OPINIÓN
¿Quién defenderá a nuestra patria?
El comandante del Ejército Nacional, el general Eduardo Zapateiro, escribe para SEMANA un artículo sobre las exoneraciones a las comunidades afro para prestar el servicio militar obligatorio.
Colombia, con sus dos millones de kilómetros cuadrados, es un país con una diversidad étnica y cultural particular, que lo hace diferente a los demás países de la región, debido a varios factores, entre ellos su biodiversidad y su geografía: tiene dos mares, tres cordilleras, varios pisos térmicos y una selva amazónica que abarca una diversidad de especies y lo posiciona como el segundo país en el mundo por su riqueza natural.
Los problemas de seguridad existentes en las regiones colombianas han sido producto de fenómenos como el narcotráfico, el conflicto armado interno y la minería ilegal, entre otros, que han tenido como actores principales a diversos grupos al margen de la ley. Vivir y convivir en un país como Colombia es complejo hoy en día y la población exige al Estado no solo garantizar la paz, la tranquilidad y la conservación de la vida, sino también velar por las comunidades y las minorías étnicas.
Como parte de estas complejidades anteriormente enunciadas, hoy en día la Corte Constitucional, mediante la Sentencia C-433 de 2021, manifestó que, dentro de la palabra ‘indígenas’ se debe reconocer a las comunidades negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras, como parte de las exoneraciones de prestar el servicio militar obligatorio contemplado en la Ley 1861 de 2017.
Esto bajo el argumento de proteger la diversidad cultural de la nación colombiana y defender la existencia e identidad de las minorías étnicas, puesto que ellas poseen una cultura propia, comparten una historia y tienen sus propias tradiciones y costumbres dentro de la relación campo-poblado, las cuales revelan y conservan la conciencia e identidad que las distinguen del resto de la sociedad nacional. De acuerdo con lo anterior, en Colombia el Ministerio del Interior es el que acredita, mediante certificación, quiénes pertenecen a estas comunidades, basándose en una serie de características que los distinguen.
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Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en Colombia hay más de 80 pueblos indígenas y más de 65 lenguas pertenecientes a 9 familias lingüísticas, mientras que la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera NARP se constituye como el 9,34 % de la población nacional, que aun siendo minorías, son colombianos como nosotros, nacidos libres e iguales ante la ley con la mismas oportunidades, derechos y libertades.
Pero la participación histórica de las comunidades étnicas en la construcción de Nación, Estado y República que en el imaginario del soldado colombiano se sintetiza en la palabra patria, ha estado presente de manera voluntaria y como parte del servicio militar obligatorio, correspondiendo al compromiso de la heredad recibida de defender la tierra que nuestros antepasados nos entregaron con sacrificio. La herencia del libertador Simón Bolívar ha sido defendida por la pluriculturalidad de nuestra nación, entre la cual se encuentran las comunidades étnicas, que con sus tradiciones, identidades y costumbres han forjado parte de la cultura de nuestro Ejército.
El Ejército colombiano desde su creación en 1810 y en su devenir por la historia, pasando por seis repúblicas, ha sido una Fuerza que con grandes valores y virtudes que ha acompañado al pueblo en el fortalecimiento de la construcción del Estado.
Su experiencia construida a través de nueve guerras civiles, cuatro guerras internacionales, dos participaciones en fuerzas multinacionales y un conflicto armado interno que perduró por más de medio siglo, le hacen merecedor de ser un Ejército de vanguardia reconocido no solo a nivel regional, sino a nivel internacional.
Bajo el concepto de seguridad y defensa en la construcción de proyecto de Estado, desde 1810 se ha buscado en Colombia la consolidación de un gobierno democrático, republicano y un Estado social de derecho regido por la Constitución y las leyes. Su historia es un fiel reflejo de ello.
Las milicias en Colombia en este concepto pluricultural, desde antes de la independencia del 20 de julio de 1810, bajo las reformas borbónicas de Carlos III, se dividían en batallones de blancos, conformados por españoles y criollos, batallones pardos conformados por mestizos, mulatos y zambos, y batallones de morenos donde se encontraban los negros que eran libres.
Las milicias eran fundadas en una comunidad de oficio de negros e indígenas en el Nuevo Reino de Granada, siempre y cuando estuvieran libres y contaran con la carta de ahorro donde se definía la manumisión. Más adelante, en los primeros años del siglo XIX, las milicias quedaron bajo la denominación de batallones de pardos y con el sueño de libertad se incorporaron tanto los afrodescendientes libres como los esclavos que correspondían al 0,76 % de la población total.
Afrocolombianos como el almirante José Padilla, los coroneles Leonardo Infante, Juan José Rondón y Lucas Carvajal; Bernardo Posada, quien llegó de esclavo a ser coronel, y María Antonia Ruiz, en Buga; los mulatos Manuel Carlos Piar, Simón Muñoz, Jácome y Álvarez, y los casi 5.000 esclavos a quienes se les dio la libertad para conformar los batallones Bogotá, Vargas, Boyacá y la columna Briceño salidos de las provincias de Antioquia, Chocó, Mariquita y Cauca, quienes combatieron en las batallas de Carabobo, Pichincha, Junín y Ayacucho, son algunos de los ejemplos de héroes que son parte de la historia colombiana. Sus hazañas como hombres y mujeres de los ejércitos patriotas ayudaron a construir esta nación y, por esta razón, se convierten en modelos de valores a seguir por todos los colombianos y nos motiva a prestarle el servicio militar a esta patria.
Reconocemos las condiciones actuales, pero el Ejército no excluye a nuestras comunidades étnicas de ser parte de la historia de nuestro país y de nuestra institución; por lo contrario, los llamamos a ser parte de este proyecto, de este legado histórico de seguir ayudando a construir patria. Muchos de los miembros del Ejército, sin distinción de raza, credo o ideología, han sido beneficiarios de las bondades de la institución adquiriendo una oportunidad para construir su proyecto de vida. El Ejército Nacional como institución pluricultural y multicultural, como reflejo de la sociedad colombiana, reconociendo el aporte cultural y étnico que las comunidades étnicas le dan a la sociedad colombiana, invita a que estas comunidades, como sucesores del legado dejado por todos los que han ayudado a construir patria, ingresen a las filas de la institución para enriquecerla y cumplir con el deber constitucional como ciudadanos.
Aquí los colombianos tenemos una obligación con la Nación, la cual nos vio nacer y la cual nos cobija con los mismos derechos del resto de colombianos. No queremos que se celebre la igualdad de derechos basados en la diferencia, sabiendo de antemano que todos debemos hacer honor al rojo de nuestra bandera, el cual significa la sangre y el sacrificio ofrecido por todos los colombianos, incluyendo los indígenas, negros, afrodescendientes, palenqueros y raizales que en más de 211 años han construido patria.
Entendemos y apoyamos la medida de discriminación positiva, tomada por la Corte Constitucional en aras de proteger una interpretación sistemática de la Carta Política, que reconozca y proteja los derechos tendientes al respeto del multiculturalismo y a la protección de los comunidades de especial apoyo constitucional.