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¿Qué opina María Isabel? Los bandazos del embajador-canciller Luis Gilberto Murillo
El alto funcionario también le tiene pánico a su jefe Petro. Sacando disculpas inexactas, como que no existe la partida presupuestal, se niega a firmar el contrato de la elaboración de pasaportes para no chocar con los caprichos presidenciales, lo que le podría costar sus dos cargos actuales.
¿Qué estará opinando María Isabel hoy, miércoles 6 de marzo en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al susto que generan entre sus colaboradores el presidente Gustavo Petro y sus impulsivas decisiones. La prueba reina es cómo han venido cayendo sus fichas en el capricho de vetar a la empresa fabricante de la elaboración de pasaportes Thomas Greg & Sons que, hasta ahora, lleva la bobadita el episodio de un canciller suspendido, de quien aún es incierto si regresará algún día a su cargo en la Cancillería.
De la destitución del secretario general de la misma, José Antonio Salazar, por haber abierto, siguiendo vías absolutamente legales, la licitación que ilegalmente fuera declarada desierta por el canciller Leyva, cuando a pesar de que aparentemente estaba en un comienzo satisfecho con su proceso, súbitamente cambió de parecer, amenazado por la furia que este resultado produjo en su jefe Petro, quien estuvo considerando sacarlo de su cargo antes que aceptar el triunfo de una empresa que detesta.
Y ahora el descrédito en que está cayendo un hombre que parecía serio y que venía desempeñando un buen papel como embajador en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, a pesar de su oscilante carrera política, primero como ministro, descubrimiento del exvicepresidente Germán Vargas Lleras; luego como fórmula presidencial de Sergio Fajardo, y finalmente, por ahora, porque su carrera política puede ser larga, como ficha el presidente Gustavo Petro en la embajada ante Estados Unidos.
Pues Murillo no solo ha quedado como un lacayo de Petro, sino que ahora nos salió mentirosillo, pues afirma que no firmará el contrato que se ganó Thomas Greg, sacando como disculpa que no existe el tal certificado de disponibilidad presupuestal número 74923, para dicho proceso contractual. Sin embargo, de acuerdo con lo que revela SEMANA, el propio ministro de Hacienda, según documento en poder del destituido Salazar, existen los recursos para el cupo de vigencia futura 2025-2026, de gastos de funcionamiento del Fondo Rotatorio del Ministerio de Relaciones Exteriores, firmado por el encargado director general del Presupuesto Público Nacional.
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Concretamente, ¿para qué? Para que se adelante la contratación de “suministrar, formalizar y prestar servicio de personalización, custodia y distribución de libretas de pasaportes, así como el servicio de impresión, almacenamiento y entrega de etiquetas de visa con zona de lectura mecánica”, hasta aquí la carta.
Según el propio ministro Bonilla, la licitación tenía razones para reabrirse porque contaba con un certificado de disponibilidad presupuestal porque la plata está ahí, pero al parecer también Bonilla, el hombre que no ha aprendido a decirle ‘no’ a Petro, después cambió su versión, porque forma parte de los subordinados del presidente que le tienen pánico.
Ello pudo servirle al embajador canciller Murillo para argumentar que los dineros para el contrato irregular, según sus propias palabras textuales, con Thomas Greg no fueron asegurados y así justificar que de ninguna manera firmará ese contrato, fruto la licitación que se ganó la firma. Conclusión, el común denominador de las fichas de Petro, me perdonarán la expresión, pero siendo muy cruda es la más gráfica, se mueren del culillo de llevarle la contraria a sus impulsivas decisiones, so pena de perder sus cargos, como le pasó al propio Salazar y a la ex defensora jurídica del Estado Martha Lucía Zamora, quien pretendía defender al erario público de una futura demanda por esta arbitrariedad.
Todo lo contrario con la reforma a la salud, en cambio, que sigue sin aval fiscal y continúa su curso en el Congreso, pero nadie sabe cuánto cuesta, aunque ya dos compañías, Sura y Compensar, se entregaron.
Lea la primera opinión de María Isabel Rueda de hoy miércoles 6 de marzo:
¿Qué opina María Isabel? El director de Planeación admite que no se le dan las matemáticas
Me solidarizo con la falencia que reconoce Alexander López. Pero a diferencia suya, por eso mismo jamás habría aceptado la dirección de Planeación Nacional. Con la disculpa de que, a cambio, sí conoce el dolor de los colombianos, aparentemente don Alexander tendrá la sabiduría para invertir una chequera de diez billones de pesos.
¿Qué estará opinando María Isabel hoy, miércoles 6 de marzo, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la tapa de las tapas. Y con ello me refiero a la colocación de las nuevas fichas del petrismo en el Gobierno, que dan un viraje de esta administración de la tecnocracia al activismo, pues el polémico nuevo director de planeación, Alexander López, además de reconocer que no es economista, admite que las matemáticas le dieron muy duro, afirmación con la que francamente yo me solidarizo, porque yo misma sufro de esa dolencia.
Seguramente, en ese campo, una parte de mi cerebro puede estar apagada, como la del nuevo director de Planeación Nacional; no obstante, haber yo podido tener el privilegio de estudiar un par de años de Economía en la universidad en un horario bastante cruel, pues las clases eran de 6:00 a 8:00 de la noche en plena sede del centro de esa universidad del Rosario y el profesor, excelente, eso sí, era tremendamente estricto.
Le teníamos más miedo que los actuales funcionarios del Gobierno al presidente Petro. No obstante, esta deficiencia matemática me habría impedido intelectual y moralmente aceptar un cargo como el de jefe de Planeación, que maneja un presupuesto de diez billones de pesos y que requiere, como afirma SEMANA, análisis, investigación y números.
La disculpa de su deficiencia matemática para ejercer dicho cargo, por parte de Alexander López, no puede radicar en que a pesar de que no sabe sumar ni restar ni multiplicar ni dividir, en cambio eso lo compensará con el conocimiento, según él, extraordinario que tiene del país, de sus tragedias, dolor y sufrimiento, lo cual considera suficiente para desempeñar “esa hermosa responsabilidad de definir las políticas públicas para impartir justicia social”.
Cero matemáticas, pero mucho conocimiento del país. ¿Será el ejemplo de Alexander López la razón que llevó al presidente Petro a reconocer su preocupación por el nivel de matemáticas en Colombia, materia en la cual el país se raja?
¿Qué podrá estar sintiendo al respecto de las falencias de su sucesor alguien calificado, preparado y sobrado para dirigir el Departamento de Planeación, como era el sacrificado antecesor de don Alexander, Jorge Iván González?