QUIEN LE TEME A CARLOS WOLFF?

Una denuncia penal del presidente del ISS desata la guerra en la competencia entre el Seguro y los fondos privados de pensiones.

22 de septiembre de 1997

La semana pasada la puja entre el ISS y los fondos privados por el mercado del sistema de pensiones del país se convirtió en una verdadera guerra. Jorge Humberto Botero, presidente de Asofondos, el gremio que agrupa los fondos privados de pensiones y cesantías, fue denunciado por el presidente del Instituto de Seguros Sociales, Carlos Wolff Isaza, por los delitos de injuria, calumnia, divulgación y empleo de documento reservado y pánico económico. Como resultado de esta denuncia Botero tuvo que comparecer a rendir indagatoria ante la Fiscalía General de la Nación el martes pasado y podría terminar en la cárcel. El episodio hace parte del agrio enfrentamiento que desde hace varios meses sostienen las cabezas de los dos sectores que se disputan el mercado pensional del país. Mientras Botero asegura que en unos años el ISS no tendrá cómo responderle a sus pensionados, Wolff Isaza sostiene que los fondos de pensiones privados del país van a terminar quebrándose como está empezando a suceder en Chile. Este enfrentamiento, que hasta ahora se había mantenido en el terreno de los argumentos económicos, adquirió con la denuncia dimensiones hasta ahora nunca vistas en una competencia comercial de este tipo. En una carta dirigida al Presidente de la República el viernes pasado, el presidente del consejo directivo de Asofondos, Mauricio Amador, calificó la denuncia como la "inaudita pretensión de silenciar a un ciudadano y dirigente gremial", convirtiendo las opiniones en delito. El delito cometido por Botero consistiría en haber utilizado cifras y argumentos presentados por un informe de la Comisión de Gasto Público sobre el sistema de pensiones para afirmar que el ISS no es viable en materia pensional y cuestionar el ofrecimiento de un seguro de desempleo por parte del Instituto y el BCH. Los argumentos de Botero, contenidos en un artículo de La República del 18 de febrero de este año y reiterados en una carta publicada por SEMANA en la misma época, eran que si según los cálculos de la Comisión los egresos del Seguro tendían a ser cada vez mayores que sus ingresos, lo cual podrá llevar a que entre 2005 y 2010 el ISS agotara todas sus reservas, iba a llegar el momento en el cual el Seguro no tuviera con qué pagar a sus pensionados. Estos argumentos fueron refutados por Wolff en otra carta publicada por la misma revista, en la que afirmó que las cifras utilizadas por Botero hacían parte de un estudio preliminar y con circulación restringida y que además se habían citado fuera de contexto con el fin de desorientar a los afiliados al ISS. De haberse quedado allí, el episodio no habría pasado de ser un normal cruce de cartas entre dos competidores con puntos de vista distintos sobre el negocio. Sin embargo las cosas empezaron a cambiar de color algunas semanas después. La presiónEl 30 de mayo Jorge Humberto Botero recibió una extraña invitación. El ministro de Trabajo, Iván Moreno, lo llamó a su despacho para proponerle firmar un convenio entre el ISS y Asofondos. El convenio, sobre el cual Botero no tenía conocimiento, buscaba que las dos partes se comprometieran a no hacer ningún tipo de pronunciamiento sobre las proyecciones del sistema de pensiones del contrincante, ni ninguna crítica a sus aspectos desfavorables, así como ninguna clase de mención sobre las ventajas o desventajas de los sistemas de pensiones utilizados en otros países donde operan regímenes similares. El Ministro de Trabajo aseguró a SEMANA que su intención era solamente tratar de buscar que las dos partes acordaran unas reglas de competencia claras. La versión de Botero, sin embargo, es que, en medio de periodistas, cámaras fotográficas y de televisión, fue prácticamente sentado a la mesa frente al presidente del ISS para que firmara el convenio. Indignado, él se rehusó a hacerlo advirtiendo que no podía comprometerse a algo semejante sin el consentimiento de su junta directiva y se levantó de la mesa. Cuando Botero presentó ante su junta el episodio, ésta lo respaldó en que no podía acceder a firmar un convenio que en la práctica constituía una mordaza ."Por este motivo _dice Botero_el presidente del ISS empezó a ejercer todo tipo de presiones y amenazas, enviándome mensajes a través de terceros de que dejara de hablar mal del Seguro o me demandaría, como finalmente sucedió". Pero eso no es todo. Como retaliación, Wolff decidió a última hora excluir a Asofondos de un convenio realizado con anterioridad