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¿Qué opina María Isabel? Brochazos políticos en los óscares
Sus organizadores se han propuesto alejar la ceremonia de la controversia política doméstica. Pero este año, ¡Ops! Tampoco lo lograron. Hubo vainazos a Trump. Hubo un merecidísimo homenaje al disidente ruso Navalny. Y hubo la inusual declaración del director del mejor documental sobre la guerra ruso-ucraniana, quien confesó que desearía nunca haberlo filmado.
¿Qué está opinando María Isabel, hoy lunes 11 de marzo, en SEMANA?, pues la opinión gira en torno a los toques políticos de la ceremonia de los Premios Óscar, que pudimos ver anoche en una inusualmente corta, pero mucho más conveniente versión, un mejor formato que no permitió que, como era usual, los televidentes nos quedáramos dormidos mucho antes del último premio, el Óscar a la mejor película, que este año fue para Oppenheimer, que se llevó siete de sus 13 nominaciones.
El presentador de la ceremonia fue el comediante de televisión Jimmy Kimmel, quien no se aguantó las ganas de leer un trino de Donald Trump en su contra, casi al final de la emisión de la ceremonia, lo calificó el expresidente Trump, a Kimmel, como el peor presentador en la historia de los Premios Óscar y a la ceremonia la describió como deshilvanada, aburrida e injusta, adjudicando los Óscar a quienes no se los merecían.
“Recuperen esos hundidos ratings y hagamos a América grande otra vez”, terminó diciendo el trino del expresidente candidato. Ups, el Óscar lo hizo otra vez, no pudo evitar su toque en la política doméstica, tan polarizada en Estados Unidos.
El homenaje a la carrera en el cine de los fallecidos en el último año estuvo, en cambio, antecedido por una conmovedora frase del disidente ruso recientemente fallecido, Alexei Navalny, que dijo una cosa que nos calaría muy bien a los colombianos: ”la única cosa necesaria para el triunfo del mal, es que la gente buena no haga nada”.
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Y finalmente está la inusual declaración del ganador del Óscar como director del estremecedor documental ucraniano 20 días en Mariúpol, Mstyslav Chernov, quien dijo que quizás sería el primer director de la historia parado en el escenario declarando que habría preferido no haber hecho ese documental.
Añadió que él no podía cambiar la historia, pero que sí podía hacer que fuera recordada y que prefería la situación de quedarse sin Óscar y sin guerra, mereció ovación de pie de los asistentes a la ceremonia. Son brochazos políticos, de esos Premios Óscar, que lo que demuestran es que el cine está íntimamente ligado con la política y con los conflictos mundiales.