POLÍTICA

Rearme de Márquez y Santrich, oxígeno para el uribismo

El expresidente Álvaro Uribe ha mandado mensajes contundentes: derogar la JEP y fortalecer la seguridad democrática. El rearme de algunos cabecillas de las Farc influirá en las elecciones que se avecinan y fortalecerá el discurso uribista.

29 de agosto de 2019
El presidente Iván Duque tiene una oportunidad histórica. Como jefe de Estado dará la línea oficial a tomar. | Foto: Fotomontaje SEMANA

El ajedrez político cambió este jueves. El país amaneció con la noticia de que en el monte las disidencias de las Farc están empuñando las armas y anunciaron el inicio de una nueva guerrilla. La imagen de Iván Márquez, Romaña, el Paisa y Jesús Santrich vestidos de camuflado se convirtió en la peor pesadilla para los defensores de la paz, y en un factor que afectará las elecciones regionales y fortalecerá el discurso uribista.

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Fue el expresidente Álvaro Uribe el primero en hablar, incluso antes que el Gobierno nacional, para plantear una reforma estructural a los acuerdos de paz. Lo dijo desde Girón, Santander, donde se encuentra haciendo campaña por Ángela Hernández, candidata del Centro Democrático a la gobernación.

Los mensajes de Uribe son claros, primero quiere reformar la Jurisdicción Especial de Paz o derogarla. Esta no es una noticia nueva, pero sí una idea que recibe el impulso de la decisión de Márquez y compañía de volver a alzarse en armas, porque refuerza el discurso uribista de que el acuerdo de paz dejó “impunidad”.

En video: Iván Márquez, Santrich y el Paisa vuelven a la lucha armada y lo anuncian desde el monte



Ya lo había dicho Uribe hace meses: había que esperar que se dieran las “condiciones” -lo que llamó "hechos bochornosos"- para que calara en los políticos y la opinión pública la idea de derogarla. Por eso, las acciones inmediatas que tome la JEP en el caso serán clave. Rearmarse constituye un incidente de incumplimiento suficiente como para ser expulsados de la jurisdicción especial. Por el momento, la presidenta de la JEP, Patricia Linares, aseguró que actuarán con celeridad y rigor. "(El rearme) es una causal de expulsión de los comparecientes que se aplicará inequivocamente a quienes hayan incurrido en esa conducta", puntualizó.

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El segundo mensaje de Uribe es reforzar la seguridad democrática, bandera durante su mandato y promesa de campaña de Duque, para poder “capturar a esos bandidos”. La mano firme a la que apela el jefe del uribismo corresponde al reclamo del ala más dura del partido.

En el programa La Hora de la Verdad, el exministro Fernando Londoño, de la línea dura del uribismo, aseguró que “nunca hubo paz” y que los negociadores le “entregaron el país” a las Farc. “Ahora sale el presidente Uribe a decir que nunca hubo paz en Colombia, tiene toda la razón, ¿pero por qué inició negociaciones?, ¿por qué se dejó engañar? Porque son unos bandidos y lo engañaron”, reclamó en su programa matutino.

Con el anuncio de la "refundación" de una nueva guerrilla se crea un efecto dominó. Porque hay una idea que afecta en gran medida al acuerdo de paz y que desde el uribismo recalcan: Jesús Santrich es un congresista alzado en armas. Todavía no ha perdido su investidura, esto porque el Estado debe respetar el debido proceso. Santrich completó las seis fallas en plenarias de la Cámara y por tanto su proceso está en manos del Consejo de Estado. En el caso de Márquez, el Consejo de Estado decretó la pérdida de investidura en primera instancia, porque nunca se posesionó ni demostró razones de fuerza mayor para no hacerlo. Hay una “división estratégica los unos chupando Congreso y los otros echando bala en el monte”, recalcó Fernando Londoño.

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Una parte del país nunca digirió que los exfarc pisaran el Congreso sin antes purgar sus culpas en una cárcel. Por eso, el rearme de la guerrilla afecta tanto a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, la Farc, como partido político en su intento de surgir. Tienen candidatos en las regiones con los que aspiran a ganar mayor representación política, y sin duda la sombra de una guerrilla rearmada los afectará en las urnas. Como acción política, podrían sacar a los disidentes rearmados del partido, ante esta posibilidad Rodrigo Londoño no dio un sí definitivo, sino que insistió en que el partido lo decidirá siguiendo las reglas de la democracia.

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Mientras tanto, los defensores del acuerdo de paz intentan crear un muro de contención para mitigar el daño y enviar fundamentalmente dos mensajes: primero, que las disidencias son minoría y que el acuerdo sigue en pie; segundo, que se debe persistir en la implementación para darles garantías a los excombatientes que dejaron las armas, y en esta misma línea algunos le han reclamado al Estado por su incumplimiento.

Por otra parte, está la lucha contra el narcotráfico, una de las mayores banderas políticas del uribismo. Ahora con el rearme de los cabecillas de las Farc toma mayor fuerza. “Iván Márquez vuelve al terrorismo, como ya lo había hecho 11 jefes de las Farc. Además de impunidad y de curul, querían seguir manejando el negocio del narcotráfico. El acuerdo de La Habana es el proceso de desmovilización más costoso institucional para el país”, aseguró a primera hora Paloma Valencia en su cuenta de Twitter.

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Con la ‘refundación‘ de las Farc, el presidente Iván Duque tiene una oportunidad histórica. Como jefe de Estado dará la línea oficial a tomar. En los micrófonos de Blu Radio Rodrigo Londoño, jefe de la Farc, aseguró que este es el momento de que ellos, desde la legalidad, trabajen junto al Gobierno para salvar el acuerdo de paz. Este podría ser uno de los caminos que podría tomar Duque, por un lado atacar a los disidentes con la fuerza militar del Estado, y por el otro cumplirles a los excombatientes que defintivamente abandonaron las armas. En caso de que esta garantía no quede clara en su discurso y sus acciones, aumentará el peligro de que las disidencias se fortalezcan más rápido.

Por el momento, la vocería la tomó el alto comisionado de paz, Miguel Ceballos, quien aseguró que el Gobierno está 100 por ciento comprometido con la implementación del acuerdo con quienes genuinamente quieren la paz. Y reafirmó tres ideas más: primero que el régimen de Nicolás Maduro está apoyando tanto a las disidencias de las Farc, como a los cabecillas del ELN, quienes estarían en Venezuela. Segundo, pidió que se hagan efectivas las circulares rojas de Interpol -hace pocos días se hizo oficial la notificación contra Santrich-. Tercero, aseguró que todavía las nuevas Farc son débiles militarmente.

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“Sí es un anuncio muy preocupante, muestra algo de la debilidad de la banda de Iván Marquez, porque recurre al ELN, quiere decir que está bastante solo”, explicó Ceballos a Blu Radio.

Este es un momento político que el uribismo aprovechará, le da oxígeno a su discurso, no solo en las elecciones regionales que se avecinan, sino al resto del gobierno de Iván Duque, que en los últimos meses habían bajado en aprobación. Además, le da argumentos adicionales para señalar al gobierno de Juan Manuel Santos, en la búsqueda de culpables. Con el rearme de las Farc, el uribismo tiene un blanco al cual apuntarle y al cual derrotar con la premisa de la seguridad democrática.