SALUD
¿Cómo evitar ser víctima de prácticas estéticas ilegales?
A raíz de la muerte de una mujer que pretendía realizarse una cirugía de glúteos, las autoridades encienden alarmas.
La muerte de una mujer de 37 años por una cirugía de glúteos volvió a poner en alerta a las autoridades. Briceida González murió el viernes primero de noviembre por una insuficiencia respiratoria (asfixia) ocasionada por una complicación pulmonar, según el dictamen de Medicina Legal.
Además, se encontraron rastros de inyecciones de silicona en los glúteos de la víctima. Su cadáver fue abandonado por desconocidos frente al CAMI del Carmen, adscrito al Hospital de Tunjuelito, en el sur de Bogotá.
Las alarmas se encendieron en la Superintendencia de Salud, la Secretaría de Salud y los cirujanos miembros de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva (SCCP) con respecto de las cirugías de bajo costo.
Cada vez que aparece una nueva historia de una mujer que muere en manos de alguien que se hace pasar por médico cirujano, los expertos salen a pronunciarse y a dar consejos de cómo identificar a los mentirosos, pero, al parecer, dichas recomendaciones no son oídas ante los tentadores precios que ofrecen quienes ofrecen los procedimientos irregulares.
Santiago Aguilera, cirujano plástico miembro de la SCCP, reitera que la manera más fácil para que las mujeres sepan con quién operarse es entrar a la página www.cirugiaplastica.org.co, e ingresar el nombre del supuesto cirujano. Si no aparece, es porque no está respaldado por el gremio.
Las mujeres también tienen la opción de operarse con un médico especialista en cirugía plástica que no haga parte de la Sociedad, pero que sus estudios estén debidamente certificados.
Por otro lado, hay médicos estéticos que después de estudiar seis años y cumplir con el año rural, como lo hacen todos los médicos generales, realizan estudios universitarios de medicina estética, con lo que se les otorga el título de médico estético. Algunos reciben un énfasis en láser y otros tienen una preparación más integral, dependiendo de la institución en la que cursen sus estudios.
La diferencia entre los plásticos y los estéticos es que no hacen los mismos procedimientos. Mientras los cirujanos plásticos pueden realizar procedimientos denominados invasivos, como como mamoplastias, gluteoplastias, liposucciones, entre otras. Los estéticos pueden hacer radiofrecuencias, mesoterapias, láser, entre otras intervenciones sencillas.
La Asociación Científica Colombiana de Medicina Estética (Acicme), con sede en Medellín, es la entidad que agremia a los médicos estéticos.
Aguilera asegura que lo más importante es que las mujeres sepan que las únicas dos opciones para aumentar los glúteos son con implantes de silicona o una inyección en los glúteos con la misma grasa del paciente (lipoinyección).
Todo debe hacerse por procedimiento quirúrgico y así mismo, “la única sustancia autorizada para inyectarse en el cuerpo es la propia grasa, todas las demás son ilegales”, concluye el cirujano.
Para los senos, las opciones no varían. Sólo se puede poner implantes o inyectar grasa. En cuanto a precios, Aguilera afirma que todo procedimiento que cueste menos de cuatro millones de pesos es sospechoso porque "seguramente se están ahorrando dinero", lo cual no es bueno.
Muchos establecimientos con fachadas de sitios de belleza, en donde practican masajes, cavitaciones, vacumpeterapias, pese a todos los casos ocurridos, se atreven a inyectar sustancias para aumentar alguna zona del cuerpo, lo cual no está permitido.
Para disminuir la prestación de servicios en establecimientos que no cumplen las condiciones sanitarias mínimas para su funcionamiento, la Secretaria Distrital de Salud realizó una intervención en los lugares del sector de belleza para asegurar el cumplimiento de la normativa sanitaria.
Para regular las prácticas en la capital, la Secretaía Distrital de Salud reglamentó, mediante la resolución 723 del 2010, la acreditación de estos centros. La resolución pretende combatir la informalidad, desestimular la práctica ilegal y los servicios a domicilio o en establecimientos no adecuados. También, promover la capacitación o formación, garantizar servicios con valor agregado y estimular el autocontrol o control social.
A pesar de las normativas, la gente sigue delinquiendo al prestar servicios “estéticos” en clínicas improvisadas de garaje y, peor aún, las mujeres siguen confiando en los mismos, pese a las instalaciones inadecuadas.