NACIÓN
Por culpa de la pandemia, 77 % de las personas más pobres dejaron sus estudios
Las personas de estratos medio alto y alto, en su gran mayoría, continuaron con sus programas educativos
La Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) presentada por el DANE revela que un alto porcentaje de personas de escasos recursos tuvo que dejar de estudiar por cuenta de la pandemia de covid-19, cuyo primer caso fue reportado el 6 de marzo de 2020 en Colombia.
El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá hizo un análisis estadístico sobre la información publicada en la GEIH, en lo relacionado con la pandemia y la educación de estudiantes de colegios y universidades del país.
En mayo, junio y agosto, el porcentaje más alto de personas que no pudo seguir en clases por algo relacionado con el coronavirus, fue el de quienes residen en territorios rurales y rurales dispersos, con 55 por ciento en mayo y junio, y 52 por ciento en agosto. Sin embargo, en julio esto cambió, pues el mayor porcentaje estuvo en las cabeceras municipales con el 53 por ciento.
La mayoría de las personas que no pudo continuar con sus clases en colegios o universidades vivía en áreas metropolitanas durante “mayo, con 49 por ciento; junio, con 50 por ciento; julio, con 51 por ciento y agosto, con 47 por ciento. La tendencia nacional oscila entre el 49 por ciento y el 52 por ciento”, dice el comunicado enviado por el LEE.
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Las personas que más respondieron que no continuaron con sus estudios por la covid-19, están en el nivel socioeconómico bajo-bajo, en el que el 77 por ciento suspendieron las clases. En el estrato bajo, 65 por ciento dejaron de estudiar, en el medio bajo el 55 por ciento, en el medio fue el 34 por ciento, en el medio-alto el 18 por ciento y en el alto el 11 por ciento.
En conversación con SEMANA Noticias, Luz Karime Abadía, codirectora del laboratorio, contó que de aquellos que respondieron que tuvieron que dejar sus estudios por razones de la covid-19, 79 por ciento está en una institución de educación superior pública o un colegio oficial.
Para ella, esta es una muestra clara de que “el efecto del coronavirus está muy relacionado con la pobreza, con el estrato socioeconómico”. En este caso, eso se ve reflejado por quienes asisten a instituciones públicas.
Lo anterior, explica Abadía, sucede “posiblemente por ser sus familias las que más han estado afectadas en términos económicos o ellos mismos con pérdida del trabajo, reducción de sus ingresos o falta de acceso a herramientas tecnológicas”.
No obstante, la experta dice que esto no es necesariamente deserción, pues podría pasar que en noviembre estas personas regresen a sus actividades académicas o por alguna razón vuelvan a las instituciones.
“Sí implica que puede haber un riesgo alto de deserción”, ya que los estudiantes se desconectan del mundo académico. Más aún si deben hacerlo por trabajar para sostenerse a sí mismos o a sus familias, que afrontan problemas económicos por la pandemia. Para Abadía, esto podría verse en las cifras más adelante.
La economista le dijo a este medio que lo que refleja la Gran Encuesta Integrada de Hogares es una agudización y profundización de las desigualdades en nuestro país, lo que ve como algo muy grave. Además, considera que la información presentada da luces sobre las necesidades de las poblaciones que necesitan apoyo desde las políticas públicas tanto locales como nacionales.
“Las secretarías de salud de las regiones deberían estar identificando quiénes son esos jóvenes que no volvieron a conectarse o a recoger las guías físicas, para poder indagar en la razón y poder hacer que retornen a sus actividades académicas, porque si no, la pérdida va a ser muy, muy grande”, señaló.
Finalmente, para ella, es necesario seguir fortaleciendo, pero de manera más agresiva, la dotación de herramientas tecnológicas y el acceso a internet en todo Colombia, considerando que hay zonas del país en donde es casi imposible encontrar una red para conectarse.