ENTREVISTA
“Que cumpla con todo lo que prometió”: dice el papá del presidente electo de Colombia, Gustavo Petro
El mandatario, recién elegido, tendrá sobre su gobierno un observador permanente: su padre, Gustavo Petro Sierra. Él se encargará de recordarle las promesas de campaña y, en SEMANA, le da varios consejos para que no tenga problemas durante los cuatro años de mandato.
SEMANA: ¿Qué consejos le da a su hijo para que sea un buen presidente de Colombia?
GUSTAVO PETRO SIERRA: Que tenga mucha paciencia y que medite y piense muy bien las cosas antes de hacerlas.
SEMANA: ¿Y para que no se deje llevar por malos comentarios?
G.P.S: Eso, mucha paciencia porque ser presidente de Colombia no es fácil.
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SEMANA: ¿Cómo aplicarla?
G.P.S.: Paciencia para no dejarse sacar la piedra. No responder a las mentiras de la gente.
SEMANA: ¿Es fácil que le saquen la piedra?
G.P.S.: Es difícil, él tiene mucha experiencia en eso y es paciente, pero ya siendo presidente debe tener más precaución.
SEMANA: ¿Qué será lo más difícil que encontrará su hijo en la Presidencia de la República?
G.P.S.: Hacer lo que prometió, pero sin plata, porque están dejando la olla raspada, como dice el refrán. Eso será lo más difícil, trabajar sin dinero y sin recursos.
SEMANA: ¿Su hijo les cumplirá a los colombianos?
G.P.S.: Claro, siempre les ha cumplido. Él es una persona que cumple lo que promete.
SEMANA: ¿Qué significa para un padre que su hijo sea el presidente de Colombia?
G.P.S.: Una emoción muy grande y un honor, no solamente para él, sino para la familia y la región.
SEMANA: Usted tiene unos hijos que tuvieron que salir del país por razones conocidas. ¿Podrán volver con tranquilidad?
G.P.S.: Yo creo que sí. Y tenga la absoluta seguridad de que Gustavo va a pacificar a Colombia.
SEMANA: ¿Y cómo lograrlo?
G.P.S.: Negociando, convenciendo a los demás de que la única salida que le queda a Colombia es la paz, que no hay más salida. No podemos seguir en este desangre absurdo que no conduce a nada.
SEMANA: ¿Y quiere que sus otros hijos estén en Colombia, que la familia esté reunida?
G.P.S.: Claro, la violencia ha fracturado a mi familia y lo ideal es que volvamos a unirnos, volvamos a encontrarnos todos.
SEMANA: ¿Cuál fue el mayor sacrificio que usted hizo por sacar adelante a Gustavo Petro?
G.P.S.: Yo creo que uno no hace ningún sacrificio, la verdad; uno tiene la obligación de alimentar a sus hijos, de darles estudio y todo lo mejor.
SEMANA: ¿Usted es consciente de que su hijo al ser presidente de Colombia durante cuatro años va a estar muy ocupado? Seguramente dejará de hablar con él con la frecuencia habitual…
G.P.S.: Sí, seguramente. Durante la campaña muy pocas veces nos vimos. En muy pocas veces hablamos porque si yo llegaba a las seis de la mañana a su casa, ya él había salido desde las cuatro.
SEMANA: De paso, usted también le está diciendo que no se olvide de la familia…
G.P.S.: (Risas) Sí, señor, claro.
SEMANA: Usted contó que se iba a tomar unos tragos si su hijo era presidente. ¿Se los tomó?
G.P.S.: Sí, yo llevaba como cuatro años sin tomarme un trago, de emoción me los tomé.
SEMANA: ¿Esta podría ser la felicidad más grande de su vida?
G.P.S.: Sí, claro, indudablemente.
SEMANA: ¿Qué les responde a quienes dicen que Gustavo Petro es un dictador, que se quedará más de cuatro años en el poder, que es igual a Chávez?
