NACIÓN
“Se despierta uno sintiéndose triste sin saber por qué y además enojado”: Pirry sobre su depresión
Guillermo Arturo Prieto La Rotta, mejor conocido como Pirry, ha vivido su vida al límite como cronista y periodista, contando historias desde los lugares más recónditos y muchas veces en medio del peligro. En las últimos meses, sin embargo, se ha enfrentado al drama más duro de todos: el de su depresión.
Todos conocen el perfil aventurero y arriesgado de Pirry por sus crónicas y documentales. Ha estado, por ejemplo, en el Volcán Marum, en Vanuatu, uno de los más peligrosos por su intensa actividad volcánica, así como en el Everest donde estuvo al borde de la muerte. El 4 de enero la noticia no fueron sus trabajos periodísticos sino una historia más personal: los medios dijeron que habia sido hospitalizadoo por un cuadro de depresión. Al poco tiempo el hospital emitió un comunicado en el que confirmaba el rumor. “El hospital Universitario San Rafael de Tunja se permite comunicar que, a las 4:30 de la tarde de este domingo, ingresó al servicio de urgencias el periodista Guillermo Prieto”.
La historia se hizo viral en cuestión de horas en las redes sociales. Muchos creyeron que habia sido un intento de suicidio, pero el domingo, vestido de camiseta negra, apareció en el programa Los informantes, de Caracol Televisión, para aclarar que esa fue una noticia falsa. Lo que si es cierto es que hoy la depresión hace parte de su vida. Pero el reportero, oriundo de Tunja, le confesó a Maria Elvira Arango que esta enfermedad no le va ganar.“Yo amo la vida, yo quiero vivir muchísimos años, le dijo.
Esta enfermedad la sufre el 4.7 de los colombianos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pirry la describe como un mal que viene y va. Según Pirry, el detonante de esta condición fue un trabajo que hizo sobre Luis Alfredo Garavito, el pederasta y asesino de niños en serie. Le interesó el tema cuando supo que, a pesar de haber matado a casi 200 niños, iba a quedar libre porque en Colombia "da lo mismo matar a uno que diez colombianos". Ese caso le hizo ver que más que hacer crónicas de aventuras en el Everest tenía una responsabilidad para cambiar las cosas en el país. "Yo dije si esta entrevista sale, le voy a dar un giro al programa". Es fue un punto de quiebre y de ahí en adelante empezó a tratar temas de conflicto, de orden público y su programa pasó de sábado al horario estelar del domingo. Pero esa realidad cruda que quería desvelar le generó problemas emocionales. Justo cuando se encontraba terminando la investigación de Garavito, sufrió un severo ataque de pánico, que el describe como un infarto.
“Uno no sabe que le está pasando, uno siente un vacío en el estómago, le sudan las manos y cree que se va a morir”, aseguró. En realidad no es un infarto ni se va a morir, sino la sensación de desasosiego que relatan quienes están sufriendo un ataque de ansiedad.
Aunque no lo relaciona directamente con esta crisis, el nivel de estrés al que estaba expuesto por su trabajo día a día era muy grande. Además sentía tensión con la preparación de las crónicas y los reportajes, lo que iba a decir en cada emisión y hasta cómo lo iba a aceptar el público. Tenía miedo de que las cosas no quedaran bien o que no lograra entregar todo a tiempo. Ese ciclo se repetía una y otra vez. Gracias a la ayuda profesional ha logrado salir adelante, pero confiesa que su mejor terapia ha sido el deporte. Al kilómetro de estar andando en su bicicleta empieza a a ver todo con más claridad.
Una de las cosas que le parecen más tristes es cómo la depresión hace que nada de lo que tiene la persona sea suficiente. "Uno puede estar sentado en un trono de oro con todos los manjares, con todas las delicias del paraíso y eso no te compensa y eso es doblemente triste, porque yo soy afortunado en mi vida", expresó. Para él, las personas pueden pensar que quienes sufren depresión están todo el tiempo en un estado fatídico. Sin embargo, aunque muchas personas sí tienen crisis muy largas, las de él son una o dos veces al año, pues el resto del tiempo se siente funcional y feliz.
Otro de sus mejores aliados a la hora de enfrentar su enfermedad es la naturaleza y en medio de ella encuentra espiritualidad y felicidad. Inesperadamente, esta fuente de entusiasmo es, al mismo tiempo, una fuente de tristeza. Para él, nada se compara con bucear en el océano infinito, ni con escalar altas montañas, pues cuando está sumido allí una energía mágica lo atrapa y le muestra que debe existir un poder superior. Todo esto termina cuando ve cómo está el planeta, cuando es testigo de la destrucción a la que se le ha sometido. Ahí aparecen la frustración y la ansiedad.
También confesó que en una época tomó mucho trago para aliviar el tema del estrés, para anestesiar todo. Cuando se viralizó el rumor de su enfermedad por las redes sociales él no quiso revisar sus cuentas. Considera que Twitter es muy tóxico. Cuando llega la depresión se siente triste sin saber por qué. También despierta enojado al no entender por qué teniéndolo todo, lo embarga un sentimiento profundo de molestia. Su mente divaga y se fatiga de pensamientos que lo llevan a la cama 2 o 3 días. En esos instantes no quiere nada. Sin embargo, a pesar de que esos días son pocos, para él la depresión es una nueva aventura que debe enfrentar, como las que ha vivido para sus programas. Y él lucha con esos demonios como lo que es: "un guerrero de mil batallas".