NACIÓN

¿Qué significan las contrademandas de Colombia en La Haya?

El ex canciller Julio Londoño Paredes explica el alcance la “aceptación” por la Corte de dos contrademandas de Colombia. Asegura que el próximo gobierno tendrá la tarea de afrontar los fallos, cualquiera que sea su resultado.

18 de noviembre de 2017
| Foto: SEMANA

Por Julio Londoño Paredes*

Nicaragua ha estado regida casi ininterrumpidamente por dictadores avalados por “elecciones populares”, como generalmente sucede. Daniel Ortega que detenta el poder efectivo en ese país desde hace 38 años, ha garantizado su reelección indefinida y ha designado a su esposa, Rosario Murillo, como su vicepresidenta y sucesora.

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Cualquier similitud con Robert Mugabe, el recién derrocado dictador de Zimbabue que gobernó, no durante 38 años sino durante 37 y que también proyectaba que su esposa Grace lo sucediera, es pura coincidencia.

Las pretensiones de Nicaragua sobre la totalidad del archipiélago datan de 1913. Desde entonces, las dictaduras nicaragüenses haciendo caso omiso de los títulos de Colombia, no han dudado en utilizar la reivindicación de los supuestos derechos nicaragüenses, como una herramienta para mantenerse en el poder. Incluyendo la demanda que, bajo diferentes modalidades, está ante la Corte Internacional de Justicia desde el 2001: al fin y al cabo, como se señaló, Ortega logró en el 2014 la reforma de la constitución mediante la cual él y su esposa y seguramente sus hijos, prevalecerán en el poder por cincuenta años.

Con respecto a los casos en la Corte, el gobierno colombiano ha expedido en estos días un comunicado en el que anunció que el tribunal “había aceptado” dos contrademandas de Colombia.

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Se ha agregado que es un gran éxito de nuestro país: ojalá que sea así, porque desde que la Corte profirió su primer fallo en el 2007 y especialmente el de fondo en el 2012, en medio de los enfrentamientos la campaña electoral, muchas imprecisiones se han dicho.   

Desde 1969 todos los mandatarios de Colombia sabían perfectamente que no existía un límite marítimo con Nicaragua y que esa materia era muy compleja para nuestro país. Sin embargo, con excepción del presidente López Michelsen que abiertamente lo dijo y que trató de negociar con Nicaragua y de Ernesto Samper, que luego se vio obligado a modificar su posición por las críticas que recibió, nada se dijo.  

En Nicaragua, aunque también todos los gobiernos eran conscientes de que el archipiélago de San Andrés era de Colombia, ninguno se atrevió a dejar de lado tan absurda pretensión y se negaron a negociar sobre la delimitación marítima, que era una tácita aceptación de la soberanía colombiana sobre el archipiélago, por temor de ser considerados como “traidores a la patria”.  

Del comunicado expedido por el gobierno colombiano, se infiere que el problema ha sido transferido por el presidente Santos a su sucesor, ya que al parecer tanto el fallo sobre las supuestas violaciones a la soberanía de Nicaragua, como el referente a la plataforma continental extendida. no serán proferidos antes del 2019.

Aunque casos como el que se debate en La Haya tienen también un manejo doméstico, solamente hasta que se conozcan los fallos se sabrá hasta qué punto ciertos argumentos de las partes, han estado orientados a “cubrirse la espalda” o a lograr ventajas políticas locales.

(*) Profesor de la facultad de Relaciones Internacionales de la universidad del Rosario, ex canciller y ex embajador.