PROCESO DE PAZ
El Gobierno y las FARC anuncian las reglas del cese al fuego bilateral
Los negociadores acordaron cuáles son las pautas que tendrán que seguir apenas se declare el cese e inicie el proceso de la dejación de armas. Además, la forma como actuarán los observadores de la ONU.
El Gobierno y las FARC pusieron las reglas sobre la mesa. Tras el anuncio del fin del conflicto que, se firmó el pasado 23 de junio, los negociadores hicieron públicos los protocolos a los deberán ceñirse, una vez se firme el acuerdo final y entre en vigencia el cese al fuego y la dejación de armas.
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Aunque el anuncio hace parte de la información que no habían divulgado las partes sobre el tercer punto de la agenda, esta vez queda por escrito cuántos y cuáles son. Se pactaron 23 protocolos y dos anexos con procedimientos, fechas, criterios, medios, reglas y responsables de cómo se llevarán a cabo los desplazamientos, ubicación de la guerrilla, el funcionamiento en las zonas de concentración, la dejación de las armas de las FARC, la seguridad, el monitoreo y la verificación.
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Uno de los protocolos acordados tiene que ver con los actos prohibidos. El Gobierno y las FARC acordaron 36 puntos que enmarcarán las reglas del cese al fuego bilateral. Cada uno de ellos, supervisado por quienes integren los mecanismos de monitoreo y verificación, busca evitar que los acuerdos se rompan, no se afecte a la población civil, a la Fuerza Pública o a las FARC.
El grupo guerrillero se comprometió a no adquirir, fabricar, portar o transportar armas municiones y explosivos no autorizados; realizar actividades ilícitas para la financiación de la organización como la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal y ejecutar actos de violencia o cualquier amenaza que ponga en riesgo la vida e integridad personal contra la población civil.
"El acuerdo del 23 de junio traza una hoja de ruta clara y precisa. (...) Se convierte en un plan muy detallado, con fechas concretas y procedimientos exactos. Este es el camino que recorreremos hacia el fin del conflicto armado en Colombia", aseguró en su intervención el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle.
Los observadores, en cabeza de la ONU, tendrán presencia en las áreas donde estará concentrada la guerrilla las 24 horas del día para monitorear el avance de la tregua, en particular, el cumplimiento de las reglas acordadas para tal fin.
Las Naciones Unidas tendrán la última palabra a la hora de evaluar cualquier impasse. De llegarse a presentar una acción que ponga en riesgo el cese al fuego, los observadores recogen la información y la envían a la instancia regional o nacional para su correspondiente evaluación.
"El componente internacional, con imparcialidad y transparencia, será el encargado de hacer la evaluación final de lo ocurrido y de presentar los informes correspondientes de verificación. La ONU en su reporte podrá dar recomendaciones y contribuir a que se diriman controversias", se le en el acuerdo conjunto divulgado este viernes.
Una vez entre en vigencia el acuerdo del cese y la dejación de armas, las FARC designarán 60 de sus integrantes, que podrán movilizarse a nivel nacional, que estarán adelantando labores de pedagogía con las tropas.
Dejación de armas
Son dos procesos simultáneos -cese al fuego bilateral y dejación de armas- que requieren delimitar detalladamente cualquier movimiento para evitar errores.
"Estos protocolos, que serán anexados al acuerdo del fin del conflicto, son el desarrollo detallado de asuntos tales como: 1) el monitoreo y la verificación, 2) las reglas que regirán el cese de fuego y hostilidades bilateral y definitivo, 3) la seguridad, 4) los detalles logísticos y 5) la dejación de las arma", puntualizó De la Calle.
Frente al proceso de dejación de armas que se dará en un plazo de 180 días, se acordó que a los ocho días de la firma final, las FARC entregarán toda la información sobre la cantidad de sus integrantes.
Como ya lo habían anunciado las partes, la misión política que encabeza las Naciones Unidas se encargará de la recolección y el almacenamiento en contenedores del armamento. No sólo el inestable (tatucos o cilindros bomba), sino que los miembros de esa guerrilla tendrán que entregar las armas individuales en tres fases: hasta el día 90, el 30 %; hasta el día 120, el 30 %; y hasta el día 150, el 40 % restante.
Desde esta misma semana se empezará a abonar el terreno para la concentración. Según informaron, miembros de las FARC y el Gobierno, acompañados de representantes de los países garantes Cuba y Noruega y del CICR, iniciarán las visitas a los municipios, con el objetivo de ubicar y delimitar las zonas veredales.
En el aire
La intervención del jefe del equipo negociador de las FARC, Iván Márquez, dejó mucho que pensar. Aunque al igual que Humberto de la Calle celebró el más reciente anuncio, fue enfático en advertir que la concentración de la guerrilla está sujeta a "la puesta en vigor de las normas que garanticen la seguridad jurídica, social y política de la insurgencia".
Es decir, para el jefe guerrillero el traslado a las zonas campamentarias y veredales está amarrado a la ley de amnistía que se acordó el pasado 23 septiembre para algunos insurgentes y que gane el sí en el plebiscito por la paz.
Su intervención no es detalle menor. Mientras las cosas parecen avanzar con resultados concretos en La Habana, la tarea de coordinar los tiempos y la forma como se llevarán a cabo cada uno de los procedimientos -concentración de la guerrilla, dejación de armas, firma final y plebiscito- se está convirtiendo en un dolor de cabeza.
"Sin amnistía no hay acuerdo final y sin acuerdo final no hay traslado a zonas veredales", dijo el jefe guerrillero, Carlos Antonio Lozada.