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¿Qué opina María Isabel? Nos salió activista el embajador en Nicaragua
No sabemos si el embajador León Freddy Muñoz está de embajador en Nicaragua por su apoyo entusiasta a la dictadura de Daniel Ortega, o huyendo de sus problemas judiciales en la Corte de Colombia, que desde 2018 le tiene abierto un proceso por cargar 160 gramos de coca en su maletín de viaje. El Gobierno de Colombia ha calificado de “repulsivas” las medidas dictatoriales de Ortega contra sus opositores. A pesar de eso, ¿mantendrá al embajador activista en su cargo? ¿Y será que este hace fiesta si el jueves perdemos en La Haya frente a Nicaragua?
¿Qué estará opinando María Isabel hoy martes 11 de julio en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la papa caliente, una nueva, después del caso de Benedetti, que definitivamente no reconoce a su jefe, el canciller, como su jefe, que ahora tiene que manejar el ministro Álvaro Leyva con el caso del entusiasta embajador en Nicaragua, León Freddy Muñoz.
En una caminata oficialista que celebrará la Revolución Sandinista, como ya muchos lo hemos escuchado, se vio y se escuchó al embajador Muñoz, no solo disfrazado con las insignias del sandinismo -como la clásica pañoleta roja y negra y una cachucha alusiva al régimen-, sino agitando las banderas de la dictadura de Daniel Ortega, ante las cuales ejerce la representación diplomática en nombre de Colombia.
Aún retumban sus palabras: “Esto es admirable, lo que he sentido desde el 30 de septiembre que llegue a Nicaragua, es un pueblo alegre, bonito, amable y sobre todo un pueblo que está convencido de su revolución”. El asunto es que no sabemos si este embajador activista sandinista está en Nicaragua por su admiración a la dictadura de Ortega, repudiada por el mundo porque tortura, persigue, encarcela u obliga a abrirse al exilio a sus opositores, sometiendo a su pueblo a que así sea forzadamente a ser bonito, alegre y amable, como lo vio el embajador de Colombia en Nicaragua, pero por miedo a la dictadura de Ortega y su esposa Rosario Murillo.
O si el embajador Muñoz está en Nicaragua huyendo de sus líos judiciales, puesto que cuando era representante a la Cámara, o cuando estaba a punto de posesionarse, fue capturado con 160 gramos de cocaína en su equipaje de mano a su llegada a Medellín de un vuelo procedente de Bogotá.
La Corte le abrió un proceso desde 2018 por los delitos de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes como autor directo. Él alegó, en su defensa, que la coca se la habían metido en la maleta, que la maleta ha sido manipulada por terceros.
En todo caso, el señor Muñoz, con su evidente entusiasmo, que no intenta ocultar debajo de su cachucha sandinista, está violando el artículo 41 de la convicción de Viena que prohíbe a los diplomáticos meterse en los asuntos internos de un Estado.
Para empeorar la situación, ya son siete los sacerdotes detenidos en Nicaragua, incluido el obispo nicaragüense, y con las vísperas del fallo de La Haya por la demanda de Nicaragua contra Colombia por la plataforma continental extendida, que dejarían los límites territoriales de Nicaragua muy cerca de las costas colombianas.
¿Será que si perdemos el embajador celebra, hace fiesta y dice “viva Daniel Ortega”? Pero el embajador Muñoz es una papa caliente para el canciller Leyva por otros motivos, porque en un comunicado había dicho muy claramente Leyva que “la República de Colombia, liderada por su presidente Petro registra con repulsión las medidas tomadas de manera arbitraria por el jefe de Gobierno de la hermana y sufrida República de Nicaragua contra ciudadanos de su país, cuyo único delito ha sido defender la democracia, el derecho a la crítica y los derechos humanos universales”.
Así de claro no canta un gallo. A pesar de este contundente juicio contra la dictadura Ortega de parte del Gobierno colombiano, ¿será que el canciller Leyva se aguanta al señor Muñoz como embajador activista?
Lea la primera opinión de María Isabel Rueda de hoy martes 11 de julio:
¿Qué opina María Isabel? El misterio capilar de Óscar Iván Zuluaga
Resultó mucho más interesante para la opinión el trasplante capilar de Zuluaga que su declaratoria de inocencia ante la infiltración de su campaña con dineros de Odebrecht. Urgente que se conozca el nombre del cirujano capilar, porque a juzgar por la frondosa cabellera de Óscar Iván, a quien si no hubiéramos conocido calvo pensaríamos que toda la vida ha vivido con ella, ese trasplante fue un hit.
¿Qué estará opinando María Isabel hoy martes 11 de julio en SEMANA? Pues la opinión gira alrededor de un país muy chistoso como es este, Colombia, porque en la audiencia de imputación de cargos a Óscar Iván Zuluaga y a su hijo David, terminó siendo más noticioso el pelo de Óscar Iván, asombrosamente abundante. Tema nacional a esta hora, mucho más importante que su declaratoria de inocencia.
Al país le interesa más saber quién le hizo el exitoso implante capilar al excandidato presidencial que si él y su hijo David son inocentes o culpables de la contaminación de su campaña con dineros de Odebrecht y la reclamación de los gastos de reposición de votos, a pesar de que mantuvo ocultos los dineros donados por la multinacional.
La Fiscalía estuvo durísima contra Óscar Iván: lo acusó de haber instrumentalizado a su hijo David para que mintiera ante el Consejo Electoral sobre los costos de su campaña y los servicios del publicista brasileño Duda Mendoça, que por cierto ya está muerto, pero se llevó a la tumba cuál era la genialidad que aportaba como publicista a una campaña, para haber cobrado honorarios por la bobadita de 1,6 millones de dólares.
Era la oportunidad de que Óscar Iván aceptara cargos por esta puerta abierta que le dejaron de haber instrumentalizado a su hijo David y así haberlo liberado de este proceso, como era lo que se esperaba, pero no lo hizo. ¿Será que espera que las grabaciones con Daniel García Arizaleta, que son la piedra angular de este proceso, se caigan como prueba válida?
La Fiscalía también acusó a Óscar Iván de haber actuado sin escrúpulos y de que su proceder era más reprochable aún dada su condición de economista, exministro de Hacienda y político de larga trayectoria.
Al respecto queda el eco de las grabaciones de Zuluaga con Daniel García Arizabaleta en las que dice: “Tendré que asumir todas las responsabilidades si me toca en algún momento por encima de todos para protegerlos a todos, pero por encima de todo a David. Si tengo que asumir esa responsabilidad porque es inevitable, la asumo porque mi espíritu es ese”, eso había dicho Óscar Iván.
Pero volviendo a la posibilidad de que las grabaciones sean ilegales, sería raro, porque los grandes procesos en Colombia, como el famoso proceso 8.000, han estado construidos sobre grabaciones que también tenían un origen ilegal. Recuerden, por ejemplo, el famoso ‘miti-miti’, en que en una grabación de dos ministros se repartían unas emisoras de radio.
En cuanto a la prohibición de que, después de la imputación, ni Óscar Iván ni su hijo puedan enajenar sus bienes, hoy, en primicia, el diario El Tiempo revela que el excandidato donó todos sus bienes a su esposa el día en que conoció que lo iban a imputar.
¿Qué sigue ahora? Pues la Fiscalía tiene 120 días para presentar su escrito de acusación, pero en medio de este término todavía hay tiempo para que los Zuluaga hagan un acuerdo con la Fiscalía. Vamos a ver entonces qué sale más rápido a la luz pública, si el epílogo del caso Odebrecht, Óscar Iván o el nombre de su cirujano capilar.