NACIÓN
El preso colombiano sin patria
Como en la película de Tom Hanks, un exintegrante de las Farc pagó condena en Estados Unidos pero no lo pueden deportar a Colombia o dejarlo libre porque no tiene cédula u otro documento que acredite que tiene patria.
Jorge Eliécer Ibarguen Palacios es un chocoano de 39 años, exguerrillero de las Farc, y cuya particular historia es similar a la que encarnó el actor Tom Hanks en la famosa película La Terminal.
El film ocurre en el aeropuerto John F Kennedy de Nueva York adonde llega un pasajero procedente de un país europeo que sufre un golpe de Estado mientras que el vuelo hace su trayecto. Por cuenta de esl el Gobierno norteamericano deja de reconocer formalmente a tal país y el personaje que interpreta Hanks queda en un limbo jurídico. No puede ingresar a Estados Unidos, ni puede regresar a su país y, sin patria, se ve obligado a permanecer confinado en la sección 67 del terminal aéreo. Algo así le está ocurriendo a Ibarguen, que lleva cinco meses atrapado en el centro de Procesamiento de El Paso, Texas, Estados Unidos.
La particular historia empezó en febrero del 2008 cuando Ibarguen y otros miembros del frente 57 de las Farc fueron capturados por la Policía Nacional Panameña, en el borde externo de la frontera con Colombia. Los insurgentes se movilizaban en una lancha en la que las autoridades hallaron cuatro fusiles AK-47, un rifle Galil, municiones, equipo de intendencia y “presencia de cocaína también se detectó”. En un trámite expedito, Panamá entregó los guerrilleros a la justicia de Estado Unidos como integrantes del grupo narcoterrorista Farc. Y un juez de Nueva York condenó a Jorge Eliécer Ibarguen a cerca de diez años de prisión.
El chocoano cumplió su pena pero cuando le notificaron que sus cuentas con la justicia de Estados Unidos estaban saldadas, surgió un lío macondiano. Ibarguen, quien estuvo en la guerrilla desde que era un niño, nunca tuvo cédula. De hecho su familia jamás adelantó un trámite formal ante la Registraduría para dar cuenta de su nacimiento. La vida de Ibarguen fue la guerrilla. Y la falta de esos documentos hacen improcedente que Estados Unidos lo deporte, como ocurre con todos los presos una vez tienen la pena cumplida: son expulsados de vuelta a su país de origen. El lío es que Ibarguen, formalmente, no tiene patria.
Desde el 25 de agosto de 2017 Ibarguen permanece en un limbo en el Centro de Procesamiento de El Paso, en el Estado de Texas. Se trata de una oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos. A pesar que lleva más de cinco meses allí no hay claridad de cuándo podrá salir. Las autoridades de Estados Unidos explican que no pueden deportarlo hasta tanto Colombia no certifique su identidad con un documento legal. Y en los despachos oficiales de Bogotá tampoco hay respuestas.
Mientras que Ibarguen purgaba su pena en Estado Unidos las Farc y el Gobierno de Colombia negociaron y firmaron el acuerdo de paz. Dentro de lo pactado está la individualización de cada integrante de esa guerrilla y el compromiso de expedir la cédula a quienes, por las afujías de la guerra, no la poseyeran. Para ello la cúpula de la guerrilla elaboró un listado con los nombres de sus miembros, incluyendo 2.102 insurgentes que se hallaban privados de la libertad en cárceles colombianas y 10 más en cárceles en el extranjero. El nombre de Ibarguen figura en este pequeño grupo.
El asunto de Ibarguen ha sido expuesto reiteradamente ante la Cancillería y en la Comisión de Seguimiento e Impulso a la Verificación del Acuerdo Final, CSIVI, órgano en el que tienen silla dirigentes de la desaparecida guerrilla y altos funcionarios del Gobierno. Sin embargo, hasta ahora nadie ha podido desatar el limbo jurídico. Ante la falta de respuesta el secretario técnico de la CSIVI y asesor jurídico de la Farc, Diego Alejandro Martínez, formuló una acción de tutela accionando para que Colombia le garantice a Ibarguen el derecho a una nacionalidad y a no ser considerado apátrida.
La tutela ahora está en manos del Tribunal Superior de Bogotá el cual se apresta a fallar esta semana. En el texto el abogado Martínez recuerda que tanto Colombia como Estados Unidos han suscrito la Convención de la ONU para reducir los casos de apatridia y que por tanto ambos países deberían cooperar para expedir un documento que permita la repatriación de Ibarguen. “Todo es absurdo. Él me llama casi que todos los días y me dice que Estados Unidos lo quiere enviar porque ya pagó su pena pero no lo puede hacer porque no tiene documentos. Y cada mes Colombia manda un avión con extraditados pero no lo pueden traer porque no tiene documentos”, explica Martínez. Tres magistrados del Tribunal Superior de Bogotá tendrán que determinar en los próximos días si la película de Ibarguen tendrá un pronto final.