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¿Qué opina María Isabel? Preguntas a este nuevo Ejército Nacional
En confusas declaraciones, primero se anunció que el Ejército se retiraba de la zona rural de Jamundí para no enfrentar una asonada. Hoy amanecimos con una nueva versión: que solo se estaba evitando una confrontación con la población, pero que el Ejército sigue presente. ¿Cuál será la verdad?
A las 6:00 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy martes, 2 de mayo, en SEMANA? Pues la opinión suena por los lados de algo nuevamente muy extraño que ocurre en la forma en que el Ejército entiende, hoy, bajo las directrices del Gobierno Petro, que debe cumplir con su misión institucional.
Porque ayer se supo que, desde el pasado 27 de abril, el comandante de la Tercera Brigada anunció que retiraría sus tropas ubicadas en la zona rural de Jamundí, Valle del Cauca, y aunque no lo podamos creer, la explicación del comandante general William Prieto fue que el avance de las tropas fue bloqueado, impidiendo el cumplimiento de su misión constitucional, según lo relató en el diario El Tiempo.
Y que, por ello, y para evitar cualquier tipo de confrontación, las tropas se retiraban del sector en compañía de la Defensoría del Pueblo. Esto es gravísimo, porque si el Ejército estaba presente en la región en la zona es porque las alertas tempranas emitidas por el defensor del Pueblo y por cuenta de ellas de la decisión tomada en un reciente Consejo de Seguridad, pues se indicaba la urgencia y que el Ejército interviniera para garantizar la seguridad de la población.
De ser esto así, el nuevo Ejército de Colombia, el de la era Petro, pues bajo el inexistente liderazgo del ministro de Defensa, Iván Velásquez, que logró sobrevivir al remezón ministerial, no volvería a aquellos sectores del territorio nacional donde tengan que ejercer operativos para defender a la población si encuentran algún tipo de resistencia o tienen que enfrentar una asonada de las disidencias, o de los narcos en sus bandas criminales, o de todo esto mezclado.
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Sin embargo, hoy amanecemos con una rectificación de algo tan grave. Porque le tocó salir al Ejército a aclarar que lo único que se trató de evitar fue una confrontación con la población, pero que las tropas no han sido retiradas de Jamundí. Que en las últimas 24 horas incluso en las zonas incautaron 80 kilos de pasta de coca y se ubicaron 30 kilos de explosivos.
Lo que estamos viendo es que con frecuencia las disidencias y las bandas de narcos manipulan a la población para ponerla, ahí sí, en las primeras líneas de la resistencia contra la autoridad, pero eso de ninguna manera implica que el Ejército puede abandonar los territorios a su suerte.
Pero esto amerita una investigación que no podrá ser basada en lo que informe el ministro de Defensa, que hoy andaba ante la Fiscalía dando explicaciones sobre lo que ocurrió en el Caguán, en manos de los secuestradores de 79 policías, sin ningún tipo de ayuda de superiores, mientras a uno de ellos lo degollaban.
¿Quién será la persona que pueda informarnos a los colombianos, porque tampoco es el presidente Petro, cómo es que está cumpliendo su misión el actual Ejército Nacional?
Escuche aquí la otra opinión de María Isabel:
¿Qué opina María Isabel? El incendiario balcón-ventana del presidente Petro
En un nuevo “balconazo”, que a falta de un verdadero balcón, hace desde una ventana, el primer mandatario celebró el Día del Trabajo. Su discurso polarizó, estigmatizó, amenazó e incendió. ¡Feliz Día del Trabajo!
A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy martes 2 de mayo en SEMANA? Pues la opinión va por los lados del Día del Trabajo, cuando nuevamente una mermada movilización popular de un poco más de 40.000 personas en todo el país, no más de 4.000 en Bogotá, fue el ambiente de la jornada.
Mientras el presidente Petro en su balconazo del día ―y tal vez preocupado por la sequía popular que detectó― pidió al pueblo, que no lo fueran a dejar solo en esos “palacios enormes y fríos” y que no lo dejen solo ante la jauría de los privilegiados. Ese fue el tonito del discurso del balconazo, caracterizado por polarizar, estigmatizar, amenazar e incendiar con todo tipo de frases mensajes y anuncios totalmente provocadores.
Polarizó nuevamente al pueblo contra los que Petro llama a los dueños del capital, estigmatizó de manera muy grave al expresidente César Gaviria culpándolo de que por seguir las órdenes de los dueños de los bancos, tiene paradas las reformas. Amenazó al Congreso y a las Cortes con que si coartan la reformas, eso puede llevar al país a una revolución, e intentó incendiar los ánimos diciendo que gracias a la lucha popular, él está aquí.
Petro también exhibió en el balcón, que en realidad es una ventana, su egocentrismo. Bueno, primero transformando una ventana en un balcón, pero además pidiendo que el pueblo le salga como a Bolívar, como a Melo, como a López Pumarejo y como a Gaitán. Condenó a las empresas y a los fondos privados de pensiones a una muerte segura si no pasan las reformas, que de todas manera tiene condenadas a una muerte segura con los cambios que plantea.
En resumen, en el Día del Trabajo, Petro amenazó la democracia, la separación de poderes y la armonía entre los colombianos. Con ello deseándonos un muy feliz Día del Trabajo. Poco antes del discurso del balcón, Petro había llegado dos horas tarde a posesionar a sus nuevos ministros, vestido de sudadera y jeans. Feliz Día del Trabajo, nuevamente.