Política
¿Qué tan sólida es la coalición? Gustavo Petro inicia su mandato con mayorías en el Congreso
Tres días antes de tomar posesión, el presidente Gustavo Petro perdió un pulso en el Congreso con el tema de la Contraloría. Pese a que tiene las mayorías, la coalición no responderá ciegamente al mandatario.
El gobierno que se posesionó el 7 de agosto perdió su primer pulso político con el Congreso. A diferencia de otros gobiernos, la que se pensaba era la aplanadora petrista mostró falencias. En el Legislativo quedó demostrado que el presidente Petro tendrá que negociar si quiere hacer funcionar la maquinaria del éxito.
La elección para reemplazar a Carlos Felipe Córdoba dejó como resultado fracturas dentro del partido de Gobierno. Además, evidenció que la coalición de colectividades que apoyan al presidente no es tan fuerte como se pensaba.
La novela para elegir contralor empezó desde antes de posesionado el Congreso y dejó como resultado una baraja tres veces repartida. A finales de mayo, y con un calendario claro, una comisión del Congreso dio a conocer una lista con 10 aspirantes para quedarse con el puesto. Sin embargo, un fallo del Tribunal de Cundinamarca, conocido el 14 de julio, obligó a rehacer la lista debido a que no se cumplía con la cuota de género ni con la regla de meritocracia. Ahora, prácticamente a 15 días para la elección, Roy Barreras y David Racero (presidentes de Senado y Cámara, respectivamente) decidieron revocar lo actuado y nombrar una nueva comisión para hacer una vez más la selección. Es decir, barajar y volver a empezar.
La sorpresa llegó cuando el candidato que apoyaba la nueva administración de la Casa de Nariño, Julio César Cárdenas, quedó por fuera de la lista. Así las cosas, los elegidos fueron: Andrés Castro Franco, Carlos Rodríguez, Carlos Pérez, María Fernanda Rangel, Luis Fernando Bueno, Mónica Certaín Palma, Víctor Salcedo, Elsa Yazmin González, Diana Torres y Luis Carlos Pineda.
Lo más leído
Pese a que muchos fuera del Congreso respiraron tranquilos pues por fin el país va a conocer quién será la cabeza del máximo órgano de control fiscal, en el Legislativo muchos tienen miedo de que en un año el país se quede sin contralor. Sin contar con que ya hay una investigación en los estrados judiciales. Varios congresistas temen una demanda por participar en esta nueva selección. Se rumora que podrían ser demandados por presunto prevaricato, ya que no hay claridad sobre si esta decisión de rehacer la lista está dentro de los límites legales.
De hecho, SEMANA reveló una denuncia radicada ante la Corte Suprema de Justicia contra Barreras y Racero por ese delito, así como por concusión, tráfico de influencias y concierto para delinquir, por presuntamente haber violado la ley con la decisión que tomaron de barajar y volver a empezar en este proceso.
La manzana de la discordia
En toda esta discusión legal sobre quienes, en últimas, terminarían en la baraja para llegar a ser la cabeza de la Contraloría, se vio la fractura de la coalición que apoya al presidente. En un momento se pensó que como Petro tenía las mayorías iba fácilmente a convencerlas de llevar al órgano de control a su ungido, como ha pasado con los gobiernos anteriores. Sin embargo, eso no fue así.
El Partido Liberal, Cambio Radical, el Partido Conservador y el Partido de la U, que dicen pertenecer a la coalición del nuevo gobierno, oficializaron su respaldo a María Fernanda Rangel quien, según rumores, no es la ungida de Gustavo Petro ni del sector mayoritario del Pacto Histórico. Rangel no solo tendría los votos de los partidos tradicionales, pues los miembros de las 16 curules de paz anunciaron que su voto también es por esa candidata.
Tras el comunicado firmado por los cuatro partidos, las voces disidentes no se hicieron esperar. Gustavo Bolívar, miembro del Pacto Histórico, indicó que “los partidos responsables de la corrupción en Colombia se han pronunciado: votan por María Fernanda Rangel, testaferro del contralor Córdoba. Quieren 4 años más de impunidad Esto pone a prueba el Pacto Histórico. Si la elegimos, habremos incumplido la promesa de cambio”.
De hecho, el senador de la Alianza Verde Ariel Ávila denunció que la candidata tiene un conflicto de interés pues su hermano, según el congresista, es acusado por la alcaldía en un litigio jurídico de graves casos de corrupción. Así las cosas, la coalición que armó el nuevo presidente no llegó a elegir a quien en principio había señalado su poderoso dedo. Sin embargo, y pese a que no pasó su primera prueba de fuego, no se puede decir que la coalición esté rota y mucho menos que no vaya a funcionar.
Una negociación pendiente
Las coaliciones políticas en Colombia se concretan con representación en el gabinete, y el nuevo presidente necesitará de un sólido acompañamiento para sacar adelante las al menos 12 reformas que tiene preparadas. La reforma tributaria; la ley contra el hambre; el presupuesto 2023; la reforma al Congreso; la reforma política; la prohibición del fracking; la reforma al sistema general de regalías y la creación del Ministerio de la Igualdad, son la mitad del paquete.
La otra mitad la conforman la creación de la Jurisdicción Agraria; la ley de baldíos, la reforma a la ley 418 de 1997 y la ley que traslada la Policía al Ministerio del Interior. Sin contar con otros compromisos que hizo Petro como candidato como la reforma a la ley de educación superior. Ahora bien, como el presidente no tiene acompañamiento ideológico de la mayoría de partidos que hacen parte de su coalición, como el Partido Conservador, es necesario que negocie. Como dice Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario, “hay una mayoría oficialista, pero eso no significa que van a votar automáticamente las propuestas del Gobierno. El Gobierno tendrá que negociar lo que pasará en el Congreso”.
De hecho, el experto indica que “hay una conveniencia política, de eso no hay duda. Los partidos tradicionales no tienen una identidad con Gustavo Petro, aunque en temas de paz pueden coincidir plenamente. La U es un partido que no tiene identidad clara, pero maneja intereses regionales; los liberales tienden un poco más a las ideologías de Petro”.
El experto vaticina que el primer año será armónico, pero luego del segundo año, las elecciones de los cuadros regionales y el desgaste del Gobierno, así como la opinión pública, pueden acabar con esa coalición que desde hoy parece no jalar para el mismo lado. En ese sentido, Pedro Luis Pemberthy, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, indicó que “las elecciones del 2023 podrían ser una evaluación para Gustavo Petro porque llevará 16 meses de gestión, lo pueden premiar o castigar y eso, sin duda, podría tener consecuencias en su relación con el Congreso”.
Así mismo, Sebastián Líppez de Castro, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, indica que en el futuro los congresistas y las directivas de los partidos tradicionales “deberán explicar a sus electores por qué apoyan a un presidente que no tiene las mismas ideologías. La política no ha cambiado y están buscando favores del Ejecutivo”. Agrega que el presidente electo dice que está conformando un acuerdo nacional “pero habrá que esperar qué ocurre, estar en la bancada de gobierno no significa que serán borregos de Gustavo Petro. Los partidos saben que el presidente los necesita y, por eso, buscan acuerdos y representación política”.
Así las cosas, se espera que el presidente Petro inicie su mandato con iniciativas radicadas en las secretarías del Congreso y con un plan para que la luna de miel con los partidos políticos le dure. Es muy difícil saber hasta cuándo el mandatario conservará mayorías en el Congreso; lo que sí es cierto es que deberá pisar con pies de plomo para no desbaratar una coalición que en cualquier momento podría volverse frágil.