G.P.S.: Que hay mucha gente que piensa al revés en Colombia. Un hombre que ha demostrado ser un demócrata, cabal, ¿cómo va a ser un dictador? Sencillamente, no lo conoce.
SEMANA: ¿Y qué más les dice?
G.P.S.: Que cómo va a compararse el gobierno de Gustavo con el de Venezuela. Gustavo es un hombre pensante y de una mente con pensamiento liberal.
SEMANA: ¿Qué le recomienda cambiar a su hijo en lo personal?
G.P.S.: El mal genio y que se cuide la cabellera porque se está quedando calvo (risas)…
SEMANA: Y, seguramente, perderá más pelo…
G.P.S.: (Risas) Seguramente va a perder más pelo.
SEMANA: El 7 de agosto será la posesión, ¿estará en Bogotá?
G.P.S.: Claro, yo vivo en Bogotá. Y si estuviera afuera, llegaría rapidito.
SEMANA: Entonces, estará en la posesión…
G.P.S.: Sí, señor, claro.
SEMANA: Ese 7 de agosto, cuando le impongan a Gustavo Petro la banda presidencial, ¿qué le diría?
G.P.S.: Que cumpla con todo lo que prometió.
SEMANA: ¿Por qué cree que hay tanta gente que habla mal de su hijo?
G.P.S.: No lo sé, o tal vez porque no lo quieren conocer. Gran parte de la población colombiana es arribista; entonces, como no es rico, como no viene de una familia rica, lo tildan de dictador y de otras cosas.
SEMANA: ¿Y le duele como padre?
G.P.S.: Naturalmente que la ofensa duele y, sobre todo, dependiendo de quién viene. Gustavo ha sido un hombre generoso y muchas personas abrieron su carrera política ayudados por Gustavo y nunca le reconocieron eso. Gustavo nunca reclamó nada.
SEMANA: Usted estuvo en la campaña también, ¿por qué lo hizo?
G.P.S.: Por ayudarlo, creo que la relación de padre e hijo no se acaba nunca, eso permanece. Fue una muestra de amor por él.
SEMANA: ¿Qué significó apoyar a su hijo?
G.P.S.: El esfuerzo que hice fue muy grande porque ya en esta edad uno se cansa, tengo una cantidad de problemas de salud. Yo sufro del corazón, de la tensión, hipertenso, problemas de azúcar y problemas en la tiroides.
SEMANA: ¿Y cómo disimuló esos dolores en la tarima?
G.P.S.: El amor. El último médico que me vio me dijo: “si usted está bien de los riñones, entonces eso es del corazón”.
SEMANA: ¿Qué es lo más bonito y lo más difícil de ser el papá de Gustavo Petro?
G.P.S.: Crear una familia es muy difícil. Difícil fue el momento en que Gustavo tuvo una vinculación con la guerrilla, ningún padre puede ponerse contento con eso.
SEMANA: ¿Y lo más bonito?
G.P.S.: Quererlo como quiero a todos mis hijos.
SEMANA: ¿Al fin de dónde es Gustavo Petro?
G.P.S.: Él nació en Ciénaga de Oro y fue bautizado. Nació a las seis de la tarde del 19 de abril de 1960. Yo trabajaba en Bogotá, tenía que irme y llevarlo. Cuando iban a empezar los estudios, la primaria, hubo la necesidad de sacar el registro y la mamá lo registró en Zipaquirá. Ese es todo el tema, pero nació en Ciénaga de Oro.
SEMANA: Mándele un mensaje a su hijo…
G.P.S.: Que lo quiero, él lo sabe. Pero, además, a todos mis hijos, a todos los quiero por igual, uno como padre no hace diferencias en el amor por los hijos.
SEMANA: Queda más de un mes para que su hijo se posesione. ¿Le gustaría pasar unas vacaciones con él?
G.P.S.: Sí, muchísimo, pero usted puede comprender que la campaña fue demasiado dura, que él necesita descanso y no sé dónde ha pensado pasar algunos días de descanso. Claro que me gustaría estar unos días a su lado.