CRIMEN
¿Qué pasó en la noche de la muerte de Ana María Castro? Julián Ortegón da su testimonio
Uno de los presuntos implicados en la muerte de la joven dio su versión de los hechos y se declaró inocente.
El pasado 4 de marzo, la joven Ana María Castro murió en circunstancias que son materia de investigación por parte de las autoridades y sobre el caso se habla de tres hombres que habrían participado en su muerte.
Mateo Reyes, Paul Naranjo y Julián Ortegón están siendo investigados por el presunto feminicidio de Castro luego de una noche de fiesta en el norte de Bogotá.
Recientemente, una amiga de Ana María dio su versión de lo sucedido esa noche y cómo infructuosamente trató de pedirle a Castro que se fuera con ella, lo que no fue posible, pues la joven subió a una camioneta con los tres implicados y apareció muerta el día siguiente.
Ahora, el diario El Tiempo habló con Julián Ortegón, uno de los presuntos autores del crimen, quien se declaró inocente de los cargos de feminicidio, y dio su versión de los hechos.
Lo más leído
De acuerdo con lo narrado por Ortegón a El Tiempo, él y Paul Naranjo se encontraban en un local de comidas donde trabaja como administrador y que está ubicado en el mismo sector donde estuvieron departiendo esa noche con Ana María Castro y Mateo Reyes.
Cuenta que hacía las 9:40 p.m., cuando estaba por cerrar el negocio, Ana María y Paul entraron a saludarlo y decidieron ir a comer algo. Sin embargo, el plan de comida pasó a la fiesta y se fueron al bar Cantina.
Según narra el implicado, antes de terminar el cierre de caja del negocio, Ana María se perdió por un momento, pues su local se encuentra dentro de un complejo de negocios de varios pisos. Afirmó que cuando encontraron a Ana María ella estaba con otros amigos, incluido Mateo Reyes.
Ortegón cuenta que como las personas que se encontraban con Ana María no eran conocidos suyos decidieron sentarse dos mesas más allá hasta que ella misma se acercó a su mesa y les presentó a Mateo y que, en sus palabras, le pareció un tipo fastidioso, que estaba muy tomado, que su presencia los incomodó y que aunque Ana María no era la novia de Paul, sí estaban saliendo.
La noche se mantuvo en alta tensión pues Ana María y Mateo bailaban muy sugestivamente y él intentaba besarla, a pesar de que ella estaba saliendo con Paul, por ello Julián trataba de tranquilizar a su amigo diciéndole que eran solo amigos.
Ante la molestia de Naranjo, los amigos decidieron pagar la cuenta e irse del lugar, pero entonces Ana María se dio cuenta de la molestia de los dos y no pudo impedir que se fueran.
En el parqueadero, cuenta Ortegón, seguía tratando de tranquilizar a Paul y le decía que se fueran para la casa, la de él o la de Naranjo y que le dijeran a Ana María si la acercaban a su casa.
Cuenta el implicado que subió a su negocio y bajó para preguntar por la joven. “Me dijeron que ella estaba con un muchacho. Cuando los vi estaban recostados en una baranda y ella, Ana María, estaba al frente de él. Mateo le discutía. Yo me fui acercando poco a poco, parecían una pareja y ahí fue cuando escuché que él le dijo: vámonos, vete conmigo”, aseguró.
En ese momento, Ortegón le dijo a Ana María que ellos ya se iban, que si ella se quedaba o se iba con ellos y le advirtió que solo la llevaría a ella, Sin embargo, cuenta que Castro le dijo que conocía a Mateo hace cinco años y no lo iba a dejar ‘botado’, además, afirmó que quería seguir tomando.
En ese momento, Paul y Julián, regresaron al bar donde estaban y pidieron otra botella de aguardiente. Según cuenta Ortegón, el dueño del bar los saludó en un momento, ya que es amigo de ellos, y notó que también conocía a Reyes.
Al parecer, según el relato, Reyes seguía comportándose de forma muy pesada, tomaba la botella de ellos y le ofrecía un trago a todos los presentes.
En ese momento, decidieron marcharse al bar Cantina, por sugerencia de una amiga de Castro y aseguró que la fiesta transcurrió en buen ambiente. “Hasta me encontré a un cliente”.
Unas horas después, Ortegón y Naranjo decidieron irse del bar y fue cuando Ana María y Mateo se acercaron a la camioneta para invitarlos a un amanecedero llamado Secret, pero ellos desistieron porque, según el implicado, ya no tenían plata.
Para no dejar a Castro y a Reyes en la calle, se ofrecieron a llevarlos. Ya en el vehículo, contó Ortegón, la pareja comenzó a besarse mientras Paul los veía por el retrovisor mientras conducía.
Ante la escena, Ortegón y Naranjo se detuvieron antes del Jumbo de la 80 y les pidieron que se bajaran del carro. “Pero ni se inmutaron. Entonces yo me bajé, les abrí la puerta de atrás y les volví a pedir que se bajaran, les dije que respetaran a mi amigo y que eso no se hacía”, explicó.
Luego narró que los cogió del brazo, los bajó del carro, se subió a la camioneta y se fueron con Paul para su casa donde continuaron bebiendo hasta que decidieron irse a rematar a un lugar llamado Cielo, aunque, al llegar, Ortegón pensó en su trabajo y decidió devolverse a su casa y dejó a Paul con una amiga allí.
La mañana siguiente transcurrió en normalidad. Aseguró que Paul había ido hasta su casa a sacar el carro, aunque había tenido problemas para entrar porque no se lo habían permitido los vigilantes.
Al parecer, la camioneta tenía más de 20 rayones en la parte trasera del vehículo ocasionados intencionalmente y la mamá, el padrastro de Naranjo, un vecino, un policía y el celador estaban presentes analizando el hecho.
Finalmente, aseguró que se acostó a dormir y sobre las dos de la tarde su novia le confirmó que Ana María Castro estaba muerta.