Opinión
¿Qué opina María Isabel? La nueva guardia “petroriana”
Hay más sorpresas entre los ministros que se salvan que entre los que se van. Había anuncios tácitos sobre la inestabilidad de ministras de Salud y Agricultura; al de transporte no se sabe si, rota la coalición con los partidos bisagra, lo sacan por conservador o por malo. Y lo de Ocampo preocupa, pues no solo le tapó muchos goles al Gobierno, sino porque tranquilizó los mercados internacionales. Y ahora será reemplazado por Ricardo Bonilla, un “yes man” del presidente Petro.
A las 6:00 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy jueves 27 de abril en SEMANA? Pues la opinión va alrededor de los ministros que llegan, y de los ministros que, por lo menos por ahora, se salvan. Los que llegan, pues no son gran sorpresa, y algunos de los que se van tampoco.
En reemplazo del ministro del Interior se estrena Luis Fernando Velasco, que llevaba estos nueve meses de gobierno prestándole al presidente Petro ―luego de rebelarse contra el jefe del Partido Liberal César Gaviria― unos servicios casi que de apostolado. Era consejero de las regiones y en los últimos días estuvo heroicamente, hay que decirlo, al frente del dificilísimo manejo del volcán Nevado del Ruiz. Una grave amenaza contra la población que no se sabe cómo manejar, porque si se le pone mucha alarma, pues puede crear pánico, y si se le quita, puede crear confianza y puede provocar una catástrofe. Su misión ahora será calmar ya no al volcán, pero sí la lava de las aguas políticas y tender puentes en diversas vertientes que hoy parecen distanciarse del Gobierno.
Reemplaza al estadista Alfonso Prada, negado ayer por el presidente Santos como cuota suya en el gabinete, curioso que lo haya dicho cuando se va, pero nunca cuando estuvo. Siempre se pensó que Prada era un santista de pura raza que se enamoró de Petro por conveniencia, pero hoy Prada queda desempleado y sin puesto a la vista en este Gobierno por lo pronto, porque siempre queda mucha embajada sin cabeza.
La salida del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, estaba cantada. En más de dos oportunidades se supo que estuvo renunciado, pero que el presidente Petro lo convenció de que por favor se quedara otro rato por la estabilidad que le da la imagen de seriedad a la economía del Gobierno.
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En su reemplazo llega uno de los varios exfuncionarios de la pésima alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá, que ahora llegan a engrosar el gabinete ministerial. Él es Ricardo Bonilla, quien fungió como su secretario de Hacienda durante cuatro años. Siempre se dijo que Petro lo tenía calentando silla para levantarlo de ella en el momento en que Ocampo se fuera.
Es una lástima que el ministro Ocampo salga prácticamente echado y no renunciado, por el reconocimiento internacional que tiene. Pero, además, lo vimos taparle muchos goles a este Gobierno. Su última advertencia es que la reforma la salud de la saliente, por fortuna, ministra Corcho, le costará el país más de 113 billones de pesos en 10 años. Claro, se disparó el dólar y quién sabe qué tantas otras repercusiones haya en los mercados y las calificadoras internacionales.
Con la ida de Ocampo y su reemplazo por ese “yes man” que es el nuevo minHacienda Ricardo Bonilla, al que no se le ve la casta para decirle nunca ‘no’ al Gobierno Petro. Por lo pronto, el presidente pide aplazar ante la llegada de Bonilla la elección del próximo presidente de la Federación de Cafeteros.
Sobre la ida de Carolina Corcho, ayer anticipé que era superprobable, porque se había convertido en la piedra de su propio zapato, pues reventó la coalición de gobierno y polarizó las opiniones en torno a su proyecto. Y en aras de “corchar” las locuritas de la reforma corcho a la salud, produce cierta esperanza la llegada de Guillermo Alfonso Jaramillo, médico cardiólogo, otro coequipero de Alcaldía que de entrada tiene sobre Corcho varias ventajas.
Nació en una cuna política, que hace que esta actividad no les sea extraña ni ajena, pues es hijo de quien fuera cuatro años ministro de Salud del Gobierno Turbay, Alfonso Salazar, y de Hilda Martínez de Jaramillo, líder política de altísimos quilates. El nuevo ministro fue secretario de Salud y de Gobierno del entonces alcalde Petro, pasó por el Congreso y fue gobernador del Tolima y alcalde. Su hermano es jefe gavirista liberal en el Tolima; interesante.
Del Dapre, Mauricio Lizcano, se trastea al ministerio de las TIC. Eso prueba que sigue siendo un hombre superleal a Petro, y que su salida del Palacio de Nariño no es por falta de confianza en él sino porque se lo iba devorando el empuje de la jefe de Gabinete, Laura Sarabia, quien abarca todo el círculo cercano de Petro, lo controla, lo llena. Al Dapre llega un hombre, colega del presidente Petro en el M-19, Carlos Ramón González. Hombre, pues también, de toda su confianza.
