POR QUE LA MATARON?

EL ASESINATO DE ELIZABETH MONTOYA DE SARRIA ES UN NUEVO Y DELICADO CAPITULO EN LA MISTERIOSA NOVELA DEL PROCESO 8.000

4 de marzo de 1996

En los últimos días había crecido el rumor de que Elizabeth Montoya de Sarria quería colaborar con la justicia y atender la citación que desde septiembre le había hecho la Fiscalía General de la Nación, para que declarara en el proceso 8.000. Pero el viernes pasado los médicos forenses de Medicina Legal identificaron plenamente el cadáver de una mujer que había sido asesinada en la tarde del jueves en una calle del norte de Bogotá. Se trataba de Elizabeth Montoya de Sarria. La noticia de su muerte estremeció a muchas de las personas vinculadas al proceso 8.000, especialmente por la manera como ocurrió el crimen. El más afectado por el asesinato fue su esposo Jesús Sarria Agredo quien está detenido en la cárcel del Barne en Tunja por un proceso que se le adelanta por los presuntos delitos de narcotráfico y enriquecimiento ilícito. Tan pronto se enteró de la muerte de su esposa, Sarria llamó al noticiero QAP y habló con una de las reporteras. En la conversación telefónica, que no fue grabada, le dijo a la periodista que estaba dispuesto a colaborar con la justicia pero a cambio de ello pedía protección por parte del gobierno de los Estados Unidos para él y para sus hijos. Elizabeth Montoya fue conocida por el país a comienzos de agosto de 1995 a raíz de la revelación de la grabación de una conversación telefónica entre ella y el presidente Ernesto Samper, sostenida a comienzos de febrero de 1994 cuando éste era candidato. En esa conversación Elizabeth Montoya le ofreció a Samper un anillo de diamantes para que se lo regalara a su esposa Jacquin Strouss el día de sus cumpleaños. También le dijo que estaba lista una reunión con unos banqueros brasileños que estaban dispuestos a contribuir con la campaña presidencial. Un comunicado emitido por la Presidencia de la República horas después de conocerse la grabación, negó la existencia del anillo así como la reunión con los banqueros. Pero Elizabeth Montoya volvió a ser noticia a comienzos de septiembre del año pasado. En esa oportunidad, Santiago Medina entregó a la Fiscalía General de la Nación un documento en el que certificaba el aporte de 32 millones de pesos en efectivo a la campaña samperista, por parte de la señora Montoya de Sarria. La investigación adelantada por el ente acusador permitió establecer que además de los 32 millones de pesos en efectivo, la familia Sarria Montoya realizó otros aportes a través de tres cheques de gerencia por un valor de 60 millones de pesos. A medida que el país conoció en detalle los líos jurídicos en que estuvo envuelta Elizabeth de Sarria, también descubrió que esta mujer enigmática, de aproximadamente 43 años, era dueña, junto con su esposo, de una gran fortuna que estaba representada en criaderos de caballos, suntuosos apartamentos y un hotel de cinco estrellas en la isla de San Andrés. La semana pasada había comenzado muy candente, pero con los días la tempestad amainó y cuando todo parecía indicar que por fin el gobierno iba a tener un fin de semana tranquilo, de nuevo la situación se complicó con el asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria. Cuando apenas el país comenzaba a salir de la sorpresa de este crimen, apareció un nuevo elemento que creó más confusión. De nuevo el grupo Dignidad por Colombia llamó a los medios de comunicación para atribuirse el asesinato. Una alta fuente del gobierno dijo que "Dignidad por Colombia se está convirtiendo en un genérico tras el cual se ocultan toda clase de fuerzas que al atribuirse un crimen buscan confundir a la opinión".
En efecto, Dignidad por Colombia apareció tras el atentado a una escultura del maestro Fernando Botero el 10 de junio del año pasado en Medellín, cuando el entonces ministro de Defensa Fernando Botero Zea había iniciado una fuerte ofensiva contra el cartel de Cali. Luego se presentó como un grupo terrorista que pretendía hacerle oposición violenta a Samper. Esta tendencia pareció quedar corroborada con el atentado al abogado Antonio José Cancino. Pero luego todo comenzó a confundirse con el atentado en el que perdió la vida el ex candidato Alvaro Gómez. Nadie entendía cómo un grupo que quería hacerle daño a Samper asesinaba justamente al principal líder de oposición legal contra el gobierno. Y ahora, al pretender reivindicar el crimen de Elizabeth Montoya de Sarria, están dando muestras de buscar confundir mucho más a la opinión pública, pues no existe una explicación lógica del porqué una vez reclamado el asesinato de una persona que estaba siendo investigada por las autoridades por posibles nexos con la mafia, ahora anuncian amenazas de muerte contra el fiscal Alfonso Valdivieso y el director de la Policía, el general Rosso José Serrano.