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¿Qué tan viable es acabar con el servicio militar obligatorio? Las cuentas de lo que significa esa propuesta

¿Qué tan viable es acabar el servicio militar obligatorio en Colombia? SEMANA hace una revisión completa de lo que implica esa propuesta del presidente Gustavo Petro.

27 de agosto de 2022
  Ingresar a prestar el servicio militar no tiene costo. Quien aspire a ser soldado profesional debe pagar 892.900 pesos.
Ingresar a prestar el servicio militar no tiene costo. Quien aspire a ser soldado profesional debe pagar 892.900 pesos. | Foto: guillermo torres-semana

El servicio militar obligatorio ha sido considerado por algunos sectores como inviable, pese a que está legalmente permitido. La mayoría de los contingentes que llegan a las Fuerzas Armadas lo integran jóvenes que apenas cumplieron su mayoría de edad.

“El Estado los viste con un fusil, arriesgando su vida mientras se enfrentan en la guerra en lugar de estar educándose”, son algunas de las posturas de quienes hoy lograron que el Pacto Histórico y el mismo presidente de la república, Gustavo Petro, encaminen proyectos para acabar con la obligatoriedad.

Cada año las Fuerzas Militares reciben cuatro grupos de jóvenes para prestar su servicio militar, algunos con una duración de 12 meses y otros de 18. En 2020, durante el pico más alto de la pandemia del coronavirus, se incorporaron a las filas dos grupos para un total de 60.706 hombres, y durante los últimos cinco años 460.113 prestaron su servicio militar. El Ejército Nacional es, sin duda, el que más uniformados tiene: solo en este año 71.942 prestan su servicio militar. Esa cifra representa el 31 por ciento del talento humano. Un porcentaje bastante importante para prescindir de él en los próximos años.

¿Cuánto le vale al Estado la manutención de un joven que presta el servicio militar? Según le confirmó el Ejército a SEMANA, la bonificación mensual por su labor es de 300.000 pesos; invierten 347.000 en su alimentación; el transporte, 83.000; 17.000 por el seguro de vida y 25.000 más de prima navideña.

Durante un mes invierten 856.000 pesos. Muy poco si se compara con lo que podría costar el reemplazo de la planta de personal por soldados profesionales, que devenga como salario básico 1.600.000 pesos, aproximadamente, sin contar con la manutención en el área de operación, bonificaciones y seguridad social de toda la familia. Para el presidente de Acore, coronel (r) John Marulanda, acabar con el servicio militar obligatorio afectaría la planta base del Ejército y la de los soldados profesionales. Incluso se tendría que cambiar la doctrina, pues en Colombia no es permitido ser soldado sin antes prestar el servicio militar.

El ministro de Defensa, Iván Velásquez, le reconoció a SEMANA que reemplazar a cada uno de los jóvenes que presta el servicio costaría mucho dinero, que, por cierto, no lo hay, y por eso finiquitar el servicio militar obligatorio tiene que ser progresivo para no originar traumatismo. Sin embargo, están buscando estrategias para que el servicio militar sea atractivo y lo hagan voluntariamente. Pero lo que pareciera desconocer el Gobierno del presidente Petro es que hay instituciones en las que el servicio es totalmente voluntario. En la Policía, por ejemplo, de los 19.180 auxiliares que están prestando servicio, 8.284 son mujeres. En la Armada Nacional el servicio no es obligatorio.

Actualmente, 9.443 jóvenes se incorporaron y está comprobado que el 6,1 por ciento se vincula a la institución para seguir con su carrera militar. Además, en todas las fuerzas hay jóvenes que entran a ellas buscando oportunidades laborales y educativas, pues allí terminan incluso el bachillerato. Un claro ejemplo es el del subteniente Brayan Rincón, quien desde niño trabajaba en la calle y, cuando entró a prestar su servicio militar, lo motivaron a terminar el bachillerato.

Luego se ganó una beca para la escuela de oficiales del Ejército Nacional y ya es profesional en Ciencias Políticas. Entonces, ¿realmente sí es necesario acabar con el servicio militar obligatorio o es un proyecto más populista que eficiente? Esa es una pregunta que se hacen constantemente algunos analistas en seguridad. Para tomar decisiones de este tipo, se deben tener en cuenta, como dicen los abuelos, “las cuentas claras y el chocolate espeso”.