REGIÓN
En Cúcuta, el ramirismo sigue vivo
El exalcalde de la capital de Norte de Santander Ramiro Suárez, condenado por homicidio, ahora tiene casa por cárcel. Muchos, sobre todo las víctimas del paramilitarismo, temen que su poder se extienda aún más, con graves consecuencias para la región.
La era de Ramiro Suárez Corzo en Cúcuta no ha terminado. Todo lo contrario, tomó impulso con la decisión de un juez de concederle casa por cárcel el 24 de julio. Si desde La Picota daba las órdenes por Skype, ahora lo podrá hacer desde la sala de su casa. El ramirismo lo cuenta como una victoria, a tal punto que hicieron una canción que circula en redes para darle la bienvenida a la ciudad: “Cúcuta está de fiesta, porque Ramiro está de vuelta, está de nuevo en casa con la familia cucuteña”. En otros sectores hay desazón por la noticia, pero no sorpresa. Suárez le apostaba a salir de La Picota por dos vías: la justicia ordinaria y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). La primera se la concedió por haber cumplido nueve años de prisión de los 27 que cumple por el homicidio de Alfredo Enrique Flórez, exasesor jurídico de la Alcaldía, a manos de los paramilitares en 2003.
Así que, aunque podría pasar, Suárez no está en libertad gracias a la promesa de contar la verdad ante la JEP sobre más homicidios perpetrados durante su periodo como alcalde (2004-2007). Suárez Corzo fue el segundo parapolítico aceptado en la jurisdicción y su defensa había pedido su libertad transitoria, condicionada y anticipada. Sin embargo, no se la han concedido. Su expediente todavía está en revisión, porque contra Suárez hay dos procesos por homicidio: el de Flórez y el del defensor de derechos humanos Pablo Durán, que está en etapa de juicio. Por este último ya lo aceptaron en la JEP, pero por el de Flórez todavía falta definir si tiene relación con el conflicto armado y si el plan para reparar a las víctimas cumple los requisitos.
Las víctimas del paramilitarismo en la ciudad son las más preocupadas por la salida de Suárez de La Picota, porque aumenta su margen de maniobra. Un líder social amenazado por denunciar presuntas irregularidades de las administraciones pasadas teme que la violencia se recrudezca. “Ese señor prácticamente manda a callar al que hable. Muy pocas personas se atreven a denunciar”, dice. Otro líder le contó a SEMANA que “a las personas les da miedo salir en una foto o video en contra de ese señor, a que les den un tiro en la cabeza”.
Varias víctimas temen que la ciudad regrese al pasado. “Corzo hizo un pacto político con las autodefensas para que lo eligieran alcalde, luego les entregó la ciudad, porque mandaban en Cúcuta y el área metropolitana, ellos eran los que decidían qué se hacía y qué no. Asesinaron a más de 4.000 personas, todo eso fue producto del pacto político que está probado por los estrados judiciales”, advirtió Wilfredo Cañizales, defensor de derechos humanos y director de la Fundación Progresar. En 2004, Cañizales se atrevió a pedirle a Suárez desmovilizarse junto a las AUC.
“Yo no vuelvo a participar en política, no volveré a ser candidato en esta vida”, dijo Suárez Corzo al ingresar a la JEP el año pasado. Pero esto no quiere decir que no intente gobernar en cuerpo ajeno. “Él sigue con una incidencia muy grande en la política local, se dice que el candidato al que le dé la bendición arranca con 40.000 votos asegurados para la Alcaldía, el Congreso, la Gobernación o el Concejo”, dijo el periodista John Jairo Jácome. En 2015, el candidato del ramirismo, César Rojas, obtuvo 102.000 votos y ganó. Y en 2019, Jorge Acevedo, quien hizo alianza con Ramiro Suárez, consiguió 90.000 votos, lo que le dio una curul en el Concejo. El triunfo de Jairo Yáñez, ‘el viejito del megáfono’, fue un golpe inesperado para Suárez Corzo, que hasta el último minuto creyó que iba a ganar. Pero perder la joya de la corona no significó perder el poder.
En el Concejo, el alcalde Yáñez no goza de las mayorías. Su coalición tiene ocho concejales, contra los 11 restantes, tres de ellos del corazón del ramirismo, y otros aliados de su línea política. “No ha dejado de hacer presencia estando detenido. Su salida permite garantizar que su movimiento político se va a mantener, que va a volver a montar un representante a la Cámara. Tengo muy buena relación con Ramiro y todo su equipo y espero poder volver a contar con su apoyo”, dijo el concejal Acevedo, uno de sus ahijados políticos.
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En el mundillo político cucuteño dicen que Suárez le quitó el respaldo al representante a la Cámara Jairo Cristo (Cambio Radical) y que ahora quiere impulsar la candidatura de su hija Paola. También que está interesado en el éxito de la revocatoria contra el alcalde Yáñez, de quien aprovecha su inexperiencia política para desgastarlo. Ramiro Suárez cuenta con dos personas de confianza en los entes de control. En la Contraloría está Martha María Reyes, de la entraña del ramirismo, quien fue precandidata a la Alcaldía el año pasado. Y en la Personería estaba Martín Herrera, suspendido hace poco por la Procuraduría. Sin embargo, antes de irse alcanzó a suspender a cuatro secretarios del gabinete de Yañez, quien ha dicho que hará todo para que “no regrese la corrupción”.