Nación
¿Qué opina María Isabel? Homenaje a Rodrigo Lara Bonilla
Su asesinato en manos del narcotráfico hace 40 años, ocurrió como retaliación por la valiente investigación que había iniciado, ante la infiltración de los dineros del narcotráfico en el fútbol. Su trágica muerte representó el inicio de una guerra sin cuartel del Estado contra los narcos.
A las ocho y diez minutos de la mañana, ¿qué está opinando María Isabel hoy, 30 de abril en SEMANA?, más que una opinión es una memoria. La del asesinato muy doloroso hace cuarenta años del entonces ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, concretamente en abril 30 de 1984, por orden del capo Pablo Escobar.
Acababa el ministro de poner el dedo en la llaga, lo que no le perdonó Escobar, en la infiltración del narcotráfico en el fútbol. Y eso, pues, era algo en lo que Escobar y los Rodríguez Orejuela estaban empeñados.
Recuerdo como si fuera hoy, la entrevista que le hice tres días antes de su brutal asesinato en camino de llegar a su casa. Fue allí, en medio de un tremendo desorden, que sus tres pequeños hijos, entre ellos el que siguió su vocación política, Rodrigo Restrepo, donde se llevó a cabo esta entrevista.
A él parecía no inmutarlo el relajo de sus hijos, pero a mí sí, tengo que admitir que me pusieron bastante nerviosa. Los entonces niñitos rodaban por las cortinas, provocaban la inestabilidad del mueble, las copas de cristal, y en general interrumpían el esfuerzo de esta reportera por investigar a dónde conducirían las investigaciones que, de manera supremamente valiente, comenzaba aflorar bajo la mano del ministro de Justicia.
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Al amparo del nuevo liberalismo que cofundó bajo la dirección de Luis Carlos Galán como disidencia al Partido Liberal. El propio Galán luego sería el también sacrificado por el narcotráfico. Rodrigo Lara venía a ser alcalde de Neiva, su ciudad natal, congresista, diplomático y finalmente ministro de Justicia de Belisario Betancur, donde lo encontró la muerte.
Previamente a su asesinato, Escobar había logrado tenderle una inmunda trampa, metiéndole a la financiación de una de sus campañas un cheque de plata de los narcos que le amargó hasta el fin de sus días y que le produjo incluso distancias con el propio Luis Carlos Galán.
Pero cuarenta años después hay que reconocerle a Rodrigo Lara Bonilla que su muerte a manos de los terribles priscos en unas muy valientes circunstancias, hay que repetirlo, representó el inicio de una guerra frontal y sin cuartel entre el estado colombiano y el narcotráfico. Honores en el aniversario número 40 de su muerte.