JUICIO

La reaparición de los hermanos Rodríguez Orejuela

Miguel y Gilberto, otrora poderosos capos del cartel de Cali, declararon en el juicio a favor de los integrantes de su familia en el proceso que tienen por lavado de activos.

18 de febrero de 2016
| Foto: SEMANA

Hace 11 años fueron extraditados a Estados Unidos los capos del cartel de Cali, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y, desde entonces, no se les había vuelto a ver. Hasta este jueves, cuando reaparecieron ante un juez especializado de Bogotá.

La cita se dio en el marco del juicio que adelanta la Fiscalía contra integrantes de la familia Rodríguez por lavado de activos a través de la cadena de droguerías La Rebaja. En esta se vincula las actividades de esta empresa con los dineros del Cartel de Cali.

Como los hermanos Rodríguez son el origen de la investigación que se ha hecho a sus familiares, ellos mismos pidieron al ente acusador ser oídos.

“Ellos no tuvieron conocimiento del manejo de las empresas Droga la Rebaja. Mis hijos no son testaferros del narcotráfico”, señaló Miguel Rodríguez por videoconferencia desde una cárcel en Estados Unidos.

La investigación por esa cadena de droguerías ha puesto en aprietos judiciales a casi toda la familia. Hasta el momento han sido procesados 11 familiares y otras 33 personas han estado detenidas. Uno de los casos que más les preocupan a los hermanos es el de Jaime Rodríguez, el hijo de Gilberto.

Lleva detenido más de seis años a la espera del fallo. Si lo declaran culpable, ya habría pagado su pena. Según cuentan sus familiares, la condena sería de 60 meses y él ya lleva 100. Su hermano Humberto, quien también estaba en ese proceso, salió libre el pasado mes de enero.

El ente acusador estableció, teniendo en cuenta informes de Policía Judicial, que las empresas suscribieron contratos entre sí, los empleados de unas eran gerentes de otras y en algunas los hermanos Rodríguez Orejuela figuraban como accionistas, mientras que en otras aparecían de manera indirecta por medio de sus esposas o hijos.

Para esto, también se tuvieron en cuenta los testimonios de Guillermo Pallomari y Daniel Serrano Gómez, al igual que los acuerdos de culpabilidad de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela con las autoridades de Estados Unidos, en los que entregaban sus empresas para extinción de dominio. En estos acuerdos, los exjefes narcotraficantes aceptaban el lavado de dinero.

Para la Fiscalía, la cesión de las empresas a sus esposas, hijos, hijas, hermanos y sobrinos representan “simulaciones que constituyeron el medio del que se valieron los señores Rodríguez Orejuela para continuar su actividad de lavado de activos a través de tales empresas, al pretender dar apariencia de legalidad a los recursos que les generaba el narcotráfico”.