Elecciones 2022
Redes sociales: la nueva plaza pública de la campaña
De poco sirve tener una multitud agitando banderas en una plaza, cuando la mayoría de los ciudadanos toma decisiones a partir de la información que recibe en su celular, en el mundo digital.
En menos de 15 días, la campaña presidencial dio un vuelco total. La plaza pública, con multitudes vitoreando a los candidatos, que había sido el escenario con el que hasta hace apenas dos semanas medían fuerzas los aspirantes presidenciales, dejó de ser la protagonista.
El nuevo campo de disputa para la segunda vuelta se trasladó a las redes sociales, un escenario de mensajes cortos, llamativos, pero contundentes. Ya no se habla de popularidad, sino de viralidad.
El estilo de hacer campaña llenando plazas fue el escenario principal de las campañas hasta comienzos de este siglo. Jorge Eliecer Gaitán, quien llenó la Plaza de Bolívar de Bogotá; Alfonso López, quien despertó el fervor liberal, y Luis Carlos Galán, quien fue asesinado en medio de una manifestación política, pasaron a la historia como grandes oradores en las plazas públicas.
En medio de esta campaña, Gustavo Petro intentó revivir el fervor por los discursos ‘veintejulieros’, con multitudes agitando las banderas de su candidatura. Y en buena medida lo logró. Según datos de su equipo, desde que lanzó su aspiración presidencial hasta las votaciones de la primera vuelta, logró llenar 120 plazas en el país.
Pero con el paso de Rodolfo Hernández a segunda vuelta, el escenario cambió por completo. El ingeniero logró convertirse en un fenómeno político, con cerca de 6 millones de votos, haciendo campaña prácticamente encerrado en su oficina, con el celular como su mayor herramienta.
De nada le sirve a Petro reunir a sus seguidores en una plaza, cuando el ingeniero atrae más atención con una transmisión de Facebook desde la cocina de su casa.
Esta forma de comunicación, contrario a la plaza pública, resulta sencilla y económica. No hay que movilizar buses, refrigerios ni pagar comida y transporte de la comitiva que acompaña al candidato. Además, se convierte en una manera segura de hacer campaña, en momentos en los que los ánimos están caldeados y ambos candidatos han recibido amenazas de muerte. Ir a una manifestación política de grandes magnitudes les significa arriesgar su vida.
Es por eso que la segunda vuelta se ha visto inundada de videos, GIF, TikToks, reels, trinos, fotomontajes y demás recursos audiovisuales que buscan captar el voto del ciudadano desde el mundo digital.
Pero también estas plataformas han propagado noticias falsas, descalificaciones, ataques a la integridad personal y mensajes que se sacan de contexto para afectar al otro. Por ejemplo, se viralizó un video en el que Hernández supuestamente habla de ampliar la jornada laboral, pero en realidad el candidato se refería a cómo será su trabajo en caso de llegar a la Presidencia. Dice que él empezará a trabajar desde las 6:00 de la mañana.
Por su parte, de Petro se dijo que había prometido guerra si no ganaba las elecciones, algo que el aspirante del Pacto Histórico no ha dicho.
Está claro que las redes sacan lo mejor, pero también lo más rastrero de la política.
Un lenguaje Rodolfo
El que mejor ha aprovechado las bondades de las redes es Rodolfo Hernández. El exalcalde de Bucaramanga se muestra tal cual es en el mundo digital, sin filtros ni protocolos.
No tiene problema en subir un día un video sosteniendo un pato adoptado para rechazar el fracking, luego tomarse una foto columpiándose en una máquina de ejercicio de un parque para hablar de la importancia del deporte y horas después lanzar un trino pegándoles un madrazo a los “politiqueros” culpables de “la robadera”.
Este estilo simple y sin filtros le ha servido para construir comunidad en redes con mayor presencia juvenil como Instagram o TikTok. En esta última red social se han hecho virales videos suyos en los que baila y posa al ritmo de canciones, que tienen hasta 3 millones de reproducciones. Y ya suma cerca de cinco millones de likes.
Pero también ha usado las plataformas más tradicionales para responder a los ataques que en los últimos 15 días han arreciado en su contra. Por ejemplo, esta semana se sentó junto a su fórmula vicepresidencial, Marelen Castillo, a conversar en una trasmisión por Twitter y Facebook para despejar las dudas sobre su supuesto machismo y misoginia.
El streaming parecía más una charla de cafetería, sin protocolos ni filtros. Hernández aseguró que le gusta más gobernar con mujeres y le dijo a su fórmula vicepresidencial que les iba a tocar trabajar duro, así que no se pusiera a “almorzar bocachico” porque solamente iban a tener media hora de almuerzo.
Este mismo formato lo utilizó para dar su discurso de aceptación de los resultados de la primera vuelta. Habló por Facebook desde la cocina de su casa, frente a la pantalla de su celular. El mensaje fue visto por cerca de 3 millones de personas en redes sociales y transmitido por los medios de comunicación.
