¿Qué opina María Isabel? Premios Óscar: lo esperado y los palos

¿Qué estará opinando María Isabel, hoy lunes 11 de marzo, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a los Premios Óscar, la versión número 96 de la ceremonia, que se transmitió en el día de ayer al mundo entero.

Porque, a pesar de que Oppenheimer, como indicaban todas las apuestas, no produjo sorpresas al llevarse siete estatuillas, sí hubo palos, como la sorpresa de mejor actriz. Hubo además política local, política internacional y premios relacionados con las denuncias de los horrores de la guerra ruso-ucraniana.

Primero lo primero. Eran pocos los que no esperaban que Oppenheimer fuera la más taquillera de la ceremonia y se llevó siete merecidísimos óscares. Desde luego, el de mejor película, que Robert De Niro, el legendario, anunció incluso antes de abrir el sobre.

Dijo mientras lo destapaba: ”Veo Oppenheimer; mejor director de la película, Christopher Nolan, que había tenido cinco nominaciones previas, pero hasta ahora jamás había ganado un Óscar. Tampoco se equivocaron las apuestas que señalaban que el mejor actor sería Cillian Murphy y el mejor actor de reparto, Robert Downey Jr.

Oppenheimer obtuvo otros tres Óscar adicionales, entre otros, el de mejor edición para Jennifer Lane, pues la película fue recortada más de una hora en su versión original, que habría resultado larguísima para un espectador en una sala de teatro o en una sala de cine. Y de lo que se trataba, precisamente, era de ofrecerle esperanza al cine tradicional.

Otra película, Pobres criaturas o Poor Things, se llevó cuatro óscares, entre otros, el de mejor actriz. Un segundo Óscar para la asombrosa y versátil Emma Stone, que con su papel de una joven de la era victoriana que se suicida, pero es resucitada por un científico loco que le trasplanta el cerebro de su hijo no nacido —algo que suena aterrador—, derrotó a la nominada y favorita Lily Gladstone.

Gladstone, protagonista de Los asesinos de la luna de las flores, que trata de los crímenes cometidos contra el pueblo Osage, en Oklahoma, ha sido la primera nativa norteamericana en ser nominada a un Óscar, de manera que el premio habría tenido una importante connotación, pero la derrotó Emma Stone.

Otra favorita, la película Barbie, solo se llevó un Óscar, el de mejor canción. Para mí, aunque la película logró el milagro de humanizar a una muñeca plástica totalmente pasada de moda, que hoy muy pocas madres les regalarían a sus hijas, estaba sobredimensionada.

El momento más anecdótico ocurrió por cuenta de Emma Stone, a quien, cuando se levantó de su silla para recibir su premio, se le reventó el vestido de gala en la parte de la espalda. Y muy nerviosa, no solo por el incidente, sino por el sorpresivo segundo Óscar, que tal vez no esperaba, o que muy seguramente no esperaba, subió al escenario revelando el problema del vestido, muy graciosamente por cierto.

Lea la segunda opinión de María Isabel Rueda de hoy lunes 11 de marzo:

¿Qué opina María Isabel? Brochazos políticos en los óscares

Sus organizadores se han propuesto alejar la ceremonia de la controversia política doméstica. Pero este año, ¡Ops! Tampoco lo lograron. Hubo vainazos a Trump. Hubo un merecidísimo homenaje al disidente ruso Navalny. Y hubo la inusual declaración del director del mejor documental sobre la guerra ruso-ucraniana, quien confesó que desearía nunca haberlo filmado.

¿Qué está opinando María Isabel, hoy lunes 11 de marzo, en SEMANA?, pues la opinión gira en torno a los toques políticos de la ceremonia de los Premios Óscar, que pudimos ver anoche en una inusualmente corta, pero mucho más conveniente versión, un mejor formato que no permitió que, como era usual, los televidentes nos quedáramos dormidos mucho antes del último premio, el Óscar a la mejor película, que este año fue para Oppenheimer, que se llevó siete de sus 13 nominaciones.

El presentador de la ceremonia fue el comediante de televisión Jimmy Kimmel, quien no se aguantó las ganas de leer un trino de Donald Trump en su contra, casi al final de la emisión de la ceremonia, lo calificó el expresidente Trump, a Kimmel, como el peor presentador en la historia de los Premios Óscar y a la ceremonia la describió como deshilvanada, aburrida e injusta, adjudicando los Óscar a quienes no se los merecían.

“Recuperen esos hundidos ratings y hagamos a América grande otra vez”, terminó diciendo el trino del expresidente candidato. Ups, el Óscar lo hizo otra vez, no pudo evitar su toque en la política doméstica, tan polarizada en Estados Unidos.

El homenaje a la carrera en el cine de los fallecidos en el último año estuvo, en cambio, antecedido por una conmovedora frase del disidente ruso recientemente fallecido, Alexei Navalny, que dijo una cosa que nos calaría muy bien a los colombianos: “La única cosa necesaria para el triunfo del mal, es que la gente buena no haga nada”.

Y finalmente está la inusual declaración del ganador del Óscar como director del estremecedor documental ucraniano 20 días en Mariúpol, Mstyslav Chernov, quien dijo que quizás sería el primer director de la historia parado en el escenario declarando que habría preferido no haber hecho ese documental.

Añadió que él no podía cambiar la historia, pero que sí podía hacer que fuera recordada y que prefería la situación de quedarse sin Óscar y sin guerra, mereció ovación de pie de los asistentes a la ceremonia. Son brochazos políticos, de esos Premios Óscar, que lo que demuestran es que el cine está íntimamente ligado con la política y con los conflictos mundiales.