¿Qué tiene que ver Copérnico con el Esmad?

Nicolás Copérnico es una de las mayores figuras del Renacimiento. Vivió desde 1473 hasta 1543 y en un momento en el que se decía que la Tierra era el centro del universo, él planteó a partir de sus observaciones científicas un modelo matemático que mostraba cómo el planeta giraba alrededor del Sol. Su obra, ‘De Revolutionibus Orbium Coelestium’, no vio la luz hasta que su autor murió por causas naturales, pero sirvió para que otros autores, como Kepler y Galileo, desarrollaran después lo que se llamó la ‘revolución copernicana’ y demostraran que, efectivamente, la Tierra era esférica y giraba alrededor del Sol.

¿Pero qué tiene que ver un astrónomo polaco del Renacimiento con los casos de exceso de la fuerza pública en Colombia? El miércoles la Corte Suprema decidió resolver una tutela de un grupo de personas y organizaciones que pedían proteger sus derechos a la libertad de expresión y a la protesta, entre otros, por actos de violencia policial que se han dado después de varias protestas, pero sobre todo de las que ocurrieron el 21 de noviembre de 2019, cuando murió Dilan Cruz por el impacto de un proyectil lanzado por el Esmad. En una de sus partes, la sentencia se refiere a Copérnico para explicar por qué es importante garantizar el disentimiento y la libertad de expresión de personas que no comparten las ideas de sus dirigentes: “Copérnico debió cuidarse de exponer sus ideas, pues con su postura heliocéntrica ponía en entredicho el poder de los Reyes y, en esa medida, la libertad de expresión era reprendida severamente a fin de disuadir a los súbditos y evitar que pensaran en algo diferente a lo establecido”, dice la Corte en la sentencia. “Fueron las ideas de cambio y de cuestionamiento de Copérnico (...) el motor que condujo a nuevos planteamientos”.

Para la Corte, el matemático del siglo XIV y XV es un ejemplo de por qué hay que proteger el derecho a la protesta y la libertad de expresión de voces que están en polos opuestos del poder: “Los movimientos sociales, luchas y conquistas políticas e ideológicas, y cuanto esos fenómenos y muchos otros, a contrapelo del pensamiento universalmente aceptado o impuesto, significan y trascienden hoy, como elementos estructurales, para preservar la libertad de expresión y para remover toda forma que obstruya el pensamiento y el deseo de manifestarse pacíficamente por los cauces democráticos”.