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Xiomara Galván, tía de Sar Sofía Galván, en la Fiscalía General de la Nación, en Bogotá
Xiomara Galván, tía de Sar Sofía Galván, en la Fiscalía General de la Nación, en Bogotá | Foto: SEMANA

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El pedido de la tía de Sara Sofía Galván ante la Fiscalía para que el caso no quede en el olvido

Junto con Yohanna Jiménez, hija de la exsenadora Gilma Jiménez, el objetivo es que el caso no quede sometido al olvido y las investigaciones arrojen resultados concretos.

27 de mayo de 2021

Dos días después de que la Fiscalía General de la Nación descartara que la niña Sara Sofía Galván fue vendida y tras 100 días de su desaparición, Xiomara Galván, tía de la menor, se presentó ante el ente acusador. “Radicamos con Xiomara Galván, tía de Sara Sofía, una petición en la Fiscalía General de la Nación para que se conforme una mesa técnica que se concentre exclusivamente en la búsqueda de la niña. A través de una mesa técnica se deben garantizar los recursos técnicos y el personal necesarios para que haya verdaderos resultados en la investigación. Esperamos que el señor fiscal general atienda esta petición a la mayor brevedad y pronto se nos informe sobre los avances de la investigación”, señaló Yohana Jiménez, promotora de la prisión perpetua para violadores y asesinos de niños, hija de la recordada exsenadora Gilma Jiménez.

Como parte de la investigación que adelanta la Fiscalía por el caso de desaparición de la pequeña Sara Sofía en Bogotá, los investigadores que adelantan el proceso concluyeron que la hipótesis sobre la presunta venta de la niña a una organización dedicada al tráfico de menores se descarta, luego de los hallazgos probatorios de las últimas semanas. Desde la Fiscalía advirtieron que por ahora mantienen la hipótesis de la desaparición y las versiones de Nilson Díaz donde asegura que la niña fue arrojada al río Tunjuelito. La tía, por su parte, busca que el caso no quede en el olvido.

Los investigadores del caso adelantaron diligencias de verificación y declaraciones, incluso de los hijos de Nilson Díaz, compañero sentimental de Carolina Galván, quienes compartieron por algunos días con la pequeña Sara Sofía y que ahora están bajo custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. En esas declaraciones, los menores confirmaron lo dicho por su padre, que la niña falleció en la casa y luego él se la llevó. El resto y la historia la contó el propio Nilson a los fiscales e investigadores: que la niña la llevó hasta un punto del río Tunjuelito y allí la arrojó.

El pasado 18 de febrero, Carolina Galván Cuesta, la madre de Sara, una menor de 2 años de edad, sorprendió a las autoridades con su frialdad. Como si no se tratara de su propia hija, llevó a la Policía hasta el sitio exacto desde donde, según su primera versión, habría arrojado a la pequeña a un caño del río Tunjuelito, en el sur de Bogotá.

Los investigadores quedaron atónitos al escucharla. No podían creerlo. La madre de la niña, de 21 años, dijo que supuestamente le habría dado de comer a la pequeña y, tres horas después, la habría encontrado tiesa, fría, ya sin vida, con su carita morada y acostada en la cama. Al parecer, habría broncoaspirado. Según su relato, acompañada de su pareja, Nilson Bladimir Díaz, se habría trasladado hasta el río para arrojarla al agua envuelta en una cobija azul, dentro de un costal.

Todo eso habría ocurrido el pasado 28 de enero. Sin embargo, la muerte habría sucedido la noche anterior. La primera pregunta de las autoridades fue por qué, si se trató de una muerte aparentemente accidental, Carolina no se comunicó con nadie ni lo denunció. ¿Qué fue lo que realmente pasó con Sara? Múltiples son las hipótesis, pero lo cierto es que la niña no aparece.

De acuerdo con el testimonio de Xiomara Galván Cuesta, hermana de Carolina y tía de Sara, policías y bomberos inspeccionaron en ese sector del río, en el barrio Class Roma, en Kennedy, tratando de encontrar a la pequeña, pero no dieron con su paradero. Xiomara fue la primera que sospechó que algo malo había ocurrido con su sobrinita después de que su hermana se la llevó el 15 de enero con la excusa de que quería pasar un fin de semana con ella. Sara vivía en la casa de su tía, quien tenía la custodia temporal otorgada por el ICBF por negligencia y descuido de la madre.

El 19 de febrero, semanas después de la desaparición de Sara, de manera inesperada Xiomara recibió un mensaje en Facebook. Ella fue contactada en esa red social por una mujer venezolana, llamada Marisela, quien es vendedora ambulante en el sector de Corabastos, a las afueras de la puerta siete. Marisela le dijo a Xiomara que tenía información sobre el paradero de la niña y le dio un número de contacto. Cuando hablaron telefónicamente, le contó que Carolina estaba en compañía de Nilson y dedicada a la prostitución en la calle 38, en el barrio Llano Grande, consumiendo drogas; que en ocasiones dormía en las calles o en ‘pagadiarios’, costeados por Nilson desde el 31 de enero. Además, le dijo que Carolina le entregaba, día de por medio, todo lo que se ganaba a él, quien la doblaba en edad.

Para hablar sobre la suerte de la niña, la venezolana impuso una condición: el encuentro tenía que ser personal. Así lo pactaron y se vieron en la avenida Primero de Mayo, frente a la entrada del sector de Roma, en el suroccidente de Bogotá. En ese encuentro, Marisela le confirmó a Xiomara que Carolina habría arrojado a su hija al río Tunjuelito y se comprometió con ella a avisarle tan pronto viera a su hermana en la zona.