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¿Qué opina María Isabel? Nicolás Petro se toma la pelea papi-fiscal
Tal cual. La pelea, que pudo haber sido provocada deliberadamente por el presidente, fue aprovechada por los abogados de junior para recusar al fiscal. Aun cuando equivocadamente, en el documento de 28 páginas, a los abogados se les fue un gazapo: le piden al fiscal “parcialidad”, cuando le deberían estar pidiendo imparcialidad.
A las 6:33 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy martes 9 de mayo en SEMANA? Pues la opinión gira alrededor de la cumbre que ocurrirá hoy entre las altas cortes y el presidente de la República para tratar de limar asperezas.
Todo comenzó con la declaración del presidente de su jefatura sobre la justicia, vía fiscal general. Eso produjo de inmediato la reacción de la Corte Suprema quien le reclamó al presidente por su equivocada interpretación de la organización del Estado, incluida la separación de poderes que consagra la Constitución del 91, pero que tiene sus raíces como se lo recuerda la Corte a Petro, en los principios fundacionales de la República.
Lo que quedó claro es algo que esta sección anticipó ayer que el presidente perfectamente pudo haber provocado al fiscal Barbosa para sacarle la piedra hasta crear con él una confrontación de tinte casi personal que le permitiera a Petro junior, o sea a su hijo Nicolás, recusar al fiscal, cuya institución, que él preside, está a puertas de tomar decisiones judiciales sobre el sonado caso. No él, no el fiscal, sino uno de los fiscales de la institución que son independientes y autónomos.
Alegan los abogados de Nicolás Petro, sin embargo, en un documento de 28 páginas, que en las actuales circunstancias de su enfrentamiento con su padre, el presidente, el fiscal ni sus subalternos pueden tomar decisiones “sin desenfreno, sin apasionamiento, sin parcialidad (querrán decir con imparcialidad, perdón que los corrija), con rigor, sin juegos políticos, con serenidad y con sensatez”.
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A estas alturas uno se pregunta si los desatinos de Petro contra Barbosa no habrán sido conscientemente provocados para enredar el clima en el que la Fiscalía tomará su decisión sobre Nicolás Petro.
Por eso es importante que las altas cortes, hoy sentadas a manteles con el presidente de la República en Palacio, mantengan la dignidad, cuya primera piedra puso la Corte Suprema con su comunicado reclamando la independencia de la justicia del Poder Ejecutivo, que no se vayan a doblegar los magistrados por un plato de lentejas, literalmente hablando.
Que el presidente les haga ofertas de mejorarles el presupuesto, por ejemplo, y les ofrezca finalmente un postre delicioso, no lleve a que algunos magistrados salgan convencidos, así no más, del respeto presidencial por la justicia y por la separación de poderes.
Porque cuando hizo su rectificación obligada, casi que por el comunicado de la Corte, el presidente no se veía muy convencido de que no fuera el jefe absolutamente de todo y de todos en Colombia.
Escuche la otra opinión de María Isabel Rueda de hoy 9 de mayo:
¿Qué opina María Isabel? El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, estrenó el NO
Y con su no a la cabecita con tenis que es la ministra de Minas, Irene Vélez, despejó esa duda: sí sabe decir no. Se lo aplicó a la idea de la ministra de solo desmontar parcialmente el subsidio a la gasolina cuando, responsablemente, el ministro Bonilla aspira a dejar equiparados los precios internos con los internacionales de la gasolina en siete meses.
¿Qué estará opinando María Isabel a las 6:22 a. m. de hoy martes 9 de mayo en SEMANA? Pues la opinión gira alrededor del debut del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, que ocurrió con motivo de las ideas que se le vinieron a la cabeza en su viaje a Portugal, al ritmo de los fados, a esa cabecita con tenis que se llama Irene Vélez, ministra de Minas.
Básicamente, no desmontar el subsidio a la gasolina estableciendo unas necesidades focalizadas a las que no se les levantaría, pero eso sí, no definió cuáles serían estas necesidades. Pero como muchas cosas de este gobierno, para no decir la gran mayoría, se trata de un anuncio totalmente improvisado al que por ahora no se le ven ni pies ni cabeza, solo tenis.
Pues el ministro Ricardo Bonilla estrenó su primer “no”, y demostró que es capaz de decir esa palabra sencillita de dos letras: la n y la o, pero que a veces son tan difíciles de combinar. Según Bonilla, no es conveniente que el país tenga un precio distinto para los combustibles comparado con las referencias internacionales, y que menos aún se pueda obligar a Ecopetrol a vender por debajo de esos precios. No solo por el detrimento patrimonial de los dineros públicos de la empresa, que le pertenecen en su gran mayoría al Estado, sino porque a los particulares que han adquirido acciones de la empresa pues no se les puede obligar a que vendan a menor valor lo que vale más.
Y con gran sabiduría y prudencia incluso propuso el ministro de Hacienda, Bonilla, que en las mesas técnicas se incorpore Ecopetrol y a la Comisión de la Regla Fiscal. Su meta es lograr el equilibrio de los precios nacionales con los internacionales en siete meses, cuando muy probablemente el galón de gasolina, anuncia él, llegaría a los 16.000 pesos. Y que además la subida de los precios del ACPM tampoco se puede aplazar mucho tiempo más.
No hacer lo que toca en materia de precios de combustibles implica mucho desbarajuste y desorden económico, entre otros el encarecimiento del endeudamiento público, que redunda que quiérase o no en las prioridades de la inversión social. Es decir, como quien dice, Ricardo Bonilla le recordó a la cabecita con tenis que el ministro de Hacienda es él y, por lo tanto, él es el que tiene la última palabra en la política fiscal. Que un bello fado portugués no puede estar por encima de las inspiraciones, que deben regentar un manejo serio de la economía del país.
Que Bonilla diga no, no es magnífica noticia. Sobre todo, después del antecedente del “no” que al revés le dio el Gobierno Petro a su antecesor, el ministro José Antonio Ocampo, de quien incluso se ha sabido que en las últimas horas ejerciendo su cargo tuvo un grave enfrentamiento con un funcionario cercano al presidente Petro.
El incidente habría ocurrido en pleno Congreso cafetero, en el que como es bien sabido Ocampo le dijo “sí” al nuevo gerente de la Federación, Germán Bahamón. Como no era el favorito de Petro, el funcionario de marras del incidente acusó a Ocampo de desleal, y fue tal la falta de respeto que Ocampo le exigió al funcionario de marras que saliera del recinto donde estaban reunidos.
Así de mal terminaron las relaciones de Ocampo con el Gobierno Petro porque él sí sabía decir “no”. El problema del nuevo “no” a la cabecita con tenis es que ella, por ahora, no sale del Gobierno.
Su padre, además de amigo personal del presidente Petro y su tutor en temas ambientales, se le ha vuelto al presidente una fuerza fundamental en la campaña política. Con miles a las elecciones de octubre nada menos que en los municipios del Pacífico colombiano, que se la pasa recorriendo con un maletín de Ejecutivo, claro. Eso hace que, por ahora su hija, la ministra Irene ―con tenis y todo―, sea inamovible. A pesar de que los tenis sean para salir corriendo.