizcano, actual presidente del Senado. En el 2012 fue elegido presidente de la Cámara.
Tras su paso por el Congreso, fue gerente de la campaña de la reelección de Juan Manuel Santos en Antioquia. En parte como gesto de gratitud, el presidente Santos le ofreció la dirección del FNA, entidad que venía siendo manejada, en los cuatro años anteriores, por cuotas políticas de La U. Entre el 2010 y el 2014 Ricardo Arias Mora fue su presidente, era más cercano a Álvaro Uribe que al propio Santos, y chocó con el entonces ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, jefe natural del partido Cambio Radical.
Posada y el entonces ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, también paisa, hicieron equipo a pesar de pertenecer a dos partidos políticos en confrontación. Dos años después, al excongresista antioqueño se le relacionó más con Cambio Radical, circunstancia que generó tensiones en el Partido de la U.
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“No ha habido ningún distanciamiento", dice Posada. “El vicepresidente Germán Vargas Lleras y la ministra Elsa Noguera presiden la junta del FNA. Cuando el presidente Santos me nombró, coordinamos con el entonces ministro, Luis Felipe Henao, las acciones de apoyo a la política de vivienda. Hemos trabajado de la mano con el vicepresidente Vargas Lleras en el desarrollo de la política de vivienda, pero no puedo negar mi origen político, La U”, explica Posada.
Desde hace un mes se viene ventilado en los mentideros políticos que el senador Mauricio Lizcano habría roto relaciones con su antigua fórmula al considerar que Posada ya no representaba los intereses de La U y estaba con más de un pie dentro de Cambio Radical. El pasado 3 de noviembre, se filtró la versión de que el presidente de Lizcano había pedido relevar a Posada de la presidencial del FNA. Ese mismo día, cerca de 20 representantes a la Cámara de La U cerraron filas con Posada, a quien siguen identificando como uno de los suyos. Posada y Lizcano no se hablan desde hace cinco meses, precisamente en el matrimonio del primero.
Los respaldos de Barros Peña
La de Helmuth Barros Peña fue una de las cinco hojas de vida que le fueron presentadas al secretario general de la Casa de Nariño, Luis Guillermo Vélez. Su nombre, se supo, fue recomendado por el senador costeño Miguel Amín Escaf, del partido de La U. Pero no era el único que lo respaldaba. Tenía el beneplácito de poderosos senadores como Bernardo Miguel ‘Ñoño’ Elías, Armando Benedetti, Sandra Villadiego, y Eduardo Pulgar Daza.
Por eso el nombramiento se le ha venido atribuyendo como un triunfo de la poderosa bancada costeña del Partido de la U, aunque como en toda designación, al interior del partido no quedaron todos conformes. Entre otras porque Barros se le atribuye como cuota de Benedetti, actual presidente del Partido de la U.
Otros intereses en la renuncia
Semana.com supo que Augusto Posada no ha presentado su renuncia. Aunque el excongresista ya dio por cerrada su etapa en el FNA, dice que sólo se la presentará a quien lo nombró, el presidente Juan Manuel Santos. Ha intentado reunirse con el mandatario, pero no ha sido posible. Primero por el viaje a Londres, ahora por el viaje a Washington en el que el mandatario se sometió a exámenes de salud. “El presidente Santos, en su momento, me contactó, me ofreció el cargo del Fondo, yo he sido escudero del presidente Santos en Antioquia. Me pareció apenas prudente que en el momento en que el señor secretario me solicita la renuncia, pida una audiencia con el señor presidente”.
Lo que el saliente director del FNA no comprende de su renuncia es por qué coincide con la ausencia del presidente de la República. “Eso no tiene ninguna presentación, a la ministra de Vivienda (Elsa Noguera) ni siquiera le informan que se va a presentar un cambio en el FNA”.
Por eso insinúa que detrás de su renuncia habría otros intereses. Posada dice que todo cambió desde cuando denunció en la Fiscalía la compra del edificio del FNA que fue adquirido a un precio hasta siete veces superior a su real valor comercial, “y porque algunos políticos no han podido meterle mano a la contratación. El saliente presidente del FNA dice que en la costa caribe “ha habido una gran restructuración y eso es lo que tiene molestos a algunos”. Deja una entidad con 2,5 millones de ahorradores y con irregularidades del pasado al descubierto.
Más allá de la gestión de Posada, el culebrón del FNA deja en evidencia dos detalles muy particulares, de un lado que el presidente de la República se encuentre fuera del país en el momento de la decisión, y si esta se tomó para satisfacer el ‘capricho‘ de unos congresistas con poder de maniobra en el capitolio, en días en los que la reforma tributaria no cuenta con el suficiente respaldo.