Los secuestradores retenían a sus víctimas entre seis y ocho meses mientras negociaban el pago de millonarios rescates.

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¿Quién protege a los Magníficos?, la banda que secuestraba empresarios en el valle de Aburrá

La macabra historia protagonizada por una banda de policías activos y retirados dedicados a cometer secuestros en Antioquia aún deja muchos interrogantes sobre quiénes son los jefes.

19 de agosto de 2018

En los barrios periféricos de Medellín la gente suele temer más a la Policía que a los combos delincuenciales. Hay muchas historias de ciudadanos que alguna vez denunciaron en los CAI más cercanos al duro del combo que los tenía azotados con una extorsión y, de pronto, sin que nadie lo explicara, el denunciado los amenazaba de muerte. No pocos dicen que la Policía suele ser un combo más, pues muchos atestiguan la connivencia de los uniformados con el crimen, como han denunciado en la comuna 13 desde hace varias semanas, aunque nadie parece escuchar.

Sin embargo, el caso de los Magníficos va más allá de todo rumor y de toda denuncia. La opinión pública supo acerca de la banda hace unas semanas cuando la Fiscalía y el Gaula capturaron a nueve policías en Antioquia, Bolívar, Risaralda y Arauca que se dedicaban al secuestro de empresarios en el valle de Aburrá. Ahora enfrentan una investigación por concierto para delinquir agravado, secuestro simple y secuestro extorsivo agravado.

La banda usaba el mismo modus operandi de los operativos legales; seguían a sus víctimas, las detenían utilizando uniformes e insignias de la Policía con un argumento fulminante: orden de captura. Así se llevaban a los empresarios, quienes terminaban encerrados pero no ante un juez, sino en una de las comunas de Medellín o en una finca cercana donde empezaba la negociación con las familias. Según la Fiscalía, de esta manera lograron “millonarias sumas en dólares”.

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Aunque la noticia fue de conocimiento público, en Medellín ha habido poco revuelo. Las autoridades no se han referido mucho al tema y mientras tanto solo se habla de capturas a mandos medios de estructuras delincuencias que manejan el microtráfico en algunas comunas. Sin embargo, el tema no es nuevo. Ya desde 2016 Fernando Quijano, investigador de la agencia Análisis Urbano, había sugerido que en Medellín algunos policías podrían estar detrás del secuestro de varios empresarios.

Los secuestradores retenían a sus víctimas entre seis y ocho meses mientras negociaban el pago de millonarios rescates. Foto: Colprensa 

Las dudas empezaron el 2 de marzo de 2015 con el plagio del ingeniero Alejandro Ramírez Acosta en Girardota -norte del valle de Aburrá-, cuando se dirigía a una cita de negocios. Aunque las autoridades capturaron a varios miembros de la banda la Viña, que se mueve en el nororiente de la capital paisa, en el bajo mundo de Medellín se aseguró que todo era una redada, pues en realidad una banda policial tenía azotados los municipios de Girardota, Barbosa y Copacabana con el secuestro de empresarios por quienes cobraban cuantiosas sumas. Solo en el caso de Ramírez Acosta pedían más de 1.000 millones de pesos.

Por la liberación de sus víctimas exigían entre 10.000 y 15.000 millones de pesos.

Fuentes de la Fiscalía señalaron a SEMANA que la investigación va más allá de la captura de estos nueve policías y que ahora realizan seguimientos e intervenciones a civiles y uniformados que conformarían una red criminal de secuestro, extorsión y hasta cobros del narcotráfico. Algunas fuentes señalan que los Magníficos estarían compitiendo con la llamada Oficina de Envigado en cuanto a realizar los cobros de la mafia, saldar deudas de dineros calientes y salvar “inversiones” en cargamentos de cocaína caídos.

Como dice Quijano, “nosotros sacamos una publicación en 2016 en la que hablábamos de una banda policial dedicada al secuestro y solo nos ganamos la descalificación de la Policía, dijeron que estábamos mancillando la institución. Aquí queda la pregunta de quiénes estaban protegiendo a los Magníficos. Porque aquí nadie ha preguntado por eso, eso no ha tenido mayor despliegue ni una sola pregunta de nadie, eso demuestra que hay algo más grande que quieren ocultar”.

Y es que después de la captura de los nueve policías en operativo conjunto entre la Fiscalía y el Gaula, no se ha hablado de labores de contrainteligencia ni mucho menos de purgas dentro de la institución. Además, estos policías usaban para sus fines criminales todas las herramientas que les brindaba la legalidad: información de inteligencia, acceso a archivos y direcciones, cuentas, llamadas telefónicas.

Medellín Foto: Natalia Botero

Todavía no son claros los alcances de los Magníficos, aunque entre sus miembros se encuentra el subteniente Francisco Javier López Carmona, quien estaba incorporado a la Policía de Pereira y era cercano a Jefferson de Jesús Sangregorio Esquea; este hizo parte de la Unidad Nacional de Protección, en la que resguardó al congresista Juan Felipe Lemus y al investigador Quijano. Sangregorio había prestado su servicio en Copacabana, en el norte del valle de Aburrá, donde hubo varios secuestros entre 2016 y 2017.

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Pero otros oficiales habrían tenido contacto con dicha banda, pues una acaudalada familia paisa contactó al general retirado Humberto Gautibonza para negociar con los Magníficos y cuadrar pagos, por lo que la Fiscalía lo llamaría a declarar para que aclare su relación con ese hecho.

No es la primera vez que la Policía queda enlodada con estructuras criminales. En Medellín fue famoso el caso de Carlos Alberto Zapata Herrera, alias Camilo, exagente del Gaula que terminó en la nómina de la Oficina de Envigado, para quienes realizaba secuestros y ajustes de cuentas. Algo parecido sucedió con Edward García Arboleda, alias Orión, agente de Policía que terminó como hombre de gran calado dentro de la misma estructura delincuencial, quien sobornaba a políticos y altos miembros de la fuerza pública. Entre Camilo y Orión hay un nombre común: los dos fueron cercanos al coronel Mauricio Santoyo, hoy en manos de la justicia de Estados Unidos por sus nexos con la Oficina. ¿Es esta una historia repetida? “Esto parece no ser una cosa nueva y parece ser algo más grande. Cuando hicimos el artículo sobre la banda de secuestradores, planteamos que tenía miembros de Policía, CTI, Fiscalía porque es gente que anda con papeles en orden, con falsas órdenes de captura. Esto no es de ahora, hace décadas se presentaron muchos secuestros de narcos y testaferros que aparecían asesinados. Hay gente que habla de las polibandas, nosotros hablamos de bandas policiales y uno se pregunta si alguien poderoso los protege, si esto es un asunto de policías rasos o solo de agentes al servicio de altos mandos”, dice Quijano.

No se sabe quiénes están detrás de los Magníficos y cómo lograron burlar en los últimos tres años las investigaciones de contrainteligencia de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá. Sin embargo, parece que contaban con muy buena protección y dinero para sobornar.