Estas impresionantes cifras no se basan necesariamente en el número de seguidores que tiene el exalcalde de Bucaramanga en sus redes, pues en este aspecto está por debajo de su contendor. En Instagram, por ejemplo, el ingeniero tiene 667 mil seguidores, muy por debajo de Gustavo Petro, quien marca un millón de seguidores en esta plataforma. En Facebook el panorama es similar.
Uno de los secretos detrás de estas cifras —además de la cercanía que logra con el ciudadano por su discurso coloquial— es una poderosa ‘pirámide digital’ que impulsa al líder santandereano y se asemeja mucho a las organizaciones multinivel que tienen presencia en el mundo.
Se trata de rodolfistas.com, una plataforma en la que los ciudadanos se inscriben y de inmediato pueden unirse a los grupos de WhatsApp del candidato, que están segmentados por ubicación geográfica y en algunos casos por edad. Ya hay más de 30 grupos de chat.
En los grupos, Hernández les envía mensajes en un tono cercano. La comunicación es directa, de tú a tú. Además, allí se distribuye material de campaña. No hay que ir a ningún sitio para obtener diseños de estampados de camisetas o volantes o microperforados, por los chats envían todo el contenido y cada ciudadano lo imprime.
Pero el elemento más llamativo es que, para ser más relevantes en esta red, los ciudadanos deben enviar el enlace de esta plataforma a sus amigos y pedirles que se unan. Entre más referidos tenga el usuario, más puntos obtendrá para ascender en el ranking que está al inicio de este aplicativo, en el que aparecen los 50 con mayor puntuación.
“Tenemos un eje estructurante que es decir la verdad y afianzar en las neuronas de los colombianos que lo que decimos tiene respaldo”, le dijeron a SEMANA de la campaña de Hernández
Hernández está muy pendiente de las interacciones en sus redes. Cada semana su equipo de comunicaciones le informa sobre las métricas de sus interacciones en redes sociales. De vez en cuando llama a Luisa Olejua, quien lidera la estrategia digital de la campaña, y le pregunta cómo van las reproducciones de sus videos en TikTok, Twitter y Facebook.
“Él pregunta por las métricas y le informamos cuántos seguidores han subido, cuál ha sido la mejor publicación de la semana, entre otros datos”, resume Olejua.
Petro, el experimentado
Si bien su estrategia en un principio era otra, Petro no es ningún novato en la estrategia de redes. Lleva años haciendo oposición desde Twitter. El candidato del Pacto Histórico es uno de los líderes con más seguidores en redes sociales. En Twitter ha logrado más de 5 millones de seguidores, el doble de los que tiene el presidente Iván Duque.
Petro usa las redes sociales de una manera distinta a Hernández. La base de su éxito no es la curiosidad o subir contenidos disruptivos, como lo hace el exalcalde de Bucaramanga, sino la masividad de sus mensajes. Busca posicionar tendencias.
Para ello se apalanca, no solo en su equipo de redes, sino en un amplio grupo de influencers petristas, con un gran número de seguidores, quienes no necesariamente están bajo el control de la campaña del candidato, pero ayudan a masificar sus mensajes. Algunos lo llaman la bodega de Petro.
Estos influencers han sido claves en momentos críticos de la campaña. Por ejemplo, cuando estalló el escándalo por el llamado perdón social —tras la visita de Juan Fernando Petro, hermano del candidato, a presos en La Picota—, el petrismo buscó imponer la tesis de que había existido un “entrampamiento” y esta idea se masificó en redes sociales. Incluso, se fueron lanza en ristre contra los medios que publicaron esta información.
También han sido fundamentales a la hora de difundir contenido para atacar a Hernández. Así ocurrió con el video en el que el ingeniero habla de que su jornada como presidente, en caso de ganar la elección, empezaría desde las 6:00 a. m., pero los influencers afines a Petro difundieron solo un fragmento e hicieron creer que el exalcalde de Bucaramanga estaba hablando de ampliar la jornada laboral.
Está claro que existe una estructura organizada encargada de viralizar mensajes de manera coordinada.
Claro que el candidato del Pacto Histórico también ha buscado difundir otro tipo de contenido. Hace pocas semanas se posicionó una tendencia denominada “PetroMeQuiere”, a raíz de una estrategia que desarrolló la campaña en Instagram.
Consistía en que a todo aquel que le escribiera un mensaje en Instagram le aparecía un mensaje predeterminado que terminaba con las palabras “Te quiero mucho”,
“Hola ―el nombre del usuario que le escribe― gracias por visitar mis redes sociales. Estamos trabajando para lograr la Presidencia de Colombia y acabar, por fin, con la corrupción y la guerra. Te quiero mucho”, indicaba el mensaje.
Las plataformas que más utiliza Petro son las que más se prestan para que actúen los influencers: Twitter y Facebook; contrario a las que más caracterizan a Hernández: Instagram y TikTok.
La segunda vuelta presidencial vive un agudo pulso, el partido final se jugará el 19 de junio en las urnas, pero el árbitro están siendo las redes sociales.