JUSTICIA
¿Quién le pagó el parrandón vallenato a Gustavo Malo?
La celebración de negocios corruptos entre los miembros del cartel de la toga se llevó a cabo con un parrandón en Valledupar. El exfiscal Gustavo Moreno confesó que corrió con los gastos, pero ahora un magistrado en ejercicio dice que fue él.
El 48 Festival de la Fiesta Vallenata fue el cierre de negocios de corrupción entre los socios del Cartel de la Toga. En abril de 2015, el abogado Gustavo Moreno alquiló dos lujosas casas en Valledupar, donde se alojaron los exmagistrados Gustavo Malo y Francisco Ricaurte, además del fiscal delegado ante la corte Alfredo Bettin. Los vecinos creían que había llegado el presidente de la República, por la cantidad de seguridad que se desplegó en la exclusiva urbanización Las Marías. Un juglar vallenato encendió la parranda en la fiesta privada que Moreno preparó para sus jefes.
Los pormenores de la fiesta los entregó el abogado Moreno antes de ser extraditado a Estados Unidos y fueron clave para demostrar la cercana relación que tenía con los expresidentes de la Corte, Gustavo Malo y Francisco Ricaurte. A pesar de evidencias en audio, testigos de reuniones y soportes de los gastos, ambos exmagistrados siguen negando a su compañero en negocios turbios. Ricaurte y Malo están siendo enjuiciados y a medida que transcurren las diligencias se destapan nuevas cartas. Y una muy llamativa es la aparición de un nuevo doliente que se atribuye el pago de la juerga.
En contexto:
Hace unos días, el magistrado del Tribunal de Valledupar Luigi José Reyes Núñez compareció ante la Corte Suprema de Justicia. El curtido juez costeño afirmó que fue él quien pagó y organizó la llegada de Malo a Valledupar. También, que por su cuenta se contrató a un compositor vallenato para la parranda en una casa de campo ubicada en el municipio La Paz, frente a la Feria Ganadera de Valledupar. Su versión fue soportada con fotografías de los diferentes encuentros que sostuvieron, en unas de las cuales se observa a Ricaurte y familiares, al igual que a Malo, su esposa y su hermano luciendo sombrero vueltiao. También hay fotos en la casa donde se hospedó Malo; en una aparece bailando con su cuñada.
La versión del magistrado Reyes Núñez concentró la atención de los asistentes a la sala de audiencias. Y más cuando se advirtió que en sus manos tenía una hoja con detalles claros de la versión que estaba rindiendo. “Nombres y apellidos para recordar”, decía una de las guías de papel que tenía. El documento incluía las direcciones en las que Malo se hospedó en Valledupar con su familia.
Esta versión controvierte la que Gustavo Moreno le dio a la justicia y, por tanto, el papel se tuvo que quedar en los cuadernos del proceso que lleva la Sala de Primera Instancia. También entregó copia del chat de una persona de nombre Diana Bravo Steer, que le pidió al magistrado Reyes su declaración en el juicio: “El doctor Gustavo Malo necesita saber si puede contar con su apoyo para que le sirva como testigo ante la Corte en el proceso que le llevan en su contra. El tema es que el exfiscal anticorrupción ha afirmado que en el año 2016 o 2017 pagó la estadía del doctor Malo en el festival vallenato en Valledupar y esa no es la realidad porque el doctor Luigi fue quien lo atendió por cortesía”.
El magistrado precisó que si bien pagó la casa donde se hospedaron la esposa y el hermano de Gustavo Malo, este se disculpó porque esos días se quedó con Ricaurte. Lo que está en juego no es solo la proveniencia de los gastos de un parrandón, sino la veracidad o no de la relación tóxica de Moreno con sus socios. Esa llave estuvo marcada por favores burocráticos, lujos y mucho efectivo que corrió a cambio de torcer decisiones judiciales en la Corte Suprema de Justicia. Como el exfiscal Gustavo Moreno tiene compromisos qué cumplir con la justicia luego de una negociación, su defensa recogió los soportes de su versión para aportarlos a la Corte.
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En el paquete se entregaron las declaraciones que rindieron los arrendatarios de las dos casas que Moreno alquiló durante su estancia en Valledupar. Según el exfiscal extraditado, en una se quedaron Ricaurte y Malo y en otra el propio Moreno y Bettin. Por los cinco días de alquiler se pagaron 6,5 millones y 6 millones, respectivamente. Carlos Alberto Vargas González y su esposa Miriam Pola les explicaron a los investigadores cómo a través de Gustavo Moreno padre se el hizo contacto para el alquiler de la casa en la que se hospedaron los exmagistrados, ubicada en la urbanización Las Marías. “Los vecinos nos tomaban del pelo, nos decían que le habíamos arrendado al Presidente porque había mucha seguridad, mucho movimiento de vigilancia, de escoltas, muchos carros, llegaba mucha gente”, explicó Vargas.
Según la pareja, la vivienda fue entregada el 30 de abril a Gustavo Moreno padre para unos invitados que venían de Bogotá. Aunque no tuvieron mayor contacto con Ricaurte, los testigos reconocieron que la vivienda fue ocupada durante esos días por el exmagistrado. También afirman que el canon de arrendamiento fue cubierto por el papá de Gustavo Moreno, quien hizo una consignación a las cuentas de la pareja. El exfiscal anticorrupción contó, además, que uno de los escoltas de Ricaurte fue multado con un fotocomparendo en un vehículo que Moreno le había prestado. También entregó los pases VIP de ingreso al Parque de la Leyenda Vallenata y fotografías que tendrán que ser validadas por la Corte.
En medio del escándalo del cartel de la toga, la financiación de una parranda vallenata podría considerarse un detalle menor. Pero mentir en este caso podría traer graves consecuencias para un magistrado activo que dio su declaración bajo juramento o para un testigo que consiguió reducir a cuatro años su sentencia en Colombia a cambio de la verdad. ¿Quién le miente a la justicia? La Corte lo determinará.