NACIÓN

"El racismo en Colombia es estructural e histórico"

Daniela Maturana, politóloga y exconcejal de Medellín, dice en entrevista con SEMANA que la historia del pueblo negro ha sido invisibilizada. "Hay que generar debates incómodos para cambiar esto", dice.

1 de junio de 2020
Daniela Maturana, exconcejal de Medellín. Foto: cortesía | Foto: Cortesía

Hoy, cuando el mundo tiene sus ojos en Estados Unidos por las protestas desatadas por actos racistas y abuso policial en contra de los afroamericanos, en Colombia un grupo de personalidades afro están levantando su voz para decir que el racismo no terminó el 21 de mayo de 1851 con la abolición de la esclavitud. Daniela Maturana, politóloga y exconcejal de Medellín, asegura que la discriminación es estructural y en muchos escenarios se ha normalizado.

SEMANA: usted ha señalado en varias ocasiones que en Colombia tenemos un vacío educativo que crea una especie de invisibilización histórica del pueblo negro en Colombia, ¿En necesario un modelo nacional de etnoeducación? 

Daniela Maturana: Es clave. Muchos de nosotros partimos de esto, porque si revisamos cómo fueron nuestros años en el colegio y la universidad los asuntos sobre diversidades étnicas o historia de las comunidades negras nunca lo contaron en los libros de ciencias sociales. Entonces, yo empecé con ese dolor de ¿por qué no me contaron un poco más de la historia de África? Y luego de eso, ¿por qué no nos contaron más de mercados trasatlánticos y cómo llegamos las personas negras al continente americano? Quería que nos contaran no solo lo negativo, sino también cómo se gestaron las civilizaciones en ese continente, así como sí lo hacen con las culturas europeas. 

No entendía por qué no se enseña en los colegios con la misma profundidad y sabiduría de la historia de las civilizaciones y reinados de África, y casi todos crecimos con una mirada de ese continente como el pobre, de las desigualdades, de los conflictos. Pero era que los libros no lo contaban, porque hubo un sistema político y colonial que invisibilizó esa historia. Nuestra historia no comienza con el proceso de esclavización, donde fueron secuestradas más de 12 millones de personas, despojadas de su identidad, territorios, familias y culturas.

SEMANA ¿Qué hacer para empezar a cambiar ese racismo estructural? 

D.M: Es importante que en los pensúm de los colegios y las universidades hablaran de todo esto, y lo digo yo como politóloga, porque nunca me lo contaron en los cinco años que estudié Ciencias Políticas. Si no le enseñamos eso a los jóvenes cómo van a entender ellos el porqué de nuestra diversidad, cultural, étnica, política y económica. 

SEMANA: ¿Solo la educación es la clave para combatir el racismo? 

D.M: La idea es empezar a transformar los imaginarios, estereotipos, porque cuando hablamos de discriminación, machismo, racismo, entre otros que son tan perjudiciales para la sociedad, mucho de esto obedece a desconocimientos, patrones aprendidos culturalmente y socialmente se convierten en normas. Hay que conversar, generar debates incómodos, alzar la voz, luchar, visibilizar para que haya incomodidad ayude a generar grandes cambios. Si bien la educación no es la única solución para que en este país haya menos discriminación, racismo y equidad, sobre todo en territiorios de vulnerabilidad, sí creo que es un factor fundamental para empezar a cambiar la narrativa y reconstruir la historia de la población afro en Colombia. 

SEMANA: ¿Cómo decirle a la gente en Colombia que hay racismo estructural y que eso afecta mucho más de lo que se cree? 

D.M. La educación es clave. Necesitamos que desde pequeñitos nos hablen de la diversidad. Mostrar la otra cara de la historia, esa en la que nosotros ayudamos a construir esta nación codo a codo. Debemos visibilizar a nuestros referentes en ciencia, tecnología, política, entre otros, para que los jóvenes negros tengan de quien sentirse orgullosos.

SEMANA: Hablemos de los micro-racismos camuflados en elogios y supuestos consejos, “es que tú eres negra, pero bonita” o “no deberías llevar el pelo de esa manera”...

D.M: Por ejemplo, llevar el pelo natural para algunas personas puede ser algo banal y estético, pero es un acto de resistencia súper fuerte, porque es decir: oiga, toda la vida nos controlaron la belleza y nuestra estética y nos dijeron desde la época de la esclavización que nos debíamos tapar, que nuestro pelo era feo, nos dijeron que estaba mal. Y aquí estamos en espacios de poder, de incidencia luciendo nuestra estética, sin escondernos más. Para cambiar esos micro-racismos es importante el papel de los medios de comunicación. En Estados Unidos, por ejemplo, hay un montón de deportistas de alto nivel, actores, productores que están tratando de contar las historias desde otra perspectiva. 

SEMANA: En Colombia, algunas personas se enojan cuando se les reclama por actos racistas. Dicen, por ejemplo: “Es que ustedes (los negros) son exagerados. Ustedes son los que están siendo racistas”. Entonces las personas negras se abstienen de generar manifestaciones para prevenir este tipo de respuestas…

D.M: En estos días hablaba con Goyo (de la agrupación Chocquibtown) de eso. Ella me decía es que nosotros estamos pidiendo nuestros derechos y no puede ser que por alzar la voz nos digan: es que ustedes son más racistas, ustedes son muy susceptibles, todo les parece mal, todo es segregar y generar sus propios ghettos. 

SEMANA: Las poblaciones con menos recursos económicos de Colombia están en el Pacífico, mayoritariamente son comunidades negras...

D.M: Las poblaciones afro tienen menos oportunidades. Y esas situaciones hacen que tengan menos diálogo con la academia, con empresarios, con el Estado y te lleva a convertirte en alguien invisible para la sociedad. Por eso se arman esos ghettos en las ciudades, como una medida para protegerse, porque dicen: el Estado no nos voltea a mirar, los empresarios tampoco, solo servimos para ser empleados domésticos o estar como obreros en construcciones. Hay que abordar esta problemática desde la educación, el desarrollo económico y el acceso a derechos fundamentales.