BOGOTÁ
Desde este lunes el pasaje de TransMilenio y de Sitp sube 100 pesos
Aunque Claudia López prometió en campaña que no subiría el pasaje de de transporte público, este 2 de marzo oficialmente se aplica el alza en los precios, los cuales quedaron así: TransMilenio a 2.500 y el SITP a 2.300. ¿Por qué tuvo que hacer el alza? ¿Qué alternativas había?
A partir de este lunes, cientos de miles de ciudadanos que utilizan Transmilenio y Sitp todos los días deberán pagar 100 pesos más por cada pasaje. Es decir, que un viaje en TransMilenio ahora cuesta 2.500 pesos y en el SITP 2.300 pesos. Los buses provisionales que nutren el sistema, pero que se pagan en efectivo, pasarán a costar 1.900. Quienes tenían subsidios, como los adultos mayores, no tendrán incrementos ni se les quitará el subsidio.
Esta decisión deja con un enorme descontento a los ciudadanos que hoy por hoy no se sienten muy felices con el transporte público en la ciudad. Según la última encuesta de percepción de Bogotá Cómo Vamos, solo el 23 por ciento de los usuarios se siente satisfecho con TransMilenio y solo el 24, con el SITP. Aunque la satisfacción ha mejorado con respecto a mediciones anteriores, entre los ciudadanos aún hay mucho descontento.
Esta decisión sin duda tiene un costo político. Cuando Claudia López estaba en campaña dijo que no subiría el pasaje. Una vez quedó elegida como alcaldesa de Bogotá anunció que primero iba a mejorar el servicio y después subiría el pasaje. Pero para que se vean algunos de los cambios tendría que pasar por lo menos un año de su gobierno. Del alcalde Enrique Peñalosa heredó algunos procesos que tendrían que mejorar el servicio, pero que solo se verán a finales de 2020 o mediados de 2021, cuando termine de llegar la nueva flota de TransMilenio, la nueva flota del SITP y cuando finalicen las remodelaciones de algunas estaciones. También se espera que con las nuevas cámaras mejore la seguridad. Pero el alza del costo del combustible y de la operación, tanto de TransMilenio como del SITP, no daban tregua.
Se pensaba que la subida del pasaje de TransMilenio era prácticamente un hecho por los actos vandálicos que sufrió el sistema en el marco de las protestas. Ese costo es de cerca de aproximadamente 20.000 millones de pesos. Los expertos explicaron que esa no es la razón por la cual subía el pasaje. Tampoco por el ingreso de nuevas tecnologías como el gas o la energía eléctrica para el caso de la nueva flota del SITP pues esos costos ya estaban cubiertos en las licitaciones. La razón del alza del pasaje se reduce al combustible y a la operación.
Darío Hidalgo, experto en Movilidad de la Fundación Despacio, explicó que aunque la nueva flota a gas ya tiene un acuerdo para mantener el precio a diez años, en el caso del diésel el precio incrementa año tras año. “Si no sube la tarifa, la única opción de la alcaldesa es aumentar el subsidio sacando dinero de otras carteras”. De hecho, en un debate de control político en el Concejo de Bogotá la misma exgerente de TransMilenio, María Consuelo Araújo, reconoció que el déficit era de 700.000 millones de pesos y que de no aumentarse el pasaje en 100 pesos, el hueco fiscal se aumentaría en 100.000 millones de pesos.
“Es un dilema porque si Claudia no subía el pasaje va a quedar como una alcaldesa populista e irresponsable con las finanzas de la alcaldía porque el hueco fiscal crecería, pero si lo sube también va a generar rabia porque la gente va a sentir que tiene que pagar más por un sistema que no ha mejorado”, dijo Fernando Rojas, experto en movilidad. Para él la discusión no debe reducirse a subir o no el pasaje. Considera importante, más bien, lograr que el sistema sea sostenible. “Y que eso solo se logra si presta un buen servicio, si las rutas pasan por donde se necesita, si se mejora la frecuencia y si hay mayor cobertura”.
Entre 2015 y el 2019 el pasaje del SITP pasó de 1.300 pesos a 2.200. “Mientras que el ingreso por habitante aumentó en 6,7 por ciento, el costo del pasaje aumentó en 46,6 por ciento”, explicó.
Rojas también considera necesario que el tema del transporte público pase por el Congreso para ver si es posible dar un mayor subsidio pues “muchos se han pasado a la moto porque es mucho más barato, y ya se hacen 1,2 millones de viajes en bicicleta al día, no por una decisión ambiental o saludable en la mayoría de los casos, sino porque no se soportan el transporte público”.
