JUSTICIA
“Presidente, me van a matar”: los mensajes cifrados de la carta de Jorge 40
El temido exjefe paramilitar aterrizó en Colombia y en una feroz carta le hace advertencias expresas y tácitas al presidente Iván Duque. En Picaleña, donde permanece preso, no prueba ni siquiera la comida del miedo a morir asesinado.
Rodrigo Tovar Pupo, más conocido como Jorge 40, le remitió al presidente de la república, Iván Duque, una carta con una advertencia persistente: “Señor presidente, me van a matar”. El desesperado mensaje es inquietante por múltiples razones. No deja de ser una paradoja que el otrora temible jefe paramilitar, después de pagar 12 años de cárcel en Estados Unidos, al regresar diga en primer lugar que lo embarga el miedo.
Por otra parte, Jorge 40 envía el mismo mensaje que en su momento clamó el alcalde de El Roble, Sucre, Eudaldo Díaz Salgado. El país recuerda la escena que protagonizó este funcionario en un consejo comunitario en 2003 ante el entonces presidente Álvaro Uribe. El alcalde denunció frente a las cámaras el matrimonio regional de la clase política con los paramilitares. Para ese momento, el país no había descubierto aún el fenómeno de la parapolítica. Díaz concluyó su intervención con este anuncio: “Y ahora viene el otro paso y es que a mí me van a matar”. Cuarenta días después, él desapareció y al poco tiempo encontraron su cuerpo abaleado con la credencial de alcalde sobre el pecho.
Hoy se sabe que lo mataron los paramilitares del norte del país a las órdenes de Jorge 40, y connotados políticos regionales, como el exgobernador Salvador Arana, condenado por el crimen. En su carta, Jorge 40 recuerda su papel clave en la organización: “Cobrar a nombre de las extintas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá nuestro llamado impuesto de guerra que se le imponía a todas las actividades económicas legales e ilegales que se desarrollaban en nuestro Estado de hecho”. De esa forma, hace saber que conoce como pocos quiénes auspiciaron las filas paramilitares.
Luego cuestiona su extradición o “destierro”, y celebra su regreso al decir que en su “amada Colombia” tiene “responsabilidades como actor principal del conflicto armado”. Después, señala con tono de ruego que el Gobierno tiene el deber único y exclusivo de garantizar seguridad para él y su familia, pues ve venir represalias desde varios frentes. El sujeto subraya que a su hermano lo asesinaron en Valledupar y que el crimen permanece en la impunidad. E insiste: “Respetado señor presidente, tengo la certeza de que una vez pise una cárcel ordinaria colombiana, van a asesinarme”.
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Jorge 40 pide en concreto que una vez cumpla el periodo de aislamiento que debe observar cualquier persona que llegue del exterior lo trasladen a un lugar de reclusión seguro. El exparamilitar estuvo varios días en los calabozos del búnker de la Fiscalía, en Bogotá, y este miércoles, luego de conocida su carta, el Inpec lo trasladó a la cárcel de Picaleña, en Ibagué. Allí estará recluido en el pabellón de máxima seguridad mientras aguarda el resultado de la apelación que sus abogados presentaron para solicitar su entrada a la Jurisdicción Especial para la Paz.
Por ahora, Jorge 40 no prueba la comida. Se alimenta de paquetes de frutos secos y, si necesita beber o comer algo más, solicita que el custodio lo pruebe primero. Además, sospecha que todo el que se le acerca lo va a matar. Su prontuario no da para menos. El exjefe del bloque Norte de las AUC tiene tres sentencias condenatorias por homicidio y más de 80 procesos penales pendientes por asesinatos, masacres y desapariciones ocurridas entre 1998 y 2006, el periodo de mayor apogeo de la parapolítica.