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Simón Borrero | Foto: KAREN SALAMANCA

EMPRENDIMIENTO

Rappi hace historia

La empresa de domicilios recibió la semana pasada una inversión por 1.000 millones de dólares, la apuesta más grande hecha jamás en una start-up latinoamericana. Su valor actual supera los 3.000 millones de dólares.

4 de mayo de 2019

Hace siete meses marcó un hito en la historia de la economía digital colombiana al convertirse en el primer unicornio –como se conoce a los emprendimientos que alcanzan un valor de 1.000 millones de dólares. Y ahora Rappi bate un nuevo récord como la primera start-up de Latinoamérica que recibe una inversión de 1.000 millones de dólares, por lo que su valoración ya supera los 3.000 millones. El año pasado, cuando alcanzó el estatus de unicornio, fondos de inversión internacionales inyectaron 230 millones de dólares a la compañía, menos de una cuarta parte de lo que la semana pasada puso sobre la mesa el poderoso fondo Softbank, uno de los más fuertes del mundo. Es claro que, en tan solo tres años y medio de existencia, Rappi ha marcado un antes y un después en el emprendimiento tecnológico en el país.

¿En qué va a gastar esos 1.000 millones de dólares? ¿Hasta dónde llegará Rappi en su expansión por el continente? ¿Cómo enfrentará los problemas regulatorios y las críticas al modelo de negocio? SEMANA entrevistó a Simón Borrero, CEO y fundador de la empresa, quien habló de estrategia, de innovación y de las claves del éxito de esta start-up, estrella y esperanza de la economía digital en el continente.

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SEMANA: La última ronda de inversión les deja un nuevo socio poderoso, Softbank, que inyectará 1.000 millones de dólares. ¿Cómo lograron eso?

SIMÓN BORRERO: Rappi ha crecido a un ritmo del 20 por ciento cada mes, y gracias a eso recibimos muchas ofertas interesantes y pudimos escoger el socio ideal de entre muchas propuestas provenientes de fondos de nivel mundial. Decidimos aceptar a Softbank por la visión de ellos de pensar en grande y de convertir a Latinoamérica en un continente de gran crecimiento. Teníamos comunión en lo que queremos hacer, porque hay inversionistas buscando éxito más rápido, otros están enfocados en el retorno. Pero Softbank está interesado en el largo término y en apoyar emprendedores que de verdad quieran hacer cosas de gran impacto mediante la tecnología, y eso es lo que queremos hacer nosotros. Rappi tiene hoy 3.000 empleados y ha generado oportunidades de trabajo a más de 50.000 ‘rappitenderos’ y si seguimos creciendo a este ritmo, en un año estaremos generando oportunidades a 500.000 de ellos en la región, y esa es una cifra relevante para nuestros países.

SEMANA: ¿En qué van a usar ese dinero?

S.B.: En dos cosas: Uno, seguir desarrollando la tecnología, con el objetivo de mejorarle la vida a los usuarios mediante machine learning e inteligencia artificial. Rappi hace bastante más que entregar hamburguesas; lo que hace es devolver tiempo a las personas para usarlo en lo realmente importante y convertirse en el control remoto de sus vidas. También vamos a invertir en el desarrollo de RappiPay, nuestro sistema de pagos, para evitar desplazamientos hasta el banco para hacer transferencias, pagar los impuestos y facturas. Todo eso se podrá hacer por Rappi, incluido transferir dinero a amigos en segundos, sin tener que inscribir cuentas. Los taxis de Bogotá se podrán pagar en breve mediante RappiPay. Los taxistas tendrán un código QR y los usuarios podrán pagarles con nuestra app.

Dos, vamos a hacer inversiones en los ‘rappitenderos’, como mejorar el algoritmo de la aplicación para que ellos puedan atender más pedidos por hora y así ganar más. Vamos a fortalecer el centro de servicio para ellos, vamos a contratar a cientos de personas más para que ellos reciban soporte y no pierdan tiempo, porque el tiempo para ellos es dinero. Y vamos a invertir en mejorar sus condiciones de trabajo. En solo Colombia vamos a invertir más de 800 millones de pesos en centros de descanso para ‘rappitenderos’, para que no tengan que ocupar espacios públicos, porque hay zonas en donde hay muchos ‘rappitenderos’ acumulados, y allí vamos a tener puntos de descanso, para que puedan tomar algo, ir al baño, cargar la batería de su teléfono y otras comodidades.

"Tengo una perspectiva bastante optimista. Veo una camada de emprendedores que no miden su éxito por el dinero, sino por el impacto que van a generar".

SEMANA: ¿Hasta dónde se proponen llegar? ¿Cuál es la meta más alta de Rappi?

S.B.: Tenemos la idea de desarrollar algo como la nueva generación de Alibaba y Alipay. Queremos ser la empresa de tecnología más importante de la región. La idea es volver a Rappi una super app en donde resuelves tu vida, pero eso no lo hacemos solos, necesitamos a otras start-ups que crezcan rápido gracias a vivir dentro del ecosistema Rappi. Así como las patinetas de Grin que tenemos hoy, vendrán muchas otras novedades, como doctores en casa, telemedicina y muchas otras, que facilitarán la vida a la gente.

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SEMANA: Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, también quiere hacer eso con WhatsApp, convertirla en una super app. ¿Será una dura competencia para ustedes?

