El rumbo para los bicitaxistas en Bogotá

Cerca ala estación de TransMilenio de Toberín, sobre la Calle 165 con autopista, unos 20 bicitaxis esperan clientes sobre la acera. En el lugar hay varios puestos de vendedores de frutas, flores, juegos de mesa, medias, empanadas y accesorios de celular. “Cantalejo, Brisas, Julio Mario, Portal Norte, Santa fé”,  vocifera un hombre que invita con un pañuelo a subirse al vehículo. Sobre la Autopista también una fila de personas esperan a uno de los buses SITP. Pasan varios minutos. Algunos terminan por rendirse y se suben al bicitaxi.  

El recorrido hasta Brisas cuesta 1.000 pesos, pero algunas tarifas pueden llegar hasta 5.000, según la distancia. Una vez se suben dos personas el bicitaxista arranca el motorcito, que desprende un olor a gasolina penetrante y un sonido que aturde. En su trayecto alcanza una velocidad nada despreciable, al nivel de algunos carros y para esquivar algunos huecos hace zig zag  sin problema. Mientras tanto, los pasajeros se sostienen difícilmente enlas barandas del triciclo. El conductor, venezolano, no se atreve a decir cuánto gana ni cuánto le da a quien le alquila su aparato. Solo cuenta que le da lo del diario y con eso puede enviarle a su familia algo de plata a Venezuela al final de la semana.  

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Lo que sucede en esta estación de TransMilenio se repite en casi toda la ciudad. Los bicitaxis llegaron hace 18 años, por lo visto para quedarse. Desde entonces han funcionado como pueden, sin regulación alguna. Solo desde el año pasado el Ministerio de Transporte promovió la Ley 1753 que reglamenta este sistema de transporte. Hay varias normas en proceso, como establecer las condiciones mínimas de ese tipo de vehículos para funcionar, porque en este momento son muy artesanales e inseguros. 

Pero a las secretarías de cada ciudad les corresponde hacer varias tareas. Entre ellas están reglamentar lo técnico, lo legal y lo financiero. Es decir, establecer las zonas de operación, las fichas —seguramente similares a las de los taxistas—, el control y revisión de mantenimiento, las pólizas de seguro, el  entrenamiento de los conductores, las tarifas y los registros de propiedad, entre otras.

El secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo, informó sobre los avances. Por ahora, además de recoger ideas ya aplicadas en otras ciudades, avanzan en el censo para conocer la situación real de los pequeños empresarios, de los conductores, de sus familias, de los usuarios que las usan, de los vehículos y de las zonas donde operan.

Según el último estudio, hecho por la Universidad Nacional en 2013, en Bogotá hay 3.054 bicitaxis. Estos se concentraban en Kennedy y Bosa. Pero esto ha cambiado en los últimos años y ya hay bicitaxis en Antonio Nariño, Mártires, Puente Aranda, a lo largo de la Autopista Norte y en Engativá.

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Para comenzar, los bicitaxis deberán acoplarse con la Visión Cero, una campaña de esta administración para evitar muertes en las vías. Además, la secretaría quiere reglamentar la distancia aceptable para estos vehículos. No deberían salir de un radio de 1,6 kilómetros, ni circular por las principales vías de la ciudad. Por otro lado, no pueden tener motor de combustión interna, lo que plantea un reto pues la mayoría de bicitaxistas los usan para hacer recorridos más largos y así obtener más ganancias.

Al respecto, Bocarejo dijo que están haciendo operativos y controles. “Sabemos de los bicitaxis con motor pueden ser peligrosos porque alcanzan velocidades de más de 30 o 40 kilómetros por hora, pero además generan contaminación del aire y auditiva”. Desde que empezaron estos controles aumentaron los comparendos en 184 por ciento y los operativos en 118 por ciento, y en 2018 inmovilizaron 918 de estos tricilos.

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El Ministerio de Transporte dice que los bicitaxis solo podrán tener pedaleo asistido eléctrico. Algunos dueños piden al distrito que les den el tiempo para adaptarse a los requerimientos. “Pero claro que nos interesa funcionar bien para tener más clientes y ofrecer un servicio más seguro”, dice Joan, uno de los bicitaxistas.  Según el Min Transporte, tienen dos años para implementar esa reglamentación aún no definida.

La secretaría está ad portas de licitar el estudio de circulación que indique  las condiciones mínimas para garantizar la seguridad, cuántos pasajeros deben llevar y cómo acceder a este servicio. En 2020 debería entrar en plena vigencia la reglamentacion.

Dario Hidalgo, experto en movilidad, le dijo a SEMANA que todo ello también mejorará las condiciones laborales de los bicitaxistas pues muchos trabajan demasiadas horas y no tienen vinculación laboral. “En este momento hay un desequilibrio. Estos hombres tienen que cumplir una cuota pero no tienen  seguridad social y corren con todos los riesgos”. El experto también dijo que podrían apoyar el turismo de la ciudad y servir donde efectivamente pueden ser útiles. Pero no como reemplazo del SITP.   

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