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¿Qué opina María Isabel? ¿Qué le pasó a Almagro?
El secretario de la OEA, Luis Almagro, quizás mal informado al oído, pensó que lo de ayer era un intento de golpe blando contra el presidente Petro, y no una repudiable segunda toma del M-19 a la Corte Suprema de Justicia en su historia. ¿Y qué tal la ridiculez de Petro y su amanuense del Dapre, de que estos desmanes de Fecode y la Cut estuvieron “infiltrados”? La única verdad, secretario Almagro, es que fue el propio Petro el que incitó a esta movilización, y se le salió de las manos.
A las 6 en punto de la mañana, ¿qué estará opinando María Isabel, hoy viernes 9 de febrero, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a lo que le pudo pasar ayer al secretario de la OEA, Luis Almagro, quién sabe si por culpa de alguien que estaba soplándole al oído lo que estaba aconteciendo ayer en Colombia con una visión absolutamente sesgada, pues Almagro compró la teoría del golpe blando que le estarían dando a la estabilidad del presidente Petro en el poder.
Todo, pura paja. Más bien es al revés. De pronto, soplándole al oído, estaba el actual embajador ante la OEA, el petrista Luis Ernesto Vargas. El señor Almagro entendió equivocadamente que aquí se quiere tumbar al presidente Petro, cuando la verdad es absolutamente la contraria: fue el propio presidente Petro el que movilizó a casi 200 seguidores de su causa a protagonizar una vergonzosa segunda toma por parte del M-19 de la Corte Suprema de Justicia. Fueron más de cinco horas en las que a nuestros magistrados no se les permitió salir de su sede.
Ni siquiera dejarles entrar comida, presionados en un exótico papel del sindicalismo colombiano, protagonizado por la popocha Fecode, por miembros de la CUT y por los indígenas que residen, parece que de manera definitiva, en el Parque Nacional, a que la Corte eligiera ya al sucesor de Francisco Barbosa en la Fiscalía General de la Nación.
¿Desde cuándo la función del sindicalismo colombiano, sobre todo el que conglomera a los maestros, es sufragar campañas políticas y luego, siguiendo la orden del presidente de turno, presionar a la corte para tomar una decisión apresurada sobre algo que pertenece totalmente a su fuero, por equivocada que haya estado la Constitución del 91 en otorgarles esa facultad a los magistrados de elegir a la futura fiscal de la nación?
Lo más indignante es que Petro y su amanuense del Dapre, Carlos Ramón González, se laven las manos con la tesis de que el Gobierno alentó una marcha popular, pero jamás a tomarse los alrededores de la sede de la Corte ni atrincherar a sus magistrados.
Como digo, por segunda vez en la historia, por parte del M-19, luego de que en 1985 ingresaran a la fuerza sus integrantes al Palacio de Justicia y propiciaran un holocausto que liquidó a una generación de excelentes magistrados, por culpa de lo cual saltaron la primera línea muchos que ni siquiera habían completado su preparación para la misión que tenían por delante.
No obstante, lo sucedido ayer merece de todas maneras rodear a nuestra Corte por un apoyo y solidaridad nacional absoluta. Tuvo que entrar a actuar la Policía antimotines, antes llamada Esmad, de la que Petro quiso prescindir en su gobierno a los comienzos, pero que por sus propias decisiones, sin quererlo, tuvo que resucitar. Fue ella, la fuerza antimotines, la que dispersó la marcha y permitió la evacuación de los magistrados de la alta corte, retenidos, como digo, por cinco horas en su propia sede.
Bloqueo “violento e ilegal” lo llamaron los magistrados, quienes ayer tampoco pudieron ponerse de acuerdo sobre la elección de la futura fiscal, pues ninguna, por ahora, alcanza los votos necesarios. ¿Qué tal la ridícula disculpa del Gobierno de que los violentos fueron infiltrados cuando lo que vimos ayer fue al petrismo en su plata o en su plato?