La reemplaza la superradical Jhenifer Mojica, quien ahora pasa a la cabeza de la reforma rural integral, que pasa por la compra de tres millones de hectáreas de los ganaderos, que es una de las cosas que no avanzó al ritmo deseado por Petro.
Y por último, queda la pregunta de si el ministro de Transporte Guillermo Reyes sale por conservador o por malo. Su prueba de fuego fue su falta de manejo ante la crisis de las aerolíneas de bajo costo. Por lo pronto, tampoco es claro si el remesón del gabinete es por cuenta del rompimiento de la coalición, o de que Petro los acusa del golpe de la baja de popularidad de su gobierno, que ahora con ministros de su entraña intentará algo que suena redundante, pero no lo es: que Petro le dé un viraje petrista a su Gobierno.
Escuche la otra opinión de María Isabel Rueda de hoy jueves 27 de abril:
¿Qué opina María Isabel? Más petrismo en el gobierno petrista
Algunos ministros que, se creía, serían exministros muy pronto, terminaron quedándose. Es el caso del canciller, del ministro de Defensa y de la ministra de Minas. ¿Por qué se quedan? No precisamente por ser unos ministrazos. Lo que sí se demostró es que Petro, por redundante que suene, es capaz de volver su gobierno más petrista
A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy jueves, 27 de abril, en SEMANA? Pues la opinión gira por los lados de los ministros que se salvan, por ahora, del remesón del gabinete anunciado ayer.
Un fuerte candidato que estaba a puertas de su salida es el canciller Álvaro Leyva, pero aún peor que los resultados de la cumbre internacional por la política interna venezolana sin Venezuela, que ayudó a sabotear el propio presidente Maduro con sus tajantes exigencias de plata y de que le quiten de encima la Corte Penal Internacional, solo faltaba dejar sin piso al canciller Leyva.
A pesar de que tanto ruido terminó en un lacónico comunicado que ni siquiera firmaron los representantes que mandaron los países, sino que fue un brevísimo resumen, casi que de relatoría de las opiniones que se escucharon en la reunión del Palacio de San Carlos, es que ni siquiera el paralelismo, llamado así por Leyva, entre el calendario electoral en Venezuela y levantamiento de las sanciones cuenta con aval de los presentes a la cumbre, porque hasta donde sabemos, lo que salió de la reunión de Biden y Petro fue la advertencia de que primero querían ver para creer antes de levantar las sanciones, es decir que el cronograma electoral se implementara, que fuera claro, y que hubiera garantías para la oposición, cosas que aún no hemos visto.
Otra que figuraba en la puerta de salida era la ministra de Minas, Irene Vélez, off the record se viene comentando que el presidente viene preocupado con que ella no le esté dando el ancho al Ministerio de Minas, pero con la llegada Ricardo Roa a la presidencia de Ecopetrol, que yo misma pensé que facilitaría la salida de la ministra, se convirtió por lo pronto en un refuerzo a sus falencias.
Y otro que sorpresivamente se salva es el ministro de Defensa, Iván Velázquez, quien nunca ha sabido dónde está, ni nosotros por qué está. Puede ser bastante posible que por ahora Petro no le tenga reemplazo, porque se suponía que allí podría llegar el saliente ministro del Interior, estadista Prada, pero esas especulaciones se dieron antes de que Petro enfurecido llamara mentiroso al expresidente Juan Manuel Santos, y es que de paso tratará despectivamente a una institución médica como es la prestigiosa fundación Santa Fe, solo porque su sede es en el norte de Bogotá.
El miércoles pregunté yo si algún hijo de Petro no habría sido paciente de la clínica, hoy afirmo que hasta Petro lo ha sido, de manera que ser atendido por la Fundación no es como dijo Petro, privilegio de algún expresidente que seguramente aparecería por ahí ponderando el sistema de salud en Colombia, refiriéndose sin mencionarlo con nombre propio a Juan Manuel Santos.
Y como el estadista Prada es invento de Santos, aunque ahora niegue que fuera su cuota en el Gobierno Petro, no quedaba fácil sacarlo del Interior para meterlo en Defensa. No porque el estadista hubiera rechazado el cargo por respeto a su jefe Santos, llamado mentiroso por Petro, sino porque insultando al expresidente, ¿qué confianza tendría en el estadista como ministro de Defensa, ahora que el presidente ha venido peluqueando la institución para asegurar no solo su acuartelamiento, sino su entrega?
Se supone que este remesón es la radicalización del presidente Petro, así lo han analizado. Quienes no pensaban que eso sucedería tarde o temprano, o son unos ingenuos o pensaban que al presidente le estaba yendo mal, sencillamente que había comenzado muy blandito, muy poco petrista. Cualquiera de las dos teorías sirve.