VALLE DEL CAUCA
¿Qué pasó con el hacinado CAI de Tuluá, donde más de 100 reclusos esperaban ser trasladados?
Además de estar hacinados, los capturados están en condiciones insalubres y deplorables.
Pese a las constantes y reiteradas denuncias sobre el hacinamiento en el Comando de Atención Inmediata (CAI) Aguaclara de la Policía, en Tuluá, Valle del Cauca, poco y nada ha pasado.
Ni siquiera sirvió una acción de tutela presentada por la Personería del municipio contra el director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), Tito Yesid Castellanos, y el ministro de Justicia, Wilson Ruiz, para que se hiciera efectivo el traslado de los detenidos a centros carcelarios.
José Martín Hincapié, personero delegado de derechos humanos de ese municipio, asegura que solo algunos capturados han sido trasladados a centros carcelarios. Dentro del CAI, afirma, permanecen más de 90 de los 109 detenidos que había hasta hace una semana.
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La Personería de Tuluá ha alertado sobre posibles violaciones a los derechos humanos dentro de ese CAI y ha evidenciado las deplorables condiciones en las que están los privados de la libertad.
Sin embargo, el Inpec se ha resistido a efectuar los traslados a sabiendas de esta situación y a riesgo de que ocurra una tragedia similar a la de la cárcel de Tuluá, donde más de 50 presos que estaban hacinados murieron en un incendio derivado de una riña al interior del pabellón 8.
Y es que apenas hace dos semanas -el 4 de julio- hubo un intento de motín y un conato de incendio por parte de unas reclusas en el CAI Aguaclara, que por suerte pudo ser controlado por los guardias. Con esto en cuenta, prolongar el hacinamiento en ese establecimiento es, sin duda, tentar demasiado a la suerte.
¿Cómo se vive en ese CAI?
Alertada por el hacinamiento, la Personería de Tuluá visitó días atrás el CAI Aguaclara para revisar las condiciones en las que están los privados de la libertad. Los hallazgos son estremecedores.
Los reclusos, que no deberían estar en ese lugar, sino en centros penitenciarios, se encuentran en un hacinamiento total. En promedio, en cada celda hay entre 10 y 15 capturados.
Dentro del CAI hay redes empíricas de energía usadas por los presos que representan una situación de peligro. La condición sanitaria es lamentable: al interior de las celdas están ubicadas, separadas solo por una cortina, las baterías sanitarias, que son compartidas por numerosos grupos de reclusos.
Además, la seguridad deja mucho que desear pues, según la Personería de Tuluá, las celdas no son las adecuadas para tener a tantas personas retenidas y son fáciles de abrir.
“Las condiciones no son aptas y violan la dignidad humana. En diferentes oportunidades hemos insistido ante el Inpec la necesidad de recibir a los detenidos que están en el CAI Aguaclara. Los jueces de la República han ordenado que sean internados en centros penitenciarios”, advirtió José Martín Hincapié, personero delegado de derechos humanos de Tuluá.
El Ministerio Público continúa solicitándole al Inpec y al Ministerio de Justicia adelantar las gestiones y trámites necesarios para que los detenidos sean trasladados a centros penitenciarios, antes de que ocurra una nueva tragedia.