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¿Por qué el Consejo de Estado no ha definido el futuro de Moisés Ninco en la embajada de México? Hace un mes se estudia el caso
La Procuraduría suspendió por diez meses al exministro de Ciencia y al director de Función Pública por validar la hoja de vida de Daza, a pesar de que no contaba con la experiencia.
El 10 de febrero de 2023, el presidente Petro emitió el Decreto 0190, con el que designó a Álvaro Moisés Ninco Daza como embajador de Colombia en México. Meses después, ese nombramiento fue cuestionado a través de una demanda que llegó al Tribunal Administrativo de Cundinamarca por la falta de experiencia para ese cargo diplomático.
Sin embargo, el exministro de Ciencia, Arturo Luis Luna, y el director de Función Pública, César Augusto Manrique Soacha, validaron dicha experiencia e incurrieron en irregularidades para nombrar a Ninco Daza como embajador en México. La única que se negó a certificar dicha experiencia fue la entonces rectora de la Universidad Nacional, Dolly Montoya.
Por esa razón, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca resolvió anular el nombramiento del embajador, porque el funcionario no habría cumplido con todos los términos necesarios para quedarse con ese cargo.
A finales del año pasado, el Tribunal argumentó que la decisión de tumbar el nombramiento de Álvaro Moisés se debía a que “la administración desconoció el término de publicación de las hojas de vida de los aspirantes a ocupar un cargo de libre nombramiento y remoción”.
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Así mismo, el Gobierno habría desatendido y no se pronunció sobre las observaciones que hizo la ciudadanía sobre la hoja de vida de Ninco, lo que podría constituirse como en una vulneración a los procedimientos establecidos. Sobre esa decisión, Presidencia y Cancillería solicitaron anular el proceso que se adelanta contra la designación del polémico diplomático.
Pese a que la Presidencia pedía la nulidad procesal porque supuestamente Gustavo Petro nunca tuvo conocimiento de la demanda contra el nombramiento del embajador en México, el Tribunal de Cundinamarca rechazó de plano ese recurso por “improcedencia”.
“El despacho evidencia que, en el presente asunto, la presunta nulidad no provino de la sentencia sino de etapas anteriores; razón por la cual no se cumple la procedencia de la nulidad para que pueda ser alegada después de dictada la sentencia”, advierte el fallo al rechazar las pretensiones de la solicitud de nulidad.
Frente a esta decisión, el Gobierno se jugó su última carta frente a ese nombramiento, presentando un recurso de apelación que deberá resolver como última instancia el Consejo de Estado. Desde el 19 de junio de este año, ese proceso entró al despacho del magistrado Omar Joaquín Barreto Suárez, de la Sección Quinta del alto tribunal.
El asunto de dicho recurso cita: “Apelación sentencia que declaró la nulidad del acto que nombró a Álvaro Moisés Ninco Daza como embajador extraordinario y plenipotenciario adscrito a la embaja de Colombia ante el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, proferida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca”.
El asunto es que la resolución de dicha apelación sigue en trámite en el despacho del magistrado Barreto, razón por la cual la decisión de tumbar el nombramiento de Ninco Daza como embajador no se ha podido tomar en firme.
Pese a esto, la Procuraduría ya suspendió por diez meses al exministro de Ciencia, Arturo Luis Luina, y al director del Departamento Administrativo de la Función Pública, César Augusto Manrique Soacha, por avalar experiencia “falsa” de la hoja de vida de Álvaro Moisés Ninco Daza para nombrarlo como embajador en México.
La Sala Disciplinaria de Juzgamiento confirmó: “La experiencia del postulado no alcanzaba el grado de sobresaliente para la compensación de requisitos, por lo que ambos funcionarios estaban obligados a recomendar no avalar su hoja de vida o, en su defecto, motivar razonadamente la decisión para considerarlo apto para ocupar el cargo, lo que no sucedió”.
Ninco Daza ha estado envuelto en varios escándalos durante el Gobierno Petro, en septiembre del año pasado se conoció una denuncia que aseguraba que “trataba mal” a todo el mundo en la embajada y hasta utilizaba la residencia del embajador para organizar fiestas.