entre el ISS, Fasecolda, Acemi y Asofondos para el desarrollo y la utilización de un software común para la liquidación de aportes.Uno contra todosLa pelea de Wolff no es solamente con Asofondos. Se ha dedicado a atacar prácticamente a todo aquel que se atreva a cuestionar el sistema de pensiones del ISS. Entre sus víctimas ha estado hasta Fedesarrollo, cuyo estudio sobre pensiones descalificó porque según él sus proyecciones no se cumplieron en los dos primeros años y además había sido contratado por Asofondos. "El estudio hizo proyecciones con base en escenarios posibles", asegura su autor, Eduardo Lora. "Si el que se escogió para las comparaciones no coincidió exactamente con la realidad no significa que se invalide la conclusión de fondo: en el largo plazo las contribuciones no van a alcanzar para pagar las pensiones". En defensa de Fedesarrollo su director, Mauricio Cárdenas, afirma: "Nunca hemos defendido intereses particulares, no importa quien nos contrate. El ISS va a tener que demandar al Ministerio de Hacienda porque las cifras son de ellos". El pasado 11 de agosto Wolff se fue también lanza en ristre contra el Banco de la República por un informe ante el Congreso, en el cual se sostenía que los excedentes del ISS iban a ser cada vez menores porque los pensionados crecen a un ritmo mayor que el de los afiliados. La réplica de Wolff a las apreciaciones del Emisor fue "a mí no me pueden salir con versiones de ese tipo, así sea el Papa. El Papa no trabaja aquí. El Papa trabaja en el Vaticano y yo no me meto en lo del Papa ni el Papa en lo mío". El problema es que las apreciaciones del Emisor coinciden con las de la Comisión del Gasto Público, con las de un estudio realizado por Fedesarrollo en 1995, con las del Consejo de Política Económica y Fiscal, Confis, y en general con la mayoría de las investigaciones que se han realizado sobre el sistema pensional, incluida la exposición de motivos del proyecto de ley por el cual se crearon los fondos privados.Según la ex codirectora del Banco de la República María Mercedes Cuéllar, el razonamiento es muy sencillo: mientras la población vieja ha ido aumentando, la joven ha crecido más lentamente. "Esto ha significado que un número cada vez mayor de viejos tenga que ser sostenido por un número cada vez menor de jóvenes. Si a eso se suma el hecho de que lo que un afiliado recibe como pensión es más de lo que aporta, de entrada matemáticamente el sistema no puede ser viable". Alvaro Uribe Vélez, ponente de la ley 100 de 1993, asegura que "por eso se creó la alternativa de los fondos privados, se aumentaron las cotizaciones, se aumentó la edad para la jubilación y se disminuyeron los beneficios". El argumento que Wolff utiliza para rebatir estas consideraciones es que el ISS ha aumentado su número de afiliados en los últimos años y por tanto sus ingresos, lo cual hace imposible que se dé el déficit del que hablan los estudios. En opinión de Juan Camilo Restrepo, promotor el año pasado de un álgido debate sobre el tema, el problema es que "en el largo plazo tener más afiliados es un pésimo negocio para el ISS pues a la hora de pagar tendrá aún más pensionados que cubrir". Con la tesis del aumento de los ingresos de caja, que es una situación de corto plazo, "se ha tratado de encubrir uno de largo plazo que es la magnitud del problema pensional del país", asegura.La mordazaLo grave del enfrentamiento entre Wolff y sus opositores no es que la mayoría de los argumentos económicos indiquen que es él quien se equivoca y no sus contrincantes, sino los métodos que el presidente del ISS ha decidido usar para ganar la competencia. SEMANA consultó la opinión de varios conocedores del tema y todos estuvieron de acuerdo en que denunciar penalmente al rival para evitar que siga exponiendo sus argumentos es un arma que no hace parte del juego limpio de la libre competencia y que amenaza la libertad de expresión a que tiene derecho constitucionalmente cualquier ciudadano (ver recuadros).Ni siquiera el Ministro de Trabajo está de acuerdo con Wolff. Según manifestó a SEMANA, "no comparto la denuncia penal que presentó el presidente del ISS. En el consejo directivo se le recomendó no hacerlo"Pero ¿qué piensa Wolff de todo esto? SEMANA le preguntó el jueves pasado los motivos de su demanda. Su respuesta fue: "No tengo nada que decir. Son asuntos de manejo interno del Instituto". Sin embargo son muchos los sectores que esperan que Wolff responda por la forma intimidatoria en que pretende ganar una competencia en la que, al final, los únicos perdedores terminarán siendo los pensionados, sin que tengan velas en el entierro.