¿Por qué volcar la mirada en la historia de Colombia?

En los 35 años de historia, SEMANA ha mantenido una intensa relación con las regiones de Colombia y se ha convertido en un referente no solo por los reportajes, denuncias o análisis de lo que allí ocurre, sino porque le ha dado voz a ese otro país, lejano para muchos, pero vibrante, rico y diverso. Hoy, esta revista ha decidido llenar el enorme vacío que afecta la historia de sus regiones y departamentos.

Recientemente, el Congreso expidió una ley que establece de nuevo la enseñanza de la historia de Colombia como materia única en escuelas y colegios, con lo cual se busca enmendar un vacío que desde varios años ha afectado a las nuevas generaciones, que desconocen el pasado nacional y con ello carecen de una herramienta indispensable para entender a nuestro país, como nación y sociedad. 

Como un aporte para conocer mejor esa historia, SEMANA publicará desde el domingo 14 de octubre Colombia, la historia contada desde las regiones, la obra coleccionable más importante y ambiciosa que un medio de comunicación haya adelantado al respecto en el país. Ese día llegarán a los suscriptores y a los puntos de venta las tapas con el primer fascículo, sin ningún costo adicional, junto con la edición habitual.

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Cada semana circulará con la revista uno de los 20 fascículos en los que SEMANA contará, con la ayuda de los mejores historiadores, investigadores y expertos, la historia de los 32 departamentos y de algunas de sus ciudades. Allí los lectores podrán entender cómo la geografía, el poblamiento, la economía, la política, la cultura o la sociedad, entre otros, han forjado la personalidad y las culturas de los departamentos que, en su conjunto, forman ese complejo pero apasionante rompecabezas llamado Colombia.

Hablamos con dos historiadores que hacen parte del equipo editorial de Colombia, la historia contada desde las regiones, Armando Martínez Garnica y Fabio Zambrano, y esto nos dijeron:

SEMANA: ¿Qué significado tiene ‘Colombia, la historia contada desde las regiones’?

Armando Martínez Garnica: Este proyecto tiene como finalidad hacer un recuento de la historia nacional más allá de la historia política de la Nación. Es decir no desde los procesos de la creación del Estado, sino desde la diversidad humana, social y cultural de las diferentes provincias que confluyeron a crear en 1821 la República de Colombia.

En un lenguaje gráfico muy prolijo y con la asesoría de historiadores expertos, una mirada ágil, verás y muy clara de la historia de la Nación, vista desde la diversidad regional.

Ha habido otros proyectos, unos 20 años atrás. Pero esta es la primera vez, por ejemplo, que se incluye la historia del archipiélago de San Andrés y Providencia.

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SEMANA: ¿Por qué es importante contar la historia desde la regiones?

A.M.G.: En un comienzo todo fueron provincias. Siguiendo el modelo de España y del Imperio Romano. Cada huésped que entró a este continente y conquistó a un aborigen dio origen a un provincia. Esa es la institución más antigua de nuestra historia. Las provincias fueron puestas luego sobre gobiernos superiores que fueron la Real Audiencia, la Capitanía General de Venezuela, la Audiencia de Quito. Ya en 1821 los generales quisieron unificarlas en un proyecto que se llamó República de Colombia. Es muy importante registrar la historia desde las regiones porque así se captura y representa la riqueza humana, social y cultural de nuestro país.

SEMANA: ¿Cuál es el aporte de este coleccionable?

A.M.G.: Contar la historia es muy enriquecedor porque muestra la diversidad de la conducta política, económica y social de cada provincia y región. Por ejemplo, las gentes de la provincia de Pasto por ser fieles al rey Fernando VII pusieron la más fuerte resistencia al proyecto de Simón Bolívar lo cual les hizo merecedores de un castigo extraordinario de seis años, que hasta hoy de huella en el alma herida de los pastusos. Tanto así que cuando aprenden a leer y escribir, escriben una diatriba contra el general que tan duro los castigo en la navidad negra de 1822. En esa temporada, el general Sucre y el general Bartolomé Salón (ambos venezolanos) dieron rienda suelta a las tropas para que, durante tres días, hicieran lo que quisieran con la población de Pasto. Esto acabó con la vida y honra del pueblo pastuso. Incluso hasta hoy en diciembre ellos hacen un ritual de limpieza.

Otro capítulo muy interesante de nuestra historia es conocer cómo fue incorporado la provincia de Panamá y de Veraguas a la República de Colombia. Porque no todos los territorios eran colonizados por los ejércitos libertadores. Estas dos se adhirieron espontánea y autónomamente.

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SEMANA: ¿Qué significado tiene ‘Colombia, la historia contada desde las regiones’?

Fabio Zambrano: La importancia y dimensión de este proyecto tiene diversas facetas. Colombia no es una Nación homogénea. Este proyecto muestra realmente su diversidad. La gente, sus culturas, sus paisajes, su folclor, sus economías y particularmente su historia. Otro aporte significativo tiene que ver con rescatar autores que no son conocidos pero son trascendentales a nivel regional. Historiadores de Providencia, de Leticia, de La Guajira, de Santander, mostrando las voces propias que nos dan una comprensión de lo total. En realidad estamos mostrando por primera vez la historia completa del país. En un formato innovador, bien hecho e ilustrado llegaremos a miles de lectores.

SEMANA: ¿Por qué es importante contar la historia desde la regiones?

F.Z.: Contar la historia desde lo local, lo regional, lo provincial es un retrato real del país, porque el reproche más grande del ejercicio es que todo siempre se ha contado desde Bogotá. Si bien la población de Bogotá es la quinta parte del país, Colombia es mucho más que su capital. Por ejemplo, mostrar la historia desde San Andrés es algo que va a llamar mucho la atención puesto que aún nos causa dificultad que este país es marítimo. Casi la mitad de la superficie de Colombia es marítima. Y no solo eso, es que tenemos un pueblo marinero ciento por ciento.

SEMANA: Una anécdota de esa historia...

F.Z.: Pocos colombianos saben que originalmente el café viene de Venezuela. En 1840, el párroco de San José de Las Palmas, cerca de Cúcuta, que entendió cómo el café transformó la vida de los pobladores. Empezó a través del confesionario un papel pedagógico, en vez de poner penitencias de padrenuestros y avemarías, ponía las penitencias en matas de café. Entonces el café entró por Norte de Santander, Santander, Cundinamarca y luego llega a la cordillera Central.

Si uno lee la revista SEMANA el domingo puede enterarse de la coyuntura, pero lo que está haciendo Colombia, la historia contada desde las regiones es mostrar la estructura. Sobre qué está montado Colombia, no en la superficie sino en el fondo.