política
Rapiña por la Vicepresidencia: así es la pelea por el cargo de Marta Lucía Ramírez
La eventual renuncia de Marta Lucía Ramírez ha desatado una puja de poderes por su reemplazo. Camilo Gómez y Ángela Ospina, los dos favoritos. ¿Por quién se inclinará Duque?
El reloj empieza a correr en contra de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien tiene prácticamente tomada la decisión de ser candidata presidencial. Si no quiere inhabilitarse, deberá renunciar en mayo, un año antes de la primera vuelta, según el artículo 127 de la Constitución. Pero si va a participar en la consulta de la derecha y la centroderecha en marzo de 2022, junto con otros precandidatos, tendrá que dejar su cargo en las próximas semanas. La funcionaria viene conversando con diferentes congresistas y, como dice una fuente, “si mucho pregunta es porque mucho quiere”.
El miércoles aceptó una reunión con alcaldes conservadores del Huila liderados por la senadora Esperanza Andrade, una de sus principales aliadas políticas. Hablaron de proyectos de inversión y algunos la llamaron ‘presidenta’, y ella sonrió. En las últimas semanas, Ramírez también se ha involucrado en temas sensibles ante la opinión pública, como la extraña muerte de la joven Ana María Castro en Bogotá, quien perdió la vida después de departir con un grupo de amigos.
Con las evidencias que han surgido, la vicepresidenta comparó el caso con el de Luis Andrés Colmenares, lo que desató una ola de reacciones en las redes sociales. El presidente del Partido Conservador, Ómar Yepes, quiere ver a Ramírez aspirando por ese partido, que “es su casa”, según sus palabras, pero la vicepresidenta lo duda. En ese movimiento hay heridas que no sanan. La mayoría de congresistas no le perdonan a ella que no haya tendido mayores puentes burocráticos con Duque.
Además, no sería la única con pretensiones de llegar a la Casa de Nariño desde el conservatismo. Ya oficializaron sus aspiraciones el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, el expresidente de Ecopetrol Juan Carlos Echeverry, el exministro Mauricio Cárdenas y los senadores David Barguil y Efraín Cepeda.
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No obstante, lo cierto es que la vicepresidenta no pertenece al partido, pues en 2018 se lanzó por firmas. Eso quiere decir que, si representa al Partido Conservador, tendría que inscribirse de nuevo en sus filas y competir en una consulta interna que le podría resultar innecesaria y engorrosa. Igualmente, mientras los demás precandidatos, a excepción de Barguil y Cepeda, nunca se han contado de manera directa en las urnas, ella obtuvo más de un millón de votos en la consulta frente a Duque y Alejandro Ordóñez. Así mismo, una reciente encuesta de Invamer le dio oxígeno a su campaña, ya que su imagen favorable pasó de 24 a 31 por ciento. Hoy la vicepresidenta contempla lanzarse como independiente, por medio de firmas. Y a la vez que ella hace consultas, se ha desatado prácticamente una rapiña entre los distintos sectores por su puesto en la Casa de Nariño, cuya única misión constitucional es suceder a Iván Duque en caso de una ausencia. De igual manera, las funciones concretas de la Vicepresidencia son las que ordena el presidente, lo que ha revivido el debate sobre la necesidad de mantener esta figura.
En todo caso, Yepes reclama para su movimiento la Vicepresidencia. “Ella está allí a nombre del Partido Conservador, entonces su reemplazo debería ser un conservador”, aseguró.
Esta tesis fue desmentida por el senador Fernando Nicolás Araújo, quien afirmó que el cargo debe ser ocupado por quien decida el Centro Democrático, pues ella y Duque se inscribieron por el uribismo. El balón está en la cancha de Iván Duque. ¿Qué decidirá? ¿Premiará a su partido o al conservatismo? ¿O escogerá a alguien de su resorte, como ha hecho en los últimos nombramientos? El abanico es grande y crece cada día. El nombre de Alicia Arango sonó con fuerza, dada su relación con el uribismo, pero prefirió vivir fuera de Colombia y ocuparse de la Embajada ante la ONU en Ginebra.
Otra candidata que suena bastante es la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, una ejecutiva con preparación, liderazgo y afinidad tanto con Ramírez, quien la llevó al Gobierno, como con el propio Duque. Con Orozco en la Vicepresidencia, el presidente de hecho ganaría por punta y punta: quedaría bien con el Partido Conservador y, de paso, con Ramírez, que saldrá a defender al Gobierno en medio de la campaña electoral. Sin embargo, algunos dicen que el papel de Orozco en el Ministerio de Transporte es tan estratégico para el remate de la gestión de Duque que preferirían que siguiera ocupando dicho cargo.
Por esa razón, en los últimos días empezó a tomar fuerza otro nombre que Duque ve viable: Camilo Gómez, exalto comisionado para la paz en el Gobierno de Andrés Pastrana y hoy presidente de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado. Se trata de un conservador de las entrañas de Pastrana, actualmente distanciado de Duque. En últimas sería una jugada que permitiría acercar nuevamente al expresidente, de cara a las movidas políticas de 2022. Gómez se la jugó por la paz en los frustrados diálogos del Gobierno y las Farc en San Vicente del Caguán, y fue protagonista en la coalición que permitió congregar a Marta Lucía Ramírez y a Iván Duque en las presidenciales de 2018. SEMANA supo que Gómez y la vicepresidenta cenaron esta semana en Bogotá.
Pero si Duque piensa en una persona de su entera confianza, la vicepresidenta sería María Paula Correa, jefa del gabinete y vista como el poder en la sombra en la Casa de Nariño. A pesar de sus grandes capacidades profesionales, algunos piensan que le falta sumar millas en experiencia pública, por ejemplo, al mando de un ministerio. En todo caso, es claro que María Paula es la mano derecha de Duque y seguirá desempeñando ese rol. Otra candidata que se menciona en los círculos políticos es la exfiscal general Viviane Morales, embajadora en Francia, quien goza del respeto y la aceptación de Duque. Con ella, además, se sumaría puntos en el cumplimiento de la ley de cuotas.
No obstante, su nombre genera controversia en el ala radical del uribismo, dadas las decisiones que ella tomó contra el exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias por el escándalo de Agro Ingreso Seguro.Según fuentes cercanas a Duque, en el abanico está asimismo Susana Correa, exsenadora y directora de Prosperidad Social.
Es una mujer con experiencia, que tiene el apoyo del presidente y hoy está al frente de uno de los desafíos más urgentes del Gobierno: reconstruir Providencia, devastada por el huracán Iota. El comisionado para la paz, Miguel Ceballos, es otro de los opcionados.
Adicional a ellos, también suenan la excanciller María Emma Mejía y la directora de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, Ángela Ospina, nieta del expresidente Mariano Ospina Pérez.
Duque no se referirá al tema hasta que Marta Lucía Ramírez haga oficial su renuncia. Lo seguro es que el presidente ya tiene una decisión tomada, y el criterio de selección será: que sea una persona con reconocimiento, de su confianza, y que le sume y no le reste en el tramo final de su Gobierno.