NACIÓN
Cuarenta años de cárcel para la mujer que puso bomba en Quibdó
Se trata de Jorley Serna, que instaló el explosivo por instrucciones de ‘Chaverra’, autor del secuestro al general Alzate.
El pasado 25 de febrero una bomba estremeció Quibdó. Sus habitantes sintieron que el rigor de la guerra se empecinaba una vez más con esa pacífica tierra. Días después del estallido en el centro comercial Mercames -que dejó cuatro muertos y 15 heridos-, las autoridades dieron con el responsable.
Lo hicieron gracias a las cámaras de seguridad del lugar y de otras instaladas en pleno centro de la ciudad. Se trataba de Jorley Serna Correa, una joven chocoana de 24 años que fue utilizada por jefes de la FARC para cometer el atentado.
Los datos que entonces comenzaron a conocerse fueron también aterradores. A ella le pagaron 50.000 pesos y, presuntamente, lo había hecho para alimentar a sus tres hijos, uno de ellos de brazos.
Jorley fue capturada y puesta a órdenes de un juez. Todas las evidencias obraban en su contra.
Las imágenes, que en su momento fueron reveladas por Semana.com, mostraban la frialdad con la que llegó al lugar y entregó el paquete a un trabajador del supermercado mientras ella, supuestamente, hacía unas compras.
El tema cayó en el olvido. Pero este 18 de noviembre, en momentos en que Chocó vuelve a ser noticia por el secuestro de un general, una abogada y un cabo del Ejército, un juez condenaba a Jorley a 40 años de prisión.
Con esta decisión, que para muchos es un alivio, cobra vigencia el nombre del despiadado guerrillero del frente 34 de las FARC Édinson Tapias Maquilón, conocido como ‘Chaverra’, el mismo que habría secuestrado al general y a sus acompañantes.
Este hombre, nacido en Turbo, Antioquia, y sobre quien pesan las miradas de las autoridades, fue quien mandó instalar la bomba en Mercames.
En su momento nadie pudo descifrar qué motivó a la guerrilla a instalar la bomba en ese supermercado. Pero ahora quizá ya hay datos más contundentes: ‘Chaverra’, según contaron algunos comerciantes de Quibdó a Semana.com, los extorsiona con cerca de un millón de pesos al mes a sus víctimas.
“Nos manda a decir que si denunciamos y hacemos capturar al muchacho que recoge la vacuna, lo máximo que él podría perder son ocho millones de pesos que le costaría liberarlo. Pero que nosotros nos arriesgamos a perder la vida”, dijo un chocoano que se ve obligado a pagarle a las FARC un millón de pesos mensuales.
Los milicianos encargados del recaudo de esos dineros no necesariamente están escondidos alrededor de los meandros del río Atrato, ese que se ve bajar sereno frente al malecón de la capital. En barrios como Kennedy, continúa la fuente, despachan y hacen sus negocios.
Hace dos años ‘Chaverra’ citó a algunos comerciantes a una reunión que se llevó a cabo en un caserío cercano a los ríos Bebará y Bebaramá, a los que se llega luego de navegar en panga durante unas cuatro horas desde Quibdó. Aquel día los guerrilleros decretaron la forma y la periodicidad con que se debían hacer los pagos.
Por ahora Jorley estará tras las rejas por un largo tiempo, mientras que ‘Chaverra’ continuará monte adentro burlando la justicia y atemorizando a todo un pueblo que ve en él al verdadero demonio.