S.B.: El de WhatsApp es un gran equipo, pero es pequeño, ubicado en San Francisco, y no tiene las botas en la calle. Y si uno quiere solucionar la vida a las personas, necesita trabajar con socios locales, dar oportunidades a los emprendedores locales, hacer alianzas con miles de minoristas y tiendas locales, y allí tenemos una ventaja. Porque somos locales y entendemos los dolores de la población, lo que nos hace más relevantes.

SEMANA: ¿Cómo lograr semejante nivel de éxito como el que ustedes han alcanzado en tan poco tiempo?

S.B.: Lo primero es creérnosla. Los latinoamericanos tenemos muchos límites mentales autoimpuestos, que nos hacen plantearnos ambiciones muy cortas. Y creer que podemos hacer cosas de talla mundial y de impacto en millones de personas nos permite hacerlas realidad. Lo que han hecho muchos emprendedores antes que nosotros, como David Vélez de Nubank y otros, nos ha permitido conseguirlo. Y Rappi va a ayudar a otros emprendedores que vienen atrás, a poner la barra más alta. Lo segundo es poner el foco en el crecimiento.

SEMANA: ¿Realmente las start-ups ayudarán significativamente a la economía colombiana?

S.B.: El país crece al 3 por ciento anual, y los colombianos deberíamos estar haciéndole barra al Gobierno en su plan estratégico para crecer 6 por ciento al año. El foco en los emprendimientos no es solucionar las cosas en el corto plazo, para estar bien en el corto plazo, sino crecer para generar bienestar. El país no se ha enfocado en el crecimiento y discute muchos temas relevantes entre la izquierda y la derecha, pero deberíamos sacar de la discusión política el crecimiento, porque eso es ciencia, no es para debatir. Ya lo hicieron China y Corea, países de izquierda y de derecha. China sacó a 750 millones de personas de la pobreza en los últimos 30 años. Tanto si se es de izquierda o de derecha necesitas que el país crezca. Esa obsesión por crecer hará que Colombia siga liderando en Latinoamérica, que surjan más emprendimientos, que los impulsemos y los ayudemos. Sobre todo, si son emprendimientos que generan oportunidades para cientos de miles de personas.

Y existe una fórmula para ese crecimiento económico, que consiste en invertir en innovaciones que crean nuevos mercados. Porque hay algunas para la eficiencia o para la rentabilidad, pero hay otras para la creación de nuevos mercados y eso es, un poco, lo que ha hecho Rappi.

SEMANA: Hay críticas al modelo de negocio, a las condiciones de trabajo de los repartidores. ¿Qué responden ustedes?

S.B.: Lo que tiene que mostrar Rappi es que en un año podríamos tener 500.000 ‘rappitenderos’, y eso, por supuesto, es importante para cualquier país y para cualquier gobierno. Estamos pagando 2,5 veces el salario mínimo por hora, en cada país en donde operamos. El nuestro no es un modelo diferente para evitar pagar prestaciones sociales, sino que en realidad es un modelo diferente. El 88 por ciento de los ‘rappitenderos’ se conectan 12 horas por semana a la plataforma. A la hora que quieren, no tienen compromiso, se pueden conectar y desconectar, y algunos se desconectan por un mes. Este modelo es el futuro, y le sirve al estudiante que puede generar ingresos en su tiempo libre para pagar sus estudios universitarios.

Es muy fácil decir, “¿por qué no los contratan a todos?”. Pues porque, uno, no quieren ser empleados, son estudiantes, son autónomos; y dos, porque obviamente no funcionaría el modelo. Hemos tenido conversaciones con gente de izquierda que es fan del modelo, porque genera oportunidades a la gente y democratiza la posibilidad de ganar ingresos extra. Y nos favorecen los resultados. Hemos generados más de 110 millones de dólares de ingresos adicionales para estos ‘rappitenderos’ en la región.

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SEMANA: ¿Es Rappi un caso aislado, o realmente algo está cambiando en la historia de la innovación en la economía colombiana?

S.B.: Tengo una perspectiva bastante optimista. Veo una nueva camada de emprendedores que no miden su éxito por cuánto dinero van a acumular, sino por cuánto impacto van a generar. Fruvana, por ejemplo, está acercando a los campesinos que producen frutas y verduras, directamente a los restaurantes, eso les da mejores precios a los campesinos. En China hay una start-up similar, que vale más de 20.000 millones de dólares. Otro ejemplo en Chiper, que quiere volver a las tiendas de barrio mucho más competitivas por medio de tecnología. Estamos a punto de ver nuevos emprendimientos que serán muy exitosos.

SEMANA: ¿Devuelve Rappi a la sociedad algo de lo que gana, mediante Responsabilidad Social Empresarial (RSE)?

S.B.: Rappi pierde millones de dólares cada mes; es una compañía todavía en formación, y reinvertimos todo el dinero en crecimiento. No estamos en esa etapa todavía de dar, pero hemos apoyado en Colombia al programa Holberton, con 600 millones de pesos, para formar jóvenes programadores de clase mundial. Aunque creo que la mejor forma de hacer RSE es seguir mejorando la tecnología y creciendo. Es mucho más importante generar oportunidades de ingresos para la población, que hacer obras de corto plazo. La responsabilidad, no solo de Rappi, sino de esta nueva camada de emprendedores, es sacar a millones de personas de la pobreza, por medio de la innovación y la creación de mercados.