PLEBISCITO
Plebiscito por la paz: el decisivo voto de los evangélicos
Los casi 10 millones de fieles del cristianismo tienen un gran peso en la jornada electoral del próximo 2 de Octubre. Así buscan seducirlos los del Sí y los del No.
Desde febrero de 2008, cuando millones de personas salieron a las calles para protestar contra las Farc, en Colombia no se habían vuelto a ver movilizaciones tan multitudinarias como las que tuvieron lugar el pasado 10 de agosto, cuando la comunidad cristiana evangélica se volcó a las calles para protestar contra los manuales de convivencia escolar que buscan evitar la discriminación sexual.
Esas marchas mostraron la capacidad de convocatoria y organización de una comunidad que ha venido creciendo desde los años noventa y que representa alrededor del 20 por ciento de la población nacional: casi 10 millones de fieles. Estas características los han convertido en un grupo con capacidad de negociación y movilización para convertirse en una fuerza política. A pocas semanas del plebiscito por la paz, quienes promueven el Sí y el No saben que el voto evangélico podría ser decisivo.
Tanto el gobierno como la oposición han comenzado a acercarse a los evangélicos para tratar de conquistarlos. Del lado del Centro Democrático, el senador Álvaro Uribe ha aprovechado su cercanía con la Misión Carismática Internacional (MCI) para utilizarla como plataforma para promover el No. Por su parte, el gobierno ha comenzado a reunirse con líderes religiosos nacionales para tratar de asegurar su respaldo a la terminación del conflicto.
La cercanía de Uribe con la Misión Carismática es de vieja data. Desde su sede, el Centro Democrático ha hecho convenciones ideológicas, ha lanzado candidaturas y recientemente el expresidente Uribe hizo allí el anuncio oficial de su campaña por el No. Su influencia en una de las Iglesias más grandes del país le ha valido el apoyo de César Castellanos, pastor y fundador de la MCI, y podría otorgarle alrededor de 150.000 votos.
Pero Castellanos no es el único pastor que se ha aliado con el Centro Democrático. En Cartagena, Miguel Arrázola, director de la Iglesia Ríos de Vida, ha aprovechado sus intervenciones religiosas para promover el No. En las últimas semanas se hizo viral en redes sociales un video publicado por el pastor en su cuenta de Twitter, donde utiliza citas del libro bíblico de Daniel e imágenes del presidente Santos, los negociadores, guerrilleros y víctimas para rechazar los acuerdos firmados de La Habana. Arrázola es cercano al senador Uribe y en la pasada campaña presidencial respaldó la candidatura de Óscar Iván Zuluaga. Por eso no es extraño que desde su liderazgo espiritual se haya convertido en pieza clave de la campaña de la oposición en el plebiscito.
Uribe ha sabido aprovechar la coyuntura reciente –incluso el debate sobre las cartilla– para acercarse a los evangélicos. Esta comunidad se distanció del Sí antes de que Uribe vinculara el voto por el No con la defensa de la institución familiar. Ocurrió el 24 de julio, luego de que los negociadores del gobierno y las Farc publicaron el comunicado 82 en el que quedó consignado que el acuerdo contendría de forma transversal un enfoque de género. Es decir, estará dirigido a garantizar la inclusión y el ejercicio de los derechos en igualdad de condiciones para las mujeres y la población LGBTI.
La comunidad evangélica interpretó este punto como un esfuerzo para representar los intereses de los LGBTI en los acuerdos de paz y de paso volver a debatir el concepto que constituye un eje central de su fe: la defensa de la familia conformada exclusivamente por un hombre y una mujer. De ese modo, aun cuando hacía apenas dos semanas más de 100 líderes religiosos se habían reunido con el presidente Santos en la Casa de Nariño para manifestarle su compromiso con la terminación del conflicto, muchos decidieron irse por el No.
El exdirector del Fondo Nacional del Ahorro y excandidato a la Alcaldía de Bogotá Ricardo Arias fue uno de los primeros políticos de esas corrientes religiosas en retractarse y declarar públicamente su apoyo por el No. “Siempre hemos visto con mucho agrado la terminación del conflicto. Pero nuestro disgusto con el acuerdo de paz es con los añadidos, específicamente con lo que tiene que ver con la ideología de género, porque toca la institución de la familia y no nos deja más alternativa que salir a defenderla”, dijo Arias.
Lo mismo piensa el pastor y presidente de la Confederación de Libertad Religiosa, Conciencia y Culto, Héctor Pardo, quien dijo a SEMANA que su prioridad y la de su Iglesia es defender a los niños. “No queremos que la discusión alrededor del voto cristiano sea si estamos a favor o en contra de Santos o de Uribe, o si queremos paz o guerra. Por supuesto queremos la paz, pero por encima de todo queremos defender nuestros principios. Por eso le diremos a la gente, no que vote Sí o No, sino que vote de acuerdo con sus principios”.
Pero así como hay quienes manifiestan su desacuerdo con lo pactado en La Habana, también hay movimientos cristianos evangélicos comprometidos con el Sí. El más visible hasta el momento es el partido Mira. Carlos Eduardo Guevara, representante a la Cámara por esa colectividad, asegura que como movimiento político son constructores de paz y por eso están orientando su estrategia a realizar pedagogía de los acuerdos. “Vamos a divulgar todos los componentes del acuerdo final. Independientemente de la ideología, como partido queremos dar a entender a los colombianos por qué el país necesita la paz y cómo esta se puede alinear con los valores que la sociedad demanda”, dijo Guevara.
A este ejercicio de pedagogía se ha sumado el senador y director del Centro Nacional de Teoterapia Integral (Centi), Jimmy Chamorro. Desde su regreso al Congreso, dejó claro que apoyaba el proceso de paz e incluso ha mostrado voluntad de pertenecer a uno de los comités promotores que designó el Consejo Nacional Electoral para promover el Sí. Sin embargo, Chamorro ha planteado también su postura contra la ideología de género. Lideró hace pocas semanas el debate de control político contra la ministra de Educación, Gina Parody, por el tema de las cartillas. No obstante, a pesar de su desa-cuerdo con este punto, se mantiene firme en apoyar la paz. Y aunque hará campaña, ha sido claro en que no utilizará su Iglesia para promover su postura personal. “A diferencia de ocasiones anteriores, los cristianos saldrán a votar masivamente en estas elecciones, por eso me he dedicado a hacer pedagogía de los acuerdos, para que sea un voto informado. Sin embargo, aun cuando tengo una postura frente al plebiscito no me corresponde decirle a nadie cómo debe votar”, dijo Chamorro.
A pesar de ser inicialmente un tema puramente político, la votación del plebiscito se ha convertido en algo emocional que mueve fibras y que en este escenario ha logrado trascender al terreno de la fe. Con un panorama tan dividido y un electorado tan grande, las siguientes semanas serán definitivas para ambos lados del espectro en su intención de captar al electorado cristiano evangélico. La semana pasada, la aprobación en Comisión Primera de Senado del referendo de Viviane Morales que busca reevaluar la posibilidad de que miembros de la comunidad LGBTI puedan adoptar, volvió a encender el debate de la composición de la familia y a ligarlo a la coyuntura política. Teniendo en cuenta que por tiempos legislativos su proyecto llegará a la plenaria del Senado pocos días antes de la votación del plebiscito, lo que suceda en el terreno de la fe y las convicciones morales sin duda terminará por incidir en los resultados finales de la refrendación de la paz.