Para José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional también es un hecho que Claudia tenía que subir el pasaje, pero considera que es una oportunidad para que “repiensen los subsidios o los contratos con los operadores”. Según él, la alcaldesa podría llevar nuevamente al Concejo algunas propuestas que le negaron a Peñalosa en el Concejo. Una de ellas es la del costo por contaminación, reabrir la licitación del parqueo en vía que se cayó y dejar de pensar en el valor pasaje sino en nuevas rentas por fuera del sector que cierren ese déficit. “Es que no puede ser posible que la gente más pobre sea a la que más le cueste trasladarse de un lugar a otro, dijo.
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El cofundador del colectivo Respira Bogotá, Hugo Sáenz, también está de acuerdo en que desde antes se sabía que era probable que a Claudia le tocara subir el pasaje del SITP y de TransMilenio. Pero al reflexionar sobre ir más allá de subir o no el pasaje, considera que una opción es seguir apostándole a tecnologías eléctricas. Para eso pone el ejemplo chileno. Según explicó, el costo mensual de operación de un bus por 6.000 kilómetros cayó de 2.500 dólares a 700, al pasar de buses a diésel a buses eléctricos, con lo que se consiguió un ahorro de 1.800 dólares. “Sabemos que hasta ahora van a entrar buses eléctricos, pero esto debería significar un ahorro importante solo en combustible. También debería haber un ahorro en mantenimiento”.
Otra forma de evitar que el hueco siga creciendo, según Sáenz, puede ser enfocarse en combatir a los colados, que hoy cuestan 220.000 millones de pesos, y que también afectan la calidad del viaje de los usuarios que sí pagan.
Si bien para todos los expertos era un hecho que hay que subir el pasaje, también lo es el costo político que enfrentará Claudia López. En su último debate de control político el año pasado, el entonces concejal Juan Carlos Flórez expuso que la subida del pasaje no se puede considerar únicamente de una forma económica, sino que se trata de uno de los símbolos de desigualdad más visibles en la sociedad bogotana. Según información que recogió de fuentes oficiales de varios países, Colombia es el segundo país de la región en el que el transporte es más caro teniendo en cuenta la variable del salario mínimo, superado solo por el metro de Sao Paulo. Para Flórez, no hay que dejar de lado que en este ambiente de descontento el sistema de transporte es uno de los eslabones más sensibles de las instituciones.
Un problema adicional, según explicó Flórez, es que las fuentes de donde iba a salir el dinero para patrocinar el otrosí del SITP, que tendría un costo de 7 billones de pesos, es incierto. El del cobro de pasajes en la ciudad, aunque fue aprobado, está en veremos por la decisión de un juez. El impuesto para no tener pico y placa fue aprobado, pero aún no entrará en funcionamiento. El dinero de las multas de tránsito, que serían del orden de los 288.000 millones de pesos, solo se podrá usar entre 2023 y 2030. Y los dineros que saldrían del metro cuando esté en operación solo se verían hasta el 2027 y no es una fecha exacta.
El exconcejal que dejó su cargo el año pasado, pero quien se convirtió en uno de los mayores analistas del sistema de transporte también recordó que entre 2015 y el 2019 el pasaje del SITP pasó de 1.300 pesos a 2.200. “Mientras que el ingreso por habitante aumentó en 6,7 por ciento, el costo del pasaje aumentó en 46,6 por ciento”, explicó. A esto se suma el hacinamiento en las horas pico, que el tiempo de espera del SITP pasó de un promedio de 13 minutos a 17, y solo en este año el sistema recibió casi 21.000 quejas entre las que se destacan reclamos por baja frecuencia, el comportamiento de los conductores y la omisión de paradas.
Todo eso sin dejar de lado los frecuentes casos de acoso sexual que sufren las mujeres y los hurtos en el sistema. Como si esto fuera poco, desde 2017 varios de los beneficios en los subsidios se han reducido. El puntaje del Sisbén para acceder al subsidio de transporte pasó de 40 puntos a 30 y el número de viajes subsidiados por personas pasó de 50 a 25 en varios casos.
Pese a todos esos peros, la alcaldesa Claudia López tuvo que subir el pasaje del transporte público, cosa que sus contradictores ya le están cobrando. "Otra promesa incumplida", le han recriminado, pues también hará TransMilenio por la 68. Queda la tarea a su secretario de movilidad, Nicolás Estupiñan, encontrar nuevos ingresos para el sistema de manera que no sean siempre los ciudadanos los que que se vean más afectados por estos incrementos.
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