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¿Qué opina María Isabel? El extraño comunicado de la Facultad de Derecho de los Andes
A los medios no nos pueden prohibir la reseña de las noticias, sobre todo cuando tienen que ver con la salud del presidente, que no solo es de máximo interés público, sino un derecho ciudadano. Por eso es incomprensible un comunicado expedido por la Facultad de Derecho de la respetada, reputada y querida Universidad de los Andes, en el que se sostiene que los medios estamos estigmatizando al Presidente.
A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel, hoy miércoles 6 de septiembre, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a un curioso comunicado, muy curioso, expedido por la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, pues no se entiende muy bien qué diablos es lo que pretende defender.
No es en todo caso la libertad de prensa, pues en sus primeros párrafos y el nombre de una cosa que se llama “Programa de Acción por la igualdad y la inclusión social”, dice el comunicado que se viene observando con preocupación “la amplificación que los medios masivos de comunicación han venido haciendo de supuestos condiciones de salud mental o cognitivas del presidente Gustavo Petro Urrego para explicar conductas cuestionables sobre su desempeño público”.
Además, hacen un llamado a la prensa en Colombia para evitar este tipo de estigmatizaciones. Pero no, señores de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes: lo que hemos hecho los medios, lo cual sí sería una falta de ética, fue no ocultar las declaraciones que el propio hermano del presidente Juan Fernando Petro hizo por su propia voluntad sin que fuera obligado, ni presionado, ni engañado, al programa Los informantes de Caracol.
Pero no solo las declaraciones sobre la salud del presidente, en cuya divulgación se ha actuado con el máximo respeto, sino acerca de los votos que le habrían puesto desde las cárceles a la campaña petrista y sobre los peligrosísimos y gravísimos planes del cartel de Sinaloa con el Clan del Golfo para comprar terrenos en el Urabá.
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Los medios tienen la responsabilidad de reseñar las noticias y, entre otras cosas, informar sobre la salud del presidente no es pecado. No forma parte ni siquiera de su intimidad, por tener el grado que tiene como funcionario público. Incluso en la Asamblea Constituyente estuvo a punto de convertirse en un informe anual obligatorio, el del estado de salud del presidente que estuvo a punto, como les digo, de ser convertido en una norma constitucional de carácter obligatorio.
Pero por cortesía con el presidente Virgilio Barco, pues que había sido el anterior o el antecesor de César Gaviria, que desató grandes dudas en su momento sobre el estado de su salud, la Constituyente se abstuvo a probar esa medida constitucional y los medios de comunicación jamás abrieron en su época la boca al respecto, a sabiendas de que ese gobierno funcionó muchas veces por interpuestas personas, a media vela, por las condiciones clínicas del presidente Barco.
En el caso del actual presidente Petro, el tema de su salud no lo han planteado los medios, sino su entorno familiar. Ese es el origen del tema. ¿Le echamos tierrita encima o buscamos expertos que sin estigmatizar a nadie nos explique a los colombianos qué es el síndrome de Asperger?
Lea la segunda opinión de María Isabel, hoy 6 de septiembre:
¿Qué opina María Isabel? La omertá de Laura Sarabia
Su regreso al Gobierno nos parece a muchos un desafío, al tiempo que circulan dolorosas y ofensivas imágenes de la niñera Marelbys sometida al polígrafo, mientras le preguntan más de diez veces: “¿Usted se robó la plata?”. Y ella responde otras diez veces: “No”. ¿Tendrá su reencauche que ver con la omertá o ley del silencio?
¿Qué estará opinando María Isabel hoy miércoles, 6 de septiembre, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la nueva coronación de Laura Sarabia en el Gobierno, que de ser la niñera del presidente pasó, como quien se cae para arriba o para bien arriba, a ocupar uno de los cargos más poderosos del Gobierno: directora del DPS, con un presupuesto de seis billones de pesos.
Pero este nombramiento, que muy pocos defienden por considerarlo un desafío al país, ayer llegó a su pico, cuando la funcionaria se presentó contentísima a la Fiscalía a completar —o dizque a completar— un interrogatorio que ella sabía que no procedía ya, porque el decreto de su nombramiento en el DPS le da fuero y su caso pasa automáticamente a un fiscal ante la Corte, de donde arrancaría prácticamente de cero.
Mientras tanto, avanza la investigación contra los policías que trabajaban en la seguridad de la Presidencia por presunto abuso de autoridad y siguen circulando los videos humillantes, ofensivos, del polígrafo practicado la niñera Marelbys Meza, en la que básicamente el interrogador le preguntó más de 10 veces seguidas la misma cosa: si ella se había robado el dinero de Laura Sarabia.
La conclusión de este bochornoso caso es esta. La misma razón por la que el presidente Petro despidió en un comienzo a Laura Sarabia es la misma razón que aún hoy recomendaba mantenerla alejada del Gobierno. Y el mismo trabajo que le costó al presidente de Laura Sarabia y Armando Benedetti, sus mancornas, hoy se convierte en la justificación de volverlos a ubicar en su intimidad en salvaguarda de la Omertá, que significa la ley del silencio. Por lo menos, la lealtad de Laura Sarabia queda superasegurada.