Política
“¡Que me pongan la cara!”, les dice Rodrigo Lara a los hermanos Galán | Lo dejaron por fuera de la contienda
Rodrigo Lara Restrepo acusa a los hermanos Juan Manuel y Carlos Fernando de querer sacarlo de la carrera política. Dice que han actuado como solo lo haría Emilio Tapias en una licitación.
Cuando Pablo Escobar y su estructura criminal asesinaron a Luis Carlos Galán y a Rodrigo Lara Bonilla, sus hijos eran apenas unos niños.
Y tuvieron que huir del país acompañados por sus madres a cargos diplomáticos para proteger sus vidas.
Hoy, más de 30 años después de la partida temprana de Galán y Lara Bonilla, sus hijos están enfrentados como los peores enemigos por la herencia política de sus padres: el Nuevo Liberalismo.
Los Galán (Juan Manuel y Carlos), se declararon los principales herederos del Nuevo Liberalismo, partido fundado por su padre, y Rodrigo Lara (hijo) siente que lo sacaron del camino.
Rodrigo Lara Restrepo está denunciando que los hermanos Galán lo quieren sacar del juego para quedarse solos con ese poder.
La ira del hijo de Lara Restrepo llegó al punto que acusó a los hermanos Galán de actuar como Emilio Tapias, el delincuente preso por hacer licitaciones torcidas.
SEMANA: ¿Por qué su ira contra los Galán?
Rodrigo Lara (R. L.): Los Galán me han puesto todo tipo de obstáculos. Primero para ingresar al partido y luego para que yo pudiera participar de manera democrática en una consulta popular, premisa fundamental del Nuevo Liberalismo, en los años ochenta. Obstaculizaron mi ingreso poniéndome condiciones inaceptables y ofensivamente indignantes. Me pedían renunciar a mi curul en el Senado, exigencia que no le hicieron ni a Iván Marulanda ni a Carlos Fernando Galán. Luego quisieron plasmar en una resolución del partido, que les tocó echar para atrás, que sí, que yo entraba por derecho propio, porque así lo determinó la Corte Constitucional, al Nuevo Liberalismo, pero en otro numeral decía que yo tenía que asumir las consecuencias de una doble militancia, una forma muy baja de plasmar en un documento del partido un auto cabeza de proceso para que vinieran contra mí eventuales pérdidas de investidura.
SEMANA: ¿Por qué asegura que los Galán lo quieren amordazar?
R. L.: Me exigieron que, si entraba, tenía que quedarme callado. Me amordazaban hasta que ellos fijaran reglas que todavía no existen, lo que yo califico de kafkiano. Y cuando, una semana después, yo envío una carta pidiendo garantías para participar democráticamente en la consulta popular de marzo, a las tres horas, sin responderme la carta, emiten una resolución negándome todas las garantías e imponiéndome una encuesta que se sacaron de la manga, que no fue concertada, que no fue acordada, que se cerraba a los tres días y que pretenden realizar dentro del período de fiestas decembrinas. Esa encuesta es la que yo he comparado con una licitación de Emilio Tapias, porque tiene pliego sastre, es decir, a su medida, condiciones sastre, todo a la medida de Juan Manuel Galán. Eso es una simulación del deber democrático de los partidos que obtienen financiación del Estado. Es decir un formalismo.
SEMANA: ¿Usted está denunciando que no hay juego limpio en el Nuevo Liberalismo?
R. L.: No lo hay. Este era el partido del juego limpio, de la consulta popular democrática. Sobre esas bases se dio la reunificación liberal de 1988. La lucha del Nuevo Liberalismo, de Galán, fue contra el bolígrafo que hoy pretenden ejercer los hijos de Galán. Fue una lucha de Galán contra el despotismo interno de los partidos. Si un partido no se comparta democráticamente, ¿cómo pretende gobernar democráticamente un país?
SEMANA: ¿A quién responsabiliza usted con nombre propio de sacarlo de la competencia?
R. L.: Yo me reuní con la codirección del partido y en esa reunión, convocada por ellos, se comprometieron a que yo entraba sin ningún tipo de trabas. Ni de condiciones humillantes. Y aceptaron que yo participaría en la consulta democrática. Pero luego cancelaron una rueda de prensa anunciada, y el secretario general, que ha sido una persona muy nociva en este proceso, se dedicó a enredar las cosas. Ese secretario general es leal a los hermanos Galán, pero no al partido.
Los hermanos Galán no me ponen la cara. No dan la cara. ¡Que me pongan la cara!
Ellos frustraron mi participación como precandidato en los debates de opinión de los medios, como el de SEMANA.
SEMANA: ¿Entonces el secretario general de Nuevo Liberalismo es la piedra en su zapato?
R. L.: No. El secretario general es una ficha de los Galán.
Yo no quería llegar a este punto, pero si esos señores Galán no me responden y no me dan la cara, lo que querían era silenciarme, y no voy a dejarme silenciar.
SEMANA: ¿Está rota su comunicación con los Galán?
R. L.: Es que no ponen la cara. No dan la cara. ¡Que me pongan la cara!
Si ellos no ponen la cara es porque no quieren abrir espacios democráticos dentro del partido. Y querían silenciarme. Pero yo no me dejo silenciar. Yo soy muy vehemente en la defensa de las causas que me propongo.
SEMANA: ¿No es muy duro comparar el proceso del Nuevo Liberalismo con una licitación de Emilio Tapias, un delincuente?
R. L.: La jugada perversa de ellos, de los Galán, es decir que es una ofensa personal contra ellos. Esto no es ni una riña ni una pelea. Yo estoy comparando una encuesta con un proceso de una licitación, ambas oscuras. Es lo más parecido que hay.
Es que como en las licitaciones de Emilio Tapias, abren la encuesta de manera sorpresiva para que solo se presente una persona, no la consultan, no hay concertación, y pretenden realizarla en plenas festividades navideñas. Dígame en qué cabeza cabe un proceso democrático tan arbitrario.
SEMANA: Juan Manuel Galán dice que la actitud de ellos es para proteger al Nuevo Liberalismo, porque usted quería traer a los conservadores. ¿Eso es cierto?.
R. L.: Eso es infantil y da risa. Eso es falso. Ellos están tratando de desviar el debate sobre la falta de garantías en el Nuevo Liberalismo. Invitar al Partido Conservador al Nuevo Liberalismo es ridículo.
SEMANA: ¿No es doloroso que los hijos de dos mártires de la democracia estén agarrados por posiciones de poder?
R. L.: Me duele intensamente, pero esta no es ni una riña ni una disputa por unas listas. Es la defensa de unos principios democráticos. Y por lo que significó el Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán y de mi padre.
Yo siempre tenido que luchar mis cosas, Juan Manuel Galán siempre ha estado muy cómodo; él siempre tuvo el apoyo de César Gaviria.
Mi primera aspiración al Senado la perdí y la segunda me la robaron. Y me levanté.
SEMANA: ¿Si no es con los Galán y en el Nuevo Liberalismo, el partido de sus padres, con quién hará política Rodrigo Lara?
R. L.: Yo no soy una persona que claudica. Para mí la política no es una transacción. Seguiré en la lucha en cualquier espacio.
Mi vida no se acaba en estas dificultades. Mi vida continúa. Este es un Estado de derecho. Los derechos democráticos no se mendigan, se exigen.
Yo he estado acostumbrado a vivir sin privilegios del Estado. Ni mi esposa ni mis hijos tienen camionetas oficiales, ni guardaespaldas ni puestos en el Gobierno. Ni mi mamá, ni mis tíos ni mis primos viven de esos privilegios.
Mi hermano menor, por ejemplo, se va del país, va a emigrar. Hace un mes casi lo matan. No estoy buscando para él ni puesto ni contratos.
Yo perdí a mi padre cuando tenía ocho años y estamos acostumbrados, desde muy pequeños, a trabajar sin privilegios.