NACIÓN
Presidente Iván Duque da ejemplo al mundo con la apertura a refugiados venezolanos y afganos
La decisión del Gobierno de abrirles la puerta a quienes huyen de Afganistán es parte de una política de solidaridad con la población migrante que también ha permitido a millones de venezolanos tener una segunda oportunidad en Colombia.
“Colombia ahora está dando un ejemplo global después de dar un ejemplo regional al proporcionar TPS a los venezolanos”, así registró Juan S. González, asesor para el hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., la decisión del gobierno de Iván Duque de recibir a un grupo de refugiados afganos en Colombia.
Ante el drama que vive la población afgana, que Colombia les haya abierto las puertas a miles de personas que huyen de un país que entró en caos, ha sido muy bien recibido en el extranjero. “Estamos profundamente agradecidos por su generoso anuncio, que señala la compasión del pueblo colombiano hacia los necesitados”, aseguró el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip Goldberg.
“Celebro la decisión del presidente @IvanDuque de permitir que hasta 4.000 afganos se asienten temporalmente en Colombia hasta que EE. UU. tramite sus visas. Llamo a otros gobiernos a adoptar medidas similares y en especial a permitir el asentamiento permanente de afganos en riesgo”, agregó el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.
Celebro la decisión del Pdte. @IvanDuque de permitir que hasta 4 mil afganos se asienten temporalmente en Colombia hasta que EEUU tramite sus visas.
— José Miguel Vivanco (@JMVivancoHRW) August 21, 2021
Llamo a otros gobiernos a adoptar medidas similares y en especial a permitir el asentamiento permanente de afganos en riesgo. https://t.co/uiOE0azQCi
Mientras tanto, en Colombia la oposición lanzó críticas. El senador Iván Cepeda, por ejemplo, aseguró que Colombia tenía sus problemas y que las “repercusiones” de recibir a los afganos no son claras. “Es una decisión que preocupa porque no sabemos cuáles son los alcances y su verdadera esencia. Se presenta como un acto supuestamente humanitario, pero esto lo mido con una mirada crítica porque el Gobierno está intentando enmendar su desastrosa política exterior hacia Estados Unidos y ocultar el escándalo que hay en Haití por la intervención de una fuerza mercenaria”, dijo.
El presidente Duque explicó que los migrantes que lleguen al país estarán en tránsito en Colombia por un tiempo determinado mientras son recibidos en Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden se hará cargo del alojamiento y la protección temporal. Se trata de personas que trabajaron para los Estados Unidos en Afganistán en medio de la lucha para restablecer los derechos en ese país. El embajador Philip Goldberg reconoció que Colombia es uno de sus mayores aliados en estos difíciles momentos.
El presidente Duque también habló de ese compromiso. “Este respaldo al Gobierno de EE. UU. lo hacemos con sentido solidario y de reciprocidad por el apoyo que siempre han dado a Colombia y, además, porque nos une la protección de los derechos humanos, de la mujer y, por supuesto, estar con nuestros aliados cuando nos necesiten”, señaló el jefe de Estado.
Desde que comenzó su gobierno, el presidente Duque ha tenido una de las políticas de apoyo a la población migrante más destacadas en el mundo. Además de este gesto con el pueblo afgano, que atraviesa una tragedia que ha conmovido al mundo, Colombia ha tenido otras decisiones que han significado un cambio de vida para millones de personas que huyen de sus países.
La más grande fue con la población venezolana y especialmente el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes. Ninguna de las políticas adoptadas por Colombia en el pasado, o por algún país en la región, es comparable en términos de magnitud.
Un tercio de los más de 5 millones de migrantes que la crisis ha expulsado de Venezuela están en Colombia y, de ellos, 960.000 están en condición irregular. La medida le da vida al denominado Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV), un mecanismo con una vigencia de diez años que representa la evolución de los Permisos Especiales de Permanencia –que no van más– y que supone una regularización masiva sin antecedentes.
La migración forzada es un problema que siempre ha acechado a la humanidad. Las filas de miles de venezolanos agolpados en la frontera y luego caminando por las carreteras del país para buscar una segunda oportunidad se convirtieron en un drama recurrente para Colombia. Recuerdan las grandes tragedias que se han vivido en otras latitudes y las manos que se han extendido en cada una de esas crisis.
Una de estas la vivió la población de Siria en 2015. Cuando la guerra estremecía a ese país, más de un millón de personas pidieron asilo en Alemania. La decisión de la canciller Angela Merkel de abrirles las puertas se consideró en ese momento una de las más generosas de la historia. “Lo lograremos”, dijo ella en su momento.
Su frase se volvió legendaria. Colombia, con muchísimos menos recursos, recibió este año a casi el doble de migrantes. La cifra también es alta en términos de los peores dramas de la historia. En la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, Estados Unidos acogió a 400.000 migrantes. Los barcos llenos de víctimas que sobrevivieron a este genocidio son una de las postales más tristes, pero a la vez más esperanzadoras del fin de la era Hitler.
La idea del presidente Duque de regularizar a los migrantes fue trabajada por años. Desde 2018, cuando el primer mandatario apenas llevaba unos meses en el poder, ya hablaba de un estatuto de protección que permitiera regularizar a los ciudadanos del vecino país. Este mismo clamor fue llevado a la Asamblea de las Naciones Unidas un año después.
Además de una acción de buena voluntad para arropar a los migrantes, el anuncio entrañó un ejemplo para una región que, solo días antes, vio cómo Perú, en una operación conjunta con Ecuador, desplegó su Ejército y sus tanques de guerra para bloquear el ingreso de migrantes. Chile, además, deportó a una centena de ellos por haber ingresado al país de manera irregular por la frontera con Bolivia.
El plan colombiano se ha implementado en dos fases: la primera contempló la creación del Registro Único de Migrantes Venezolanos para su identificación y caracterización, un trámite virtual, y, la segunda, la expedición del Permiso por Protección Temporal (PPT), que posibilitó la entrada en funcionamiento del sistema de reconocimiento biométrico que hará por fin que el Estado sepa, con exactitud, la identidad de cada uno de los migrantes que están en territorio nacional y estos, a su vez, accedan a toda la oferta social del Estado, a servicios financieros o un empleo formal.
Por ahora, ya dos ciudades y un departamento han reaccionado a la decisión del Gobierno y se han manifestado a favor de que los migrantes afganos lleguen a vivir allí. Se trata de Bogotá, Barranquilla y el departamento de Bolívar.
“Hoy he recibido comunicación de varios alcaldes. Aquí, el alcalde de Barranquilla, el señor Jaime Pumarejo, me ha manifestado su interés; el gobernador de Bolívar, el doctor Vicente Blel, me ha manifestado el interés, y la alcaldesa de Bogotá, que también me llamó y ha manifestado su interés de colaborar. ¿Y cómo se colabora? Buscando esas facilidades logísticas que, como lo dije, van a ser sufragadas por Estados Unidos”, dijo el presidente Duque.
El mundo está atento a cómo solucionar el drama que viven los afganos, que hoy buscan desesperadamente quien los reciba. Francia y Alemania enviaron aviones esta semana para devolver a sus ciudadanos y allí le permitieron a un grupo de quienes trabajan con empresas y organizaciones de ese país comenzar un proceso de asilo en esos países. El Reino Unido se comprometió a abrirles la puerta a 20.000 refugiados.
No es esa la situación en todo el mundo. El vecino Turquía, por el contrario, busca como cerrarles el paso a quienes avanzan por tierra. Recep Tayyip Erdogan ha recibido presiones para que endurezca su política migratoria por la crisis económica que atraviesa el país.
Mencionando la construcción del muro fronterizo, Erdogan prometió la semana pasada “parar completamente” las entradas ilegales a territorio turco. En los últimos días, la construcción de ese muro, de 243 kilómetros de largo y bordeado de fosas, parece haberse acelerado. Ya se han levantado 156 kilómetros en la frontera con Irán (que tiene más de 500 kilómetros de largo) y se están reforzando las patrullas, explicaron los responsables.
Mientras tanto, millones aún intentan salir y escapar de un futuro muy incierto tras el regreso de los talibanes. En especial, para las mujeres y las niñas.