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Quebrados y con la covid al cuello: la sinsalida de Colombia en la reapertura
Las ucis del país están a punto de reventar, con una ocupación por encima del 97 por ciento. No obstante, la reapertura económica es inminente y necesaria.
Ha llegado el momento más difícil de la pandemia. Desde hace más de un mes, Colombia tiene las clínicas y hospitales a tope, con las unidades de cuidados intensivos (ucis) por encima de 97 por ciento. Todos han escuchado historias de pacientes que pasan días esperando una cama, pero esta nunca llega. Varios médicos declararon que las ucis no dan abasto, y, cuando se desocupa una cama, a las pocas horas encuentra un paciente moribundo. Pero no solo se vive un drama de salud, se vive un drama económico: después de un año de pandemia, el empresariado y el comercio no tienen más opción que reactivarse.
El país está entre la espada y la pared. Ahora no hay restricciones y el comercio está abierto, con un plan de vacunación que, si bien se ha acelerado en las últimas semanas, se demorará en llegar a los menores de 40 años; así que el llamado es solo uno: cuidarse. Estadísticas recientes demuestran que los más jóvenes ocupan con mayor celeridad las ucis. Esta misma semana, Leonardo García, presidente del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, dijo: “Ya no estamos viendo tantos ancianos morir; lo bueno es que la inmunización sí tiene efecto, también en el personal médico. Pero ver fallecer a tantos jóvenes de forma tan temprana es terrible”.
Si bien hay que reactivar la economía, es imperativo escuchar el llamado de los galenos. Se deben mantener todos los cuidados de bioseguridad, pues Colombia recorre un camino difícil: la inmunidad de rebaño por contagio, lo que dejaría cientos de muertes a su paso. Más de 140 instituciones de salud rechazaron la Resolución 777 de 2021 con la que el Gobierno nacional reactivó la economía. “Es urgente contar con medidas oportunas y concertadas con academia, sociedades científicas y agremiaciones de la salud, que evitarían las muertes que resultan inminentes ante la implementación de la mencionada resolución”, dice su pronunciamiento.
Con la Resolución se echaron por tierra muchos de los protocolos. Por ejemplo, se eliminó el requisito de CoronApp para los vuelos nacionales a fin de incentivar el turismo y los viajes de trabajo; así aumentaría el tráfico aéreo. Además, los viajeros internacionales no tendrán que practicarse la prueba PCR para ingresar al país. Por ahora, los grandes eventos y los lugares cerrados solo pueden tener un aforo de 25 por ciento. Justo esta semana, en el partido Colombia versus Argentina, se instauró este modelo, que causó polémica. Pero todo parece indicar que ha empezado a implementarse este salvavidas para los eventos deportivos y culturales, que han sufrido con todo el rigor el peso de la pandemia. Sin embargo, la gran preocupación es ahora de los médicos.
Irne Torres, gerente general del Hospital Universitario del Valle, el centro asistencial público más grande y mejor dotado del suroccidente colombiano, dice que los últimos 45 días –en el marco del paro nacional– han sido los más duros en materia de salud: por un lado, su personal lidia con pacientes covid y, por otro lado, esperan con angustia los heridos de las confrontaciones entre manifestantes y fuerza pública. Por eso, cuando le hablan de reapertura económica total, no puede disimular su preocupación: “Esto nos pone a nosotros en una situación muy difícil como hospitales, porque se nos va a crecer la demanda de pacientes, y, desafortunadamente, la oportunidad de brindar camas es limitada”, dice.
Carlos Eduardo Ibarra, subgerente de Servicios Médicos del Hospital Universitario de Santander, considera que la apertura que beneficia la economía es un golpe bajo para ellos: “Las medidas de apertura empeoran las crisis. Creo que todas las sociedades científicas, en una carta conjunta, manifestaron su preocupación por la situación tan difícil que se iba a tener a partir de la protesta social y con todas las medidas eliminadas. Creo que vamos hacia una crisis muy grave”.
La reapertura total no cae bien en el momento de crisis que viven hospitales y clínicas del país, pero la economía no aguanta más. El llamado es solo uno: mantener el distanciamiento en la medida de lo posible, usar tapabocas, cuidarse y cuidar